Los estudiantes chilenos continúan luchando por una educación pública gratuita y de calidad. Seis años después de que estalló la crisis las manifestaciones siguen en las calles y varias ciudades de la nación austral. A pesar de que han bajado en participación, las protestas producto del descontento popular, confirman que no cesarán hasta tanto no se cumplan los requisitos.
Los alumnos de la enseñanza secundaria y universitaria mantienen la toma de escuelas, paros, huelgas de hambre, marchas. La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) anunció que las marchas tienen como lema Educación en crisis y que siempre se han realizado pacíficamente.
Otras organizaciones, como la Federación de la Universidad de Chile, señaló que efectivos policiales, con carros lanza agua y gases, han cortado la protesta a la altura de Alameda con calle San Francisco.
Según los estudiantes secundarios, universitarios y el Colegio de Profesores, estas convocatorias se hacen para denunciar el estado de la educación chilena y demandar cambios en el desigual sistema de enseñanza del país sudamericano.
Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) este redujo a menos de la mitad el aporte estatal al sector educativo, palpable en una serie de reformas liberales que provocaron altos índices de segregación.
Sus reformas —mantenidas en la actualidad—, dejaron en manos privadas la mayor parte de la educación e incrementaron hasta casi un 80% el aporte familiar al financiamiento de la enseñanza superior, una de las más caras del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Para tener una idea, en la nación sudamericana una familia con dos hijos en la universidad paga 2 000 dólares en mensualidades. Como el 90% vive con menos de esa cantidad como ingreso mensual, los jóvenes se endeudan para estudiar. En ese afán asumen créditos por hasta 60 000 dólares que pagan durante años.
Es por ello que el reclamo de una educación de calidad, gratuita y administrada por el Estado; así como la rebaja de intereses en los créditos universitarios y la prohibición del lucro en el sector, son demandas permanentes dentro del estudiantado.
El fenómeno no es nuevo, pero la respuesta gubernamental siempre ha sido reprimir las protestas y evitar el diálogo y la concertación.
En el año 2011 Chile vivió las manifestaciones más masivas desde el fin del régimen militar. El trasfondo es la desigualdad, pues en la nación chilena con lo que ganan la mitad de los hogares solo alcanza para costear los estudios.
Lograr el entendimiento mediante la comunicación podría ser el primer paso para resolver un conflicto que lleva años sin solucionarse.
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