Análitico

La coyuntura electoral colombiana: momento de las definiciones

22 ene. 2018
Pedro Santana Rodríguez
El calendario electoral colombiano indica que las elecciones para elegir el Congreso de la República será el 11 de marzo, la primera vuelta presidencial será el 27 de mayo y una eventual segunda vuelta sería el 17 de junio de este año. La fecha límite para la inscripción de candidatos al Congreso fue el pasado 11 de diciembre, la inscripción de las consultas interpartidistas para definir candidatos que recurran al mecanismo de la consulta abierta vencerá este lunes 22 de enero. Estas fechas han precipitado las definiciones políticas no sin dificultades en todos los bloques políticos.
 
En la derecha se vislumbran dos procesos que concurrirán con dos candidatos, eso es lo más probable aunque faltan definiciones. Con seguridad Germán Vargas Lleras irá a la primera vuelta presidencial en mayo próximo. Avalado por firmas validadas por la Registraduría y con el apoyo de su partido Cambio Radical, Vargas durante los últimos meses se dedicó a concretar el apoyo de caciques electorales a los que invito a presentarse con el aval de Cambio Radical y forjó alianzas en por lo menos 22 departamentos del país. Como lo evidenció una reciente investigación de la Corporación Paz&Reconciliación de los más de 60 candidatos a Senado y Cámara cuestionados por sus nexos con herederos de la llamada parapolítica y con hechos de corrupción y en que por lo menos el 70% de los mismos tienen muy altas posibilidades de ser elegidos, por lo menos seis de éstos candidatos fueron avalados por Cambio Radical y apoyan las aspiraciones presidenciales de Vargas Lleras. Estas listas aportarían a la campaña de Vargas Lleras por lo menos 250.000 votos. Vargas aspira a lograr unos 4 millones en votos en la primera vuelta presidencial para pasar sin afugias a la segunda vuelta.
 
El otro candidato de la derecha saldrá del proceso aún ciernes entre los precandidatos Iván Duque Márquez del Centro Democrático respaldado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, Marta Lucía Ramírez respaldada por el expresidente Andrés Pastrana y Alejandro Ordoñez, ex procurador General de la Nación quien finalmente se presentó por firmas y cuenta con el respaldo de un sector de las iglesias protestantes en el país. Pastrana ha querido sacar a Ordoñez de este proceso y respaldó la postura de Marta Lucía Ramírez de un consenso o una encuesta para definir la candidatura de la extrema derecha cuya principal bandera es la reforma a los acuerdos de La Habana del Gobierno con las FARC. Uribe al final ha propuesto que Ordoñez sea incluido y que el mecanismo sea una consulta abierta entre los tres precandidatos de la cual salga finalmente el candidato de la extrema derecha. A esta propuesta se ha opuesto Marta Lucía Ramírez y Pastrana pero no creo que tengan ni los argumentos ni la fuerza necesaria para apartarse de esta decisión. Eso lo sabremos en los próximos días pero todo indica que Ramírez finalmente se someterá al mecanismo pues no tiene el músculo político suficiente para hacer realidad la amenaza de ir sola a la primera vuelta presidencial.
 
En el Centro Izquierda las cosas están de la siguiente manera. El 20 de diciembre se oficializó la Coalición Colombia, COCO, que presentó como su candidato a Sergio Fajardo Valderrama acompañado de un programa sobre el que seguramente volveremos en el futuro. Esta coalición está respaldada por el Partido Verde, el Polo Democrático y Compromiso Ciudadano. Su decisión hasta ahora es la de concurrir a primera vuelta y tanto el candidato como los partidos y sus voceros han rechazado las invitaciones formuladas por el candidato liberal Humberto de la Calle y por la Coalición Salvemos el Futuro de Gustavo Petro, Calara López y Carlos Caicedo para promover una consulta amplia entre todos los sectores de centro izquierda el 11 de marzo.
 
Esta postura en contra de la unidad de los sectores de centro izquierda es sustentada por los voceros de COCO con el argumento que concluidas las negociaciones y el desarme de la guerrilla de las FARC hay que doblar la página y dedicarse a enfrentar los problemas de la corrupción, el medio ambiente, la educación y la salud entre otros grandes temas de la agenda pendiente en el país. Confían además en generar una ola verde que subordine a los sectores liberales representados por de la Calle y por la otra coalición de la izquierda, Salvemos el Futuro. Ninguna de las dos premisas ha sido corroborada pues la Ola Verde no se ha generado, las encuestas muestran que el panorama es incierto y en el lote de los candidatos punteros aparecen tanto Fajardo como Petro acompañados de Vargas Lleras y a este lote ya se acerca Iván Duque que seguramente aumentará en la medida en que se defina la consulta de la derecha.
 
El riesgo es enorme. No es improbable que a la segunda vuelta puedan pasar los dos candidatos de la derecha y que dejen por fuera al fragmentado centro izquierda; que por ahora concurrirían con tres candidatos. Sergio Fajardo, Humberto de la Calle y el que resulte ganador en la consulta pactada y presentada esta semana entre los precandidatos Gustavo Petro, Clara López y Carlos Caicedo. Esta coalición ésta respaldada por los movimientos Alianza Social Independiente, ASI, Maís, Fuerza Ciudadana, Unión Patriótica, y Movimiento Progresista.  Estos han reiterado su llamado a Humberto de la Calle y a Frank Pearl para que se sumen a la consulta pero no han tenido respuesta.
 
La situación más comprometida es a no dudarlo la situación del candidato liberal Humberto de la Calle. Es el candidato de un partido Liberal en declive y profundamente desgastado por hechos de corrupción y que al final del gobierno de Santos carga con una buena parte del desprestigio de este gobierno. De la Calle es un hombre decente cuyo principal logro fue haber dirigido durante más de cinco años las exitosas negociaciones con las FARC. Por ello su estampa es la de ser un hombre de Paz y eso ha disminuido la crítica de los sectores de la izquierda que lo ven como próximo por esa labor. El problema es que su partido mayoritariamente está dominado por los sectores más tradicionalistas que no ven problema alguno en respaldar a Germán Vargas Lleras en una eventual segunda vuelta presidencial. Ese seguramente es el cálculo del jefe del liberalismo, el expresidente César Gaviria. No se puede olvidar que su hijo, Simón Gaviria, renunció a la dirección del Departamento Nacional de Planeación, DNP, por el ofrecimiento que la habría hecho German Vargas Lleras para que fuera su fórmula vicepresidencial. El problema para Gaviria es que Humberto de la Calle considera que Vargas Lleras es un enemigo del proceso de Paz y en todas sus declaraciones ha llamado a no respaldarlo. Hay allí una contradicción y unos intereses diferentes. Pero el problema es que de la Calle no tiene  la fuerza electoral propia para creer que pueda sacar los más de 3.5 millones de votos que se requieren para pasar a una segunda vuelta. Por ello su insistencia en una consulta amplia para armar una gran coalición del centro izquierda, pero, este llamado ha chocado con el rechazo de Fajardo a pesar de que crecen los sectores que dentro de su coalición lo llaman a pactar esa consulta amplia. Fajardo no ha cambiado de posición pese a que más de 100 dirigentes nacionales y regionales del Partido Verde lo han invitado a dar el paso para concretar esa gran coalición. Al momento de escribir este texto no ha dado respuesta a esa solicitud.
 
Como están las cosas al día de hoy es difícil superar la fragmentación del bloque de centro izquierda. De la Calle tendría que arriesgarse y dar un salto audaz. La única puerta que tiene abierta es la de la Coalición Salvemos el Futuro de Petro, Clara López y Caicedo. Las resistencias a este bloque en el seno del liberalismo son enormes comenzando como ya lo indicamos por su actual director, César Gaviria. El problema es que de la Calle no tiene otra alternativa y solo cuatro días para resolver. Ir a primera vuelta solo es un suicidio político. La última participación electoral independiente del Partido Liberal en una elección presidencial fue en el año 2010, Rafael Pardo, su candidato sacó 636.624 votos es decir el 4.38%.
 
En medio de toda esta discusión y de los egos que dificultan las conversaciones y los acuerdos se conoció una investigación de la Corporación Nuevo Arco Iris sobre las votaciones históricas en 603 municipios periféricos y en 14 ciudades intermedias en dónde se concentra la mayor parte del llamado voto amarrado, es decir, voto de maquinarias y fuertemente permeado por el clientelismo y a la adscripción y que además son feudos que ejercen el poder local. Allí se concentran un poco más de 5´811.700 votantes efectivos no se incluyen en el estudio los 572 municipios restantes ni las 17 más grandes ciudades del país que serán examinadas en otros informes. El Vargasllerismo gobierna en 195 municipios y es la segunda fuerza política en otros 181 municipios que le suman cerca de 1´780.000 votos casi la mitad de los necesarios para pasar a la segunda vuelta y en esos mismos municipios el uribismo obtuvo en las elecciones 1´750.000 votos, en esos municipios el uribismo ha ganado la mayoría de las 5 elecciones presidenciales contadas las dos vueltas en las elecciones de 2014. Ha sido mayoritario en 373 de esos municipios. Los  restantes partidos se reparten en estos municipios apenas 2´280.000 votos. Estos municipios y sus electores no aparecen reflejados en las encuestas que concentran sus sondeos en las grandes ciudades donde el voto libre, el voto de opinión es más significativo. (1)
 
Por eso no son infundados los temores sobre los riesgos que en la actual división del centro izquierda termine por quedar fuera de la segunda vuelta. Hay mucho triunfalismo en la interpretación de las encuestas. Se requiere una alta dosis de realismo y un gran compromiso de quienes nos empeñamos en que no solo se mantengan y cumplan los acuerdos de Paz sino que finalmente se pueda derrotar a la corrupción y el país enfrente los grandes retos que tiene por delante.
enviar twitter facebook