La ley para limitar las emisiones de metano, un gas causante del efecto invernadero, se mantendrá en vigor después de que esta semana todos los senadores demócratas y tres republicanos rechazaran la iniciativa presidencial.
Los ecologistas de Estados Unidos anotaron esta semana su primera victoria ante el gobierno del presidente, Donald Trump, con el rechazo legislativo a la eliminación de una ley que limita las emisiones de metano, pero el enfrentamiento en el terreno del medio ambiente se presenta largo y difícil.
Pese a que en sus primeros meses de mandato Trump, que manifestó en repetidas ocasiones que el cambio climático es un fraude, desmanteló ya con el apoyo del Congreso medidas importantes para la protección del medioambiente establecidas por su antecesor, Barack Obama, no consiguió el pasado miércoles suprimir la ley que controla las emisiones de metano.
La ley, promulgada en noviembre por Obama para limitar en la perforación en suelo público para extraer petróleo las emisiones de metano, un gas causante del efecto invernadero, se mantendrá en vigor después de que esta semana todos los senadores demócratas y tres republicanos rechazaran la iniciativa de Trump.
La representante legislativa de la organización ecologista Earthjustice Andrea Delgado aseguró que esta es la primera victoria ecologista en la lucha contra el cambio climático desde que Trump fue investido el pasado 20 de enero. “Ha supuesto una gran victoria para todos, y especialmente para las comunidades que viven cerca de lugares donde se extraen combustibles. Esta ley protege la salud pública y ahorra dinero a los contribuyentes al mismo tiempo”, aseguró Delgado.
La Cámara de Representantes, sin embargo, ya aprobó dos regulaciones que retroceden en el cuidado del planeta, a través de la Ley de Revisión para revertir regulaciones anteriores, un procedimiento poco habitual y que sólo requiere de mayoría simple en el Legislativo, bajo control republicano. Éstas están a la espera de la votación en el Senado para ser aprobadas, pero Delgado confía en que, como ocurrió el pasado miércoles, el esfuerzo bipartidista para proteger al planeta pare los esfuerzos de los representantes que niegan el cambio climático.
Sin embargo, la ecologista teme las múltiples órdenes ejecutivas de Trump y de su gobierno y avisó de que Earthjustice, entre otras organizaciones medioambientales, desafiaron en los tribunales la mayoría de estas medidas. Una de las órdenes ejecutivas más controvertidas y más_preocupantes, según Delgado, fue la firmada por Trump el 28 de marzo para promover la independencia energética del país y crear empleos, particularmente en la deprimida industria del carbón. Aunque, esto lo hizo a costa de reescribir el Plan de Energía Limpia de Obama, lanzado en el 2015 para que Estados Unidos haya reducido para 2030 en un 32 por ciento las emisiones de carbono de las centrales eléctricas con respecto a los niveles del 2005. Con ese plan, pieza fundamental de los esfuerzos de Obama contra el cambio climático y bloqueado provisionalmente por el Tribunal Supremo hace más de un año, el ex presidente pretendía ir reemplazando las termoeléctricas de carbón por plantas abastecidas con gas natural y energías limpias como la eólica o la solar.
En su último decreto medioambiental, Trump mandó a revisar todas las concesiones públicas para la industria del gas y el petróleo y que se considerase levantar las regulaciones que limitan la instalación de pozos petroleros o de gas, así como instalaciones de energías renovables en aguas federales protegidas. Antes, en otro decreto ordenó la revisión de la designación de decenas de monumentos nacionales en los últimos 20 años, aunque no quedó claro si como presidente tiene el poder de retirarles la protección si así lo decide.
Los monumentos nacionales son áreas terrestres o marinas protegidas que, a diferencia de los parques nacionales, pueden crearse sin el visto bueno del Congreso, con la simple orden del presidente, de acuerdo con una ley de 1906. Además, tan sólo diez días después de entrar a la Casa Blanca, el flamante presidente firmó un decreto para reducir drásticamente las regulaciones burocráticas del gobierno, estableciendo que, por cada nueva regla impuesta, se eliminarán otras dos, lo que perjudicará en particular a las medidas medioambientales.
Los ecologistas, a pesar de estar satisfechos con el rechazo a eliminar las emisiones de metano, avisaron de que seguirán luchando contra el retroceso en la legislación medioambiental de un presidente que nombró como director de la Agencia de Protección _Medioambiental (EPA) a Scott Pruitt, escéptico del cambio climático. De hecho, Trump anunció un recorte de un 31 por ciento del presupuesto de esa agencia, lo que refleja la importancia que otorga al medio ambiente en su gestión.
Pero lo que será la prueba definitiva de su compromiso con la protección del medio ambiente será su decisión, anunciada para finales de mes, sobre si mantiene a Estados Unidos en el Acuerdo del Clima de París, un pacto internacional que busca reducir las emisiones contaminantes mundiales.