8 abr. 2021
Alrededor de 14 000 menores viajaron desde Cuba a Estados Unidos, entre 1960 y hasta 1962, en que presuntamente culminó la Operación Peter Pan. Un inédito secuestro masivo de infantes hace 60 años en que el Departamento de Estado emitía las visas waivers solamente para los niños a través de la Iglesia Católica. Este fue el patrón por más de dos años, durante los cuales los pequeños llegaban a Estados Unidos solos, sin la compañía de sus padres. Más tarde, muchos se reunieron con sus hijos, pero algunos nunca lo hicieron.
La patraña, según la cual el gobierno revolucionario iba a quitarles los hijos a sus padres, privándoles de la patria potestad, fue echada a circular por la CIA y la contrarrevolución. ¿Qué sucedió con aquellos miles de niños cubanos? Situados en orfanatos, campamentos o dependencias de la Iglesia Católica, si tuvieron suerte fueron tratados bien, pero para otros no fue así, algunos resultaron objeto de abuso por los curas.
Hace unos años algunos de ellos visitaron la Isla, y en un diálogo con La Colmenita, les preguntaron si ellos sabían quién era Peter Pan. Una pequeña dijo que era un niño que no le gustaba crecer, y que vivía en el país del Nunca Jamás. Uno de los visitantes les refirió que ellos, un día, viajaron solos, a un país que no era el suyo, a veces con hermanos y a veces solitos, donde nadie hablaba español, todo el mundo hablaba inglés, que perdieron los amigos que tenían aquí, que pasaron mucho tiempo sin los padres, y algunos nunca más los vieron, que eso era parte de la historia; y otro de los Peter Pan expresó: “Lo más importante que debe tener este cuento es que esto no vuelva a pasar, no solamente en Cuba, en cualquier país del mundo, que puede pasar y que ha pasado…”.
Para entender a los niños Peter Pan Cubadebate recoge hoy fragmentos del libro Operación Peter Pan: Cerrando el círculo en Cuba, basado en el documental de Estela Bravo que puede ver más abajo. Las respuestas a las preguntas sobre una de las páginas más tristes de la historia en las voces de sus protagonistas.
¿Qué pasaba cuando los niños llegaban a Estados Unidos?Mi nombre es Elly Vilano Chovel y soy uno de los niños Pedro Pan. Era una niña de catorce años cuando mis padres decidieron enviarnos a mi hermana y a mí a los Estados Unidos, lo que cambió totalmente mi vida.“Cuando llegamos a Estados Unidos mi hermanita María del Carmen y yo fuimos a parar a un campamento que se llamaba Florida City. Era un lugar donde había mucho calor. Éramos doce niñas en una sola habitación, dormíamos en literas. Nosotras jamás nos habíamos separado de nuestros padres. Después nos dieron una casa de crianza. ¡Éramos tantos niños en Miami! Se abrieron becas en escuelas, orfanatos, reformatorios, dondequiera que hubiera cupo para un niño. Aquí en Miami, en los campamentos, eran cientos y cientos de niños”.
“Yo estaba completamente segura de que nosotros veníamos solamente por unos meses y de que regresaríamos a nuestra patria, pero cuando la Crisis de Octubre se me cayó la venda de los ojos. Me di cuenta de que habíamos sido una ficha en esa gran escena de la guerra fría, que quizás no iba a ver a mis padres de nuevo, que quizás no iba a pisar mi tierra de nuevo, que quizás iba a haber una guerra mundial y que moriríamos todos, y yo quería morirme en la tierra donde nací y no en Buffalo, debajo del hielo, y me dije: ´¿Cómo es posible que nos hayamos ido así y ya?´. Fue una tristeza enorme, me di cuenta de que esa separación no había sido nada temporaria”.
Mi nombre es Silvia Wilhelm y mi nombre de soltera es Silvia Hernández Milanés y Teurbe Tolón, bastante largo.“Buffalo es una ciudad muy fría en el invierno, muy triste, porque nunca sale el sol, y yo venía de Cuba, del trópico. Fue un tiempo muy deprimente, llorábamos siempre, nos faltaba nuestra familia, nos sentíamos sumamente solas, me sentía muy sola. Recuerdo que miraba al cielo día tras día, y veía aquellas nevadas y me ponía a llorar, a llorar y a llorar, sin saber qué iba a pasar”.
María de los Ángeles (Candi) Sosa. Cantante y compositora. Salió de Cuba a los diez años de edad, junto a su hermana mayor y su hermanito de nueve años.“De Miami nos mandaron para Long Beach, California, con una familia. El señor que supuestamente estaba tomando el lugar de mi padre me trató con desamor, falta de respeto, violó. Sé que era asqueroso para mí, que le tenía un miedo terrible, que me sentía encarcelada dentro de ese carro y que salía corriendo a confesarme. No se cuántas veces sucedió, lo que sé es que él me daba un dólar para que no dijera nada, me llevaba a una tiendecita y yo compraba unos carritos para armar, lo único que sé es que tenía muchos carritos”.
Mi nombre es Francisco Méndez Diez. Soy pintor. Resido en Boston, Massachusetts. Nací en Holguín, Cuba. Residía en La Habana y llegué a los Estados Unidos el 22 de febrero de 1962.“Fue duro y lo peor del caso fue la hipocresía de todo el programa. A veces veo esos libros que se escriben sobre el proyecto Peter Pan que dicen: ´Yo estuve en Matecumbe, en Matecumbe había actividades para los niños…´. ¡Eso es mentira, no había ninguna actividad, no había clases, no había ninguna forma de entretenimiento! Nosotros estábamos ahí, en medio del Everglades, y durante el día podíamos hacer lo que nos diera la gana, mirando, cazando moscas, mirando las moscas volar, jugando con las culebras o fajados unos con los otros, discutiendo o soñando con cuándo iban a venir nuestros padres a sacarnos del agujero ese, pero nada, no pasaba nada”.
¿Quién estuvo detrás de esta tragedia?
Mi nombre es Alex López, vivo en Washington DC, en los Estados Unidos. Salí de Cuba el 4 de junio de 1962, cuando tenía doce años.
“Creo que fuimos víctimas de un objetivo político, desacreditar a Cuba, desacreditar a la Revolución, fuimos un arma que usaron. Creo que fue una infamia de quienes se prestaron para el tráfico, como si fuera un tráfico de esclavos, y esa parte es no solamente dolorosa, sino hasta cierto punto asquerosa”.
Elly Vilano Chovel
“Las circunstancias de la guerra fría, mitos que se crearon; que era algo temporal; que, en Cuba, a noventa millas de los Estados Unidos, no podía haber un régimen comunista. Los padres pensaban que los marines iban a intervenir en cualquier momento y no querían que los niños pasaran por una guerra. Era como una comedia de errores y lo que pasó fue que nosotros perdimos la oportunidad de participar en nuestra patria. Y en cierto sentido perdieron la patria potestad los padres. Es curioso, otra ironía. La vida siempre está llena de ironías. Los padres tenían miedo de perder la patria potestad y en realidad ellos la dieron sin saber”.
¿Han regresado a Cuba?
Silvia Wilhelm. Presidenta de Cubapuentes, Inc. Con catorce años de edad, el 25 de enero de 1961, salió de Cuba. En 1994, visitó Cuba por primera vez.
“Igual que mi madre tomó la decisión en 1961 de mandarme, yo tomé en 1994 la de volver, después de muchos años de ausencia. Mi mamá al principio no lo podía creer, estaba azorada de que yo quisiera volver a Cuba. Me acuerdo de que me preguntaba: ¿Para qué?. ¡Para todo!, tenía ganas de contestarle.
“Creo que es una de las más importantes decisiones que he tomado en mi vida, volver a Cuba. Es un tópico de mucha emoción y es tan sensible que prefieren no tocarlo, simplemente no pueden tocarlo, entonces no hablan de eso. Fue el primero de muchos viajes que he dado a Cuba y de muchos que pienso seguir dando”.
¿Cómo fue para los padres?
Elly Vilano Chovel
“Se sentían culpables. Se sentían culpables. Aquí ha habido mucho sentido de culpabilidad. Los niños, los más chiquiticos, aprendieron inglés y entonces no podían comunicarse con los padres. Mi hermana no quería ver a mis padres cuando llegaron. La primera noche estuve sola con ellos, oyendo todo el dolor de mis padres, sin decirles nada de lo que yo había pasado, porque quería protegerlos y no quería que sufrieran. Fue lo que hicieron todos los niños, la mayoría, les decíamos a los padres que todo estaba perfecto, que estábamos muy bien, estudiando, que nos gustaba. No queríamos que supieran que nosotros no estábamos a gusto, porque no había nada que ellos pudieran hacer. Entonces fue volver a hacerse responsables por los padres para que no sufrieran cuando llegaran aquí.
“Y fue una cosa curiosa. En el aeropuerto hay una escalinata, una escalera eléctrica, y yo estaba abajo y las personas que venían del extranjero bajaban por ella. Mis padres venían de España y yo estaba al lado de Tom Flannigan, que no era mi esposo todavía, y de mi trabajadora social… Mi madre toda la vida había usado un perfume que se llamaba Yo volveré. Yo les dije: ´¡La huelo, ella ya llegó, yo huelo a mi madre!´, ´¿Cómo es que vas a oler a tu madre?´ me respondieron. Pero, ¡yo podía oler su perfume! Fue una cosa así, increíble, ¡yo podía olerla a ella! Nunca más lo volvió a usar. El año pasado, por el Día de las Madres, encontré que quedaba una botella y se la compré. Cuando la vio, empezó a llorar y me dijo: ´Elly, ¿no te acuerdas cuando llegué que tú decías: “Huelo a mi madre”´. ´Verdad que sí´, le respondí. A veces pasan las cosas y uno no recuerda, se bloquea.
¿Qué fue lo peor de Peter Pan?
Manuel Ramos. Mi nombre es Manuel Ramos. Llegué a Miami el 4 de octubre de 1961. Apenas tenía trece años. Soy un Pedro Pan.
“Fue fuerte la separación familiar, creo que es lo peor que hay. Una separación familiar es lo peor y lo he visto en la familia cubana”.
Elly Vilano Chovel
“Lo peor que sentí es que me habían engañado, porque no era una separación temporal, iba a ser una separación eterna. Cuando vi lo de la Crisis de los Cohetes pensé que ya ese era el final y que moriría fuera de mi patria, que no iba a ver a mis padres jamás y dije: ´¿Por qué yo no tuve la opción de decidir?, ¿por qué me mandaron diciendo que iba a ser unos meses?´. Eso fue lo peor. En ese momento me rebelé y pensé: ´¿Dónde están los hombres cubanos que nos han embarcado?, ¿cómo no hicieron algo?´. Estaban esperando los marines”.
María de los Ángeles (Candi) Sosa
“¿Sabe que siempre pensé que iba a ser más fácil poder llegar a la luna que a Cuba? Me acuerdo que de niña, en La Habana, con mi tío, que iba a Tropicana, yo soñaba con cantar allí y escribí una canción que menciona eso. Siempre de alguna manera pensé: ´¡Caramba visitar mi central Covadonga!, ¡tengo tantas cosas allá!, ¡no me quiero morir sin ir a Cuba!´. Tenía diez años cuando salí de Cuba. Estuve en el medio de ese conflicto, lo traje conmigo, fui producto de él y lo he estado viviendo: la separación entre los Estados Unidos y Cuba, y he tenido que vivir dentro de él. Yo me fui de Cuba, pero Cuba nunca se fue de mí”.