11 may. 2021
Carlos Echazú Cortéz
Mientras que la derecha golpista se empeña en negar que lo que hicieron en noviembre de 2019 fue un golpe de Estado, datos inequívocos al respecto van saliendo a la luz pública dotando de mayor claridad al panorama.
Esto implica obviamente mayores problemas para quienes se han posicionado, cual avestruz, metiendo sus cabezas en huecos, pretendiendo que lo que ellos no ven, pues nadie lo ve. De este modo han actuado respecto a los incontables datos concretos que evidencian el golpe de Estado. Simplemente no se refieren a ellos y creen que de ese modo, solucionan su problema. Así por ejemplo, han ignorado completamente que paramilitares secuestraron al hermano del entonces presidente de la Cámara de diputados, Víctor Borda, que a diferencia de la autoproclamada, él sí se encontraba en la lista de sucesión constitucional y además incendiaron su casa, con la amenaza explícita que debía renunciar a su cargo de presidente de diputados. Ese hecho, por sí solo, pone al descubierto el golpe.
Así tenemos una infinidad de sucesos, como el despliegue de paramilitares para aterrorizar a la población indígena en coordinación con un «Motín» policial, que lo ordenaron desde la oficialidad, pues al igual que el ejército habían «cerrado» con el padre de Camacho para no «reprimir» a la manifestaciones de los blanquitos pititas, mientras podían no más meter bala a las protestas de los indios, como lo hicieron en Sacaba y Senkata. Del mismo modo, la autoproclamación de Añez, sin estar mencionada en la lista de sucesión, en recinto parlamentario vació, con el corolario de la imposición de la banda presidencial por un militar en traje de campaña. Todo esto atestigua y demuestra el Golpe.
Bueno, todos esos hechos y otros, como el conciliábulo en la Universidad Católica o la «sugerencia» de renunciar formulada por el Comandante de las Fuerzas Armadas en traje de campaña (esa vestimenta tiene su significado y su razón de ser) son ya ampliamente conocidos.
Lo que poco a poco comienza a conocerse es el arribo de Añez a la ciudad de La Paz el lunes 11 de noviembre. Los detalles van siendo publicados por los medios y revelan también el golpe de Estado. La Razón publicó el 2 de mayo un artículo en el que revela que Añez tenía la intensión de tratar las renuncias de Evo y de García Linera antes de autoproclamarse, algo que finalmente no hizo. Sin embargo eso no es lo más importante de las revelaciones. Se dice que llegó a La Paz el 11 de noviembre en un helicóptero de la Fuerza Aérea y luego trasladada al palacio de gobierno en una cápsula de seguridad de policías motorizados, vehículos blindados y «hombres de negro» (sic !). Allí -continua el periódico- la recibió Tuto Quiroga, a quien líneas abajo describe como al «operador político de la transición» y otros de sus colegas senadores de Unidad Demócrata (UD).
Ahora bien, al respecto cabe preguntarse. Si las Fuerzas Armadas y la policía no estaban comprometidas de antemano con la toma del poder por Añez y la oposición, ¿por qué razón entonces la trajeron a la Paz en helicóptero?. Esa no fue de ningún modo la atención que prestaron las fuerzas de seguridad al resto de asambleístas. Por el contrario, a los Asambleístas del MAS, les impidieron el ingreso a la Asamblea. Esto demuestra irrefutablemente que militares y policías ya actuaban, antes de la autoproclamación de Añez, en coordinación con los golpistas. También se demuestra que Tuto Quiroga dirigía esas operaciones. No fue solamente, como lo ha denunciado Teresa Morales, ex ministra de Evo, que Tuto ordenaba a la fuerza Aérea, desde el conciliábulo de la Universidad Católica, para que saliera el avión mexicano para evacuar a Evo. También instruía a las fuerzas de seguridad, policías y militares para que trajeran a Añez a La Paz para que horas después se autoproclamara. la cosa queda entonces muy clara. Tuto Quiroga, que en ese momento, formalmente hablando era un don nadie, había obtenido que los militares sacaran a Evo de Bolivia y, por otro lado, que trajeran a Añez a posesionarse. Eso sólo podía hacerlo alguien que operaba como agente de la CIA, a quién obviamente se subordinaban militares y policías.
El Rol de la CIA, con su operador Tuto Quiroga, queda al descubierto.