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Trump y su política desacertada hacia Cuba

16 jun. 2017
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Tal y como develaron varias fuentes de la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, optó por revertir la política hacia Cuba iniciada por su antecesor Barack Obama. El republicano manifestó en varios mítines de su campaña presidencial, sobre todo en Miami —núcleo duro de la comunidad cubana en Estados Unidos— que echaría para atrás todo lo adelantado por el demócrata.  

Al principio dijo que el acuerdo de Obama estaba «bien», pero que él habría logrado «uno mejor». Sin embargo,  cuando fue inmiscuyéndose con los sectores más radicales de la derecha miamense, su posición cambió.

Trump anunció regulaciones para eliminar algunas modalidades de viajes pueblo a pueblo de estadounidenses, los cuales permitían a los estadounidenses viajar a Cuba por su cuenta sin necesitar el auspicio de una organización. La Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC) emitirá las regulaciones específicas en los «próximos meses». No obstante, el Departamento del Tesoro detalló que los anuncios de Trump no tendrán efecto hasta que se emitan las nuevas regulaciones. Esa instancia detalló que las personas que reservaron sus viajes con las categorías anteriores podrán llevarlo a cabo.

Al menos 300 000 estadounidenses viajaron a la Mayor de las Antillas. La legislación estadounidense establece que para venir a Cuba los americanos tienen que formar parte de 12 categorías contempladas por Washington. Las mismas abarcan desde asuntos religiosos hasta actividades educativas para fomentar el intercambio entre los dos pueblos.

Sobre ese tema, senadores como Jeff Flake pidió a los líderes del Congreso que permitan votar un proyecto de ley que elimina restricciones a los viajes a la Isla. El proyecto, patrocinado también por el senador demócrata Patrick Leahy, está firmado por 55 senadores y Flake cree que puede obtener 70 votos en el Senado de 100 miembros.

En show político, Trump ofreció su discurso en el teatro Manuel Artime en Miami, nombrado como el traidor de las fuerzas rebeldes que pelearon en la Sierra Maestra y líder civil de la brigada mercenaria 2506 durante la invasión por Playa Girón.

Escoltado por el senador Marco Rubio —socio fuerte de Trup— y el representante Mario Díaz-Balart, principales impulsores del cambio de política, el magnate republicano llamó a La Habana a poner «sobre la mesa» un «mejor acuerdo».  

En ese sentido,  anunció un reforzamiento del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos a Cuba. «Reforzaremos el bloqueo, para que las inversiones lleguen a las personas de Cuba», afirmó el mandatario.

«Cualquier cambio en las relaciones dependerá del progreso real», aseguró Trump en otro momento. También anunció restricciones en los negocios con miembros de las Fuerzas Armadas de Cuba, y otros sectores estatales.  Sin embargo, mantuvo la apertura de la embajada de Washington en La Habana.

Una reversión le costaría a la economía estadounidense 6 600 millones de dólares y afectaría a más de 12 000 empleos en Estados Unidos. Además, las medidas de la nueva política son interpretadas como un retroceso hacia Cuba ya que retoman una retórica de la Guerra Fría que se creía superada. Obvian igualmente que el paso dado por los dos países el 17 de diciembre del año 2014 fue posible porque Estados Unidos reconoció la autodeterminación del pueblo cubano.

Trump y su equipo siguen en una política fracasada que ha causado mucho daño al pueblo cubano y que ha dejado aislado a los Estados Unidos.

Influyentes diarios como The New York Times advirtieron en días pasados que un retroceso de la política hacia Cuba aislaría aún más a Estados Unidos y perjudicaría sus intereses empresariales.

En un editorial la publicación indicó que era lamentable que el acercamiento a La Habana se congelara nuevamente.

Cuando Obama inició un acercamiento con Cuba, después de más de medio siglo de hostilidades, aumentó el intercambio de personas, bienes e información entre los dos países; y además provocó una avalancha de acuerdos bilaterales sobre temas como cooperación sanitaria, mitigación de derrames de petróleo y lucha contra el narcotráfico.

El enfoque de Obama también alentó a los países latinoamericanos a ser más receptivos a Estados Unidos como socios en la resolución de problemas regionales, consideró el Times.

Por otra parte, el anuncio de Trump está en desavenencia con la voluntad de la mayoría de los ciudadanos americanos que sí quieren un acercamiento con Cuba.

Al respecto, una encuesta nacional de la compañía MorningConsult publicada por la coalición Engage Cuba dio como resultado que el 65% de los votantes estadounidenses apoya el acercamiento con Cuba. Apenas el 18% de los encuestados prefiere alejarse de la Isla caribeña y niega el proceso iniciado por Obama.

Engage Cuba consideró que los resultados de la encuesta son fundamentales para aclarar la situación a algunos republicanos influyentes que optan por deshacer todo lo que se ha avanzado. En ese sentido señaló que el ambiente político estadounidense respecto a Cuba está envenenado y que el apoyo abrumador del pueblo estadounidense para continuar acercándose a La Habana debe servir como una bandera de advertencia a Trump.

Cuba y Estados Unidos restablecieron sus relaciones diplomáticas el 17 de diciembre de 2014 y abrieron respectivas embajadas —formalizando los vínculos— el 20 de julio del año siguiente.

Las relaciones estaban congeladas tras la decisión unilateral de Washington de romperlas en 1961, a lo que siguió una etapa de agresiva confrontación contra Cuba por parte de la nación vecina.

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