Ya comenzó la cuenta regresiva para las elecciones de los asambleístas que redactarán la nueva Carta Magna de Venezuela. El proceso constituyente ha estado marcado por un contexto de violencia ininterrumpida por parte de grupos opositores al gobierno de Nicolás Maduro y el saboteo interno y externo a la gestión chavista. Todo ello ha desembocado en una crisis política de grandes proporciones y un caos social, con una gran dosis de construcción mediática. El embajador venezolano en La Habana, Alí Rodríguez Araque, analiza el momento histórico que vive su país.
El proceso comicial tendrá lugar el próximo domingo 30 de julio y los ultimátums contra su feliz desenlace aumentan cada día. Desde el exterior, la más reciente coacción provino del senador cubanoamericano Marco Rubio quien advirtió en Twitter sobre «severas sanciones» si no se suspende el proceso. Le siguió el propio presidente Donald Trump a través de un comunicado oficial en el que indicó que podría tomar «fuertes y rápidas acciones económicas». La Unión Europea también conminó a Maduro a suspender la Asamblea Nacional Constituyente. ¿Qué opina de estas amenazas?
Alí: Hay un concierto internacional de los sectores que representan los grandes monopolios del mundo con la derecha venezolana, eso es ya evidente, y por supuesto, con el liderazgo de Donald Trump. ¿Cómo puede interpretarse esto? Como algo que indigna, una grosera intervención en asuntos que son exclusivamente internos de Venezuela. ¿Qué tiene que ver Donald Trump en la elección de unos diputados para constituir la Asamblea Nacional de cualquiera de nuestros países? Eso es como si cualquiera de nosotros quisiera intervenir en las elecciones internas de Estados Unidos. Un problema de estricta soberanía de cada país, y hay que afirmar que Estados Unidos no es más soberano que cualquier otro país por pequeño que sea en el mundo. Todos somos iguales ante el derecho internacional y ante los organismos internacionales.
Las acciones económicas con las que amenaza Estados Unidos a Venezuela podrían estar encaminadas al sector energético; algunos funcionarios norteamericanos y analistas políticos hablan de un bloqueo petrolero contra Caracas. ¿Usted cree que sería posible? ¿Qué consecuencias podría tener?
Alí: Si Estados Unidos puede prescindir de los 900 mil barriles de petróleo que diariamente le exporta Venezuela a su mercado energético, tal vez sea posible. Y si hubiese otros países que estuviesen en la disposición de proveerle ese petróleo a Estados Unidos, si se rompiese la unidad dentro de la OPEP, porque son países de la OPEP los únicos que podrían proveer por lo menos parte de esa exportación que hace Venezuela, sería algo considerable. Ahora, pueden darse todos esos factores, pero ¿será fácil que el petróleo venezolano, que tiene un grupo de características y está regularizado para un conjunto de refinerías norteamericanas, pueda ser sustituido con las mismas especificaciones tan rápidamente? Además, ¿los exportadores norteamericanos —que tienen en nuestra América y en Venezuela uno de los principales compradores— podrían igualmente adaptarse rápidamente a una situación como esta que convocó la amenaza de Trump? Habría que ver, son una buena cantidad de interrogantes que tendrían que responder previamente.
¿Qué otro tipo de sanciones podría preverse, además de las relacionadas con el petróleo? ¿Para qué se prepara Venezuela?
Alí: Nosotros estamos preparados para cualquier situación. No podemos decir que no sea un costo más o menos alto el que habría que pagar. Pero tenemos un pueblo con una tradición patriótica a lo largo de los siglos, que además ha rechazado todo tipo de intervención foránea en los asuntos internos del país. Quien conozca la historia de Venezuela sabe cuál es el carácter del pueblo venezolano. Así que quienes lo ignoran deberían pasearse por nuestra historia de independencia y otros hechos posteriores.
Antes de las posiciones injerencistas de Estados Unidos y Europa, el primer organismo donde se ha intentado definir el futuro de Venezuela ha sido la Organización de Estados Americanos.
Alí: Nosotros sabemos que las posiciones de nuestra América no son homogéneas. Tenemos muchas coincidencias, pero también hay algunas diferencias con algunos países perfectamente naturales. Eso se expresa en organizaciones multilaterales como las que usted menciona, pero son normales. Algunas de esas posiciones coinciden con posiciones de la derecha venezolana; es el derecho que tiene cada país y cada tendencia política a tener sus concepciones y posiciones.
En la última etapa se ha querido hacer ver que existe una fractura del chavismo a partir de la postura crítica de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz.
Alí: Episodios muy puntuales como es el caso de mi querida amiga la Fiscal (Luisa Ortega) quieren presentarse como síntomas o expresión de agrietamientos en el chavismo. Pero son episodios que pueden superarse perfectamente, son episodios que en otros momentos se han presentados por diferencias entre instituciones del Estado. Hasta ahora no ha habido ningún pronunciamiento de ruptura con el chavismo por parte de nuestra Fiscal, espero que eso no ocurra y no creo que esto vaya a tener gran trascendencia ni que se vaya a registrar en los grandes anales históricos del país.
Otro asunto bastante manipulado ha sido el plebiscito que realizó la oposición el pasado 16 de julio y que intentó además sabotear el simulacro electoral que convocara el Consejo Nacional Electoral. Dos días después de la consulta ilegal, se inició un «trancazo nacional sin retorno» y se anuncian nuevas acciones desestabilizadoras para intentar suspender la Constituyente. ¿Puede empeorar la situación?
Alí: Yo creo que ya nadie hace mucho caso a las amenazas de la oposición. Ha perdido mucha seriedad porque ha hecho numerosos llamamientos (a la violencia), e incluso dieron plazos para derrocar a Nicolás Maduro y nada de eso ha ocurrido. Pueden, por supuesto, crear algunos problemas puntuales confinados a algunos puntos en algunas ciudades del país, principalmente Caracas, pero las cosas no pasan de allí, no han pasado y no creo que pasarán de allí.
¿Por qué la derecha se opone a la Constituyente? ¿A qué le teme?
Alí: La Constituyente va a reforzar los cambios que han venido ocurriendo en el país, va a hacer los ajustes institucionales necesarios, por ejemplo, en el país se han venido desarrollando nuevas formas de organización del Estado como son los Consejos Comunales, se ha desarrollado otro conjunto de organizaciones como han sido las misiones, y todo ello será recogido en el nuevo texto constitucional, adquirirán un valor más estable, un valor constitucional, que es la ley de leyes de cualquier país. A todo eso le teme la oposición que estuvo acostumbrada a monopolizar grandes privilegios. No hay que ignorar que el grueso de la oposición estuvo financiada tanto por monopolios norteamericanos como por monopolios nacionales y desde el punto de vista económico, perder eso, es un debilitamiento importante, además del desprestigio que han venido acumulando sus líderes.
¿Cómo ve usted el futuro inmediato de Venezuela tras la Asamblea Nacional Constituyente?
Alí: Creo que se refuerza todo el proceso democrático y pacífico, porque a fin de cuentas, lo que está en juego en Venezuela es si vamos a resolver los problemas por la vía democrática y pacífica o vamos a resolverlos por la vía de la violencia. Hasta ahora, los intentos por imponer la violencia en Venezuela han fracasado. Y creo que lo que ocurrió el 16 (de julio, simulacro electoral del proceso constituyente) fue una demostración de cuánta vocación democrática y pacífica tiene el pueblo venezolano. Eso no tengo ninguna duda va a prevalecer hasta el 30 (de julio, cuando tendrá lugar la elección de los constituyentistas) y estoy absolutamente convencido que a partir del 30 estará mucho más consolidada la democracia y la vocación pacífica de nuestro pueblo.
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