24 mar. 2021
Atilio Borón
La agresión que Washington lleva a cabo en contra de Cuba, Venezuela, Irán y otros países es una flagrante violación de los derechos humanos ya que tiene como propósito destruir los fundamentos materiales y espirituales de una sociedad; es decir, el bienestar, la felicidad y la libertad de sus habitantes. En otras palabras, es un crimen de lesa humanidad que, sin embargo, no conmueve a los organismos internacionales que deberían exigirle a Washington que ponga fin a esas políticas, ni a las tantas ONGs, supuestamente interesadas en garantizar el respeto a los derechos humanos, que miran para otro lado cuando se trata de condenar los crímenes del imperio en los países arriba mencionados como en tantos otros.
Para los que estiman que estoy exagerando les sugiero visitar la página de Human Right Watch dedicada a Venezuela y comprobarán que estoy siendo demasiado bondadoso en mis críticas. Allí (https://www.hrw.org/es/americas/venezuela) puede leerse, textualmente, que:
“Venezuela atraviesa una emergencia humanitaria sin precedentes con grave escasez de medicamentos y alimentos a la cual las autoridades venezolanas no han respondido adecuadamente. En 2019, el presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó se declaró jefe de Estado y pidió al pueblo y a las Fuerzas Armadas que lo apoyaran. El país continúa en un impasse político.”
Esta organización, como tantas otras de su tipo que proliferan entre los países sometidos al imperialismo, nada dicen sobre las causas de la “emergencia humanitaria” y la falta de “medicamentos y alimentos”. La razón: son organismos de pantalla del gobierno de Estados Unidos, que por eso les destina enormes recursos para propalar mentiras como las que acabamos de citar más arriba.
Cada vez que Human Rights Watch (o alguna otra ONG de su tipo) hace alguna declaración o produce algún dictamen sepan que quien realmente habla y condena es el gobierno de Estados Unidos. Y que va a mentir como invariablemente lo hace la Casa Blanca cada vez que pronuncia alguna declaración sobre los países víctimas de su bárbara agresión. Mintió cuando aseguró al mundo que había armas de destrucción masiva en Irak, y no había; y cuando dijo que el gobierno de Libia había disuelto a sangre y fuego una manifestación opositora en Bengazi, y nada había ocurrido en esa ciudad; y las que dijo durante 18 años sobre Afganistán, según demostrara el Washington Post en su edición del 9 diciembre de 2019, con el solo propósito de favorecer los negocios del complejo militar-industrial financiero.
Enumerar las mentiras de la Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos (reproducidas por fraudulentas organizaciones como Human Rights Watch) llenaría centenares de páginas. Alguien deberá realizar esa tarea algún día de estos.
Final: para comprender lo que realmente está ocurriendo en Venezuela recomiendo leer esta breve nota que añado a continuación.