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Discurso de Trump contra Venezuela: mensajes, amenazas y mentiras

19 feb. 2019
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Donald Trump pronunció un discurso en la Universidad Internacional de la Florida el 18 de febrero como parte del despliegue de su campaña electoral en busca de su reelección en los comicios presidenciales del 2020. Se dirigió a una representación de venezolanos que viven en la Florida y promueven el derrocamiento del gobierno bolivariano.

Fue un espectáculo y montaje político que se caracterizó por el empleo de un lenguaje amenazante, agresivo y enfocado en promover que la situación en Venezuela tendrá una salida a corto plazo, aunque haya que utilizar la fuerza. Trump estuvo acompañado por los senadores republicanos Marco Rubio y Rick Scott, así como por el gobernador de la Florida Ron DeSantis, quienes se han involucrado personalmente en el diseño e implementación de acciones dirigidas a desestabilizar a la nación suramericana bajo la premisa de que «todas las opciones están sobre la mesa».

El mandatario estadounidense con este discurso perseguía cuatro objetivos fundamentales: redoblar las presiones contra Venezuela empleando un tono amenazante; persuadir a los militares venezolanos para que traicionen su patria; ganar simpatizantes dentro del electorado venezolano del Sur de la Florida y criticar el socialismo presentándolo como un sistema fallido que no puede tener espacio en Estados Unidos.

Por lo tanto, fue una intervención que cumplía múltiples propósitos tanto en el área de la política exterior como en materia de política interna. ¿Cuáles fueron los principales mensajes de Trump? ¿Qué implicaciones tienen?

Con una fuerte e irrespetuosa retórica, el mandatario estadounidense presentó un escenario de la situación interna en Venezuela en correspondencia con las líneas de mensajes que han trasladado altos funcionarios de su gobierno y los grandes medios de desinformación occidentales. Fue un ejercicio de mentiras y exageraciones que tuvo el objetivo fundamental de proyectar ante la comunidad internacional una Venezuela sumida «en el caos y la hambruna» por la supuesta responsabilidad de su gobierno. Esta imagen distorsionada de la realidad, Washington considera que es necesario promoverla como elemento legitimador de la denominada «ayuda humanitaria». 

Trump afirmó que un «nuevo amanecer está llegando a América Latina» y enfatizó que pronto «este llegará a ser el primer hemisferio libre en toda la historia humana». Aunque el lenguaje grandilocuente está siempre presente en las intervenciones del mandatario estadounidense, estas referencias van más allá de la construcción semántica debido a que evidencian una percepción de que este es el momento para acelerar los planes de cambio de régimen en la región. Las menciones a Cuba y Nicaragua en sus pronunciamientos, se inscriben en este contexto y en ese sentido constituyen una amenaza abierta a ambos países que están sometidos a sistemáticas acciones de coerción económicas y planes subversivos.

Con relación al objetivo final que persiguen en Venezuela, el mandatario estadounidense destacó que están buscando una «transición pacífica», lo que constituye un eufemismo debido a que desde el primer momento Estados Unidos ha apostado por tratar de imponer la desestabilización interna promoviendo la confrontación y rechazando cualquier alternativa para el diálogo.

Posteriormente, Trump mencionó su frase favorita desde hace tiempo para intimidar y amenazar: «todas las opciones están sobre la mesa». Atendiendo a la evolución de los acontecimientos y las maniobras políticas y militares que está desarrollando el gobierno estadounidense en la actualidad, la variante del uso de la fuerza se ha convertido en una posibilidad real. A medida que transcurre el tiempo y se mantiene la situación sin una solución visible, Estados Unidos se acerca más a valorar el cómo, cuándo y bajo qué condiciones es factible emplear la opción militar.  

En el discurso se insistió en trasladar mensajes a los militares venezolanos, lo que no es novedoso y ha constituido una práctica sistemática del Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton y del senador Marco Rubio, quienes a través de las redes sociales a diario promueven el levantamiento contra el gobierno de sectores de las Fuerzas Armadas Bolivarianas. En el caso de Trump, empleó no solo la amenaza sino el chantaje político al plantear que si seguían apoyando a Nicolás Maduro «no encontrarán refugio seguro, no van a encontrar soluciones fáciles y no van a encontrar salidas. Lo perderán todo».

En el contenido y tono de estos pronunciamientos hay una mezcla de frustración, desespero y ansiedad por lograr que los militares que están comprometidos con la Revolución Bolivariana se sometan a las órdenes de Washington, lo que constituye un propósito estratégico a alcanzar desde que comenzaron el intento de golpe de Estado.

Continúan apostando con desesperación a un escenario en que sectores de las Fuerzas Armadas alentados por la compleja situación que vive Venezuela decidan traicionar a su pueblo. Con ese propósito, Trump realizó un llamado a que los militares aceptarán la oferta de amnistía indicada por Washington y trasladada por su títere Guaidó, lo qe ha sido un rotundo fracaso.

Esta intervención también tuvo el claro propósito de sumar base de apoyo para Trump dentro del electorado venezolano que en su amplía mayoría vive en el Sur de la Florida que constituye uno de los estados decisivos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El mandatario estadounidense aspira garantizar el voto de los venezolanos-americanos con un enfoque similar al empleado con los votantes cubanoamericanos de línea dura, la confrontación con su país de origen por el simple hecho de haber decidido soberanamente construir el socialismo en el Hemisferio Occidental, lo que es considerado por este gobierno como un desafío a sus intereses nacionales.

Sobre el contenido del discurso de Trump, solamente se podría coincidir con él en la siguiente frase: «ahora es el momento para todos los patriotas venezolanos de actuar juntos, como un pueblo unido», solo faltaría agregarle: contra la injusta, arbitraria e irracional agresión del gobierno de Estados Unidos y sus aliados.

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