Lo que presenciamos con la escalada de tensiones a nivel internacional en virtud de la retirada de EEUU del pacto nuclear firmado con Irán, podría ser enmarcado en la redefinición de lo que es la guerra, o qué se entiende hoy por guerra y el impacto que tiene el concepto en la opinión pública.
Desde Segunda Guerra Mundial, no hay guerras globales: hubo Guerra Fría entre potencias que se materializó o impactó en la periferia a través de guerras limitadas y de baja intensidad. En el siglo XXI, se habla en cambio de intervenciones, conflictos armados, conflictos de alta intensidad. También trascienden modos de utilizar el vocablo “guerra”: “guerra contra las drogas” o “guerra contra el terrorismo”, utilizado con fines propagandísticos, para generar cierto impacto, pero nadie espera que se interprete como una guerra “en serio”.
Parece que a lo largo de las décadas, el concepto “guerra” ha perdido fuerza o sensación de “realidad”, siempre y cuando estos conflictos que podrían ser nombrados como “guerra y punto” se desarrollan en la periferia. En estos espacios, como Medio Oriente, hay conflictos permanentes. La gente vive en una guerra permanente. Sin embargo, la prensa internacional, las opiniones expertas, las empresas que hacen negocio en esos países, lo perciben/muestran como un “estado natural” de esas sociedades: ahí la gente “vive así”. Ahora bien, cuando el conflicto afecta a potencias occidentales, sí adquiere mayor visibilidad, deviene un problema en el cual Occidente y especialmente EEUU, está obligado a intervenir para resolver, máxime en un esquema en el que China y Rusia se muestran como un contrapeso importante.
Los escenarios de guerra permanente invisible que adquieren esporádicamente visibilidad (debido a los intereses en juego, timing político y disputa geopolítica y geoeconómica protagonizada por alguna o varias potencias) podrían ser Irán o Siria, también Colombia o México. Algunos datos. En Siria, en los últimos 7 años, el saldo es de más de 510.000 muertos, 2 millones de heridos, 12 millones de desplazados y refugiados. En Colombia, el conflicto “interno” dejó 8 millones de víctimas (incluido desplazamiento, tortura, desaparición forzada, etc.). La mayoría de las víctimas datan del año 2000, a partir de la aplicación de Plan Colombia. El pico de víctimas fue en el 2002: 750.000. Además, entre 2000 y 2018 se suman 6.5 millones de desplazados. En México, “la guerra contra las drogas” librada desde el sexenio de Calderón, se ha cobrado 200.000 víctimas. En 2017 se contabilizó el pico de homicidios, en 24.000. Entre 2007 y 2016 se encontraron 1075 fosas comunes con 2024 muertos.
Los escenarios mencionados, no suelen ser una preocupación permanente para la prensa internacional. Ahora bien, cuando sí adquieren visibilidad, se evita historizar la coyuntura y se esparcen una serie de palabras sueltas, o conceptos que se repiten una y otra vez, para que el público realice ciertas asociaciones muy superficiales.
En el caso de Irán, se repiten conceptos como: amenaza nuclear, petróleo, autoritarismo, terrorismo. De modo que se asocien estos conceptos entre sí y se genere una imagen (negativa) sobre Irán. En esta repetición se omite comentar la guerra librada por potencias occidentales contra los procesos de cambio en Medio Oriente (que pusieran en peligro u obstaculizaran los diversos intereses geopolíticos y geoeconómicos en el área o en países concretos). Por ejemplo, suele evitarse el “recuerdo” sobre el escandaloso derrocamiento de Mossadegh en 1953, gobierno que intentó la nacionalización del petróleo. Esta medida afectaba principalmente a petroleras inglesas que buscaron apoyo en EEUU. Fue el primer operativo encubierto de la CIA.
De igual manera, se evita indagar en lo relativo a esta guerra permanente-no convencional librada contra Irán, por ejemplo a través de las sanciones.
¿Se busca un “cambio de régimen” en Irán? Es probable. En los medios de mayor audiencia se viene destacando el éxito de las manifestaciones contra el gobierno de turno… instalando el clima de “necesidad” de cambio “democrático”
Con respecto a la “amenaza nuclear” y al terrorismo, se trata de problemas reales, pero que tienden a ser utilizadas, nombradas, exageradas, etc. para manipular la opinión pública. Es verdadero que hoy (más que nunca) hay varios países que tienen armas nucleares ¿pero este es el principal peligro para la humanidad? Con respecto al terrorismo, indudablemente existen células terroristas, grupos extremistas armados, etc. que han perpetrado ataques ¿pero es este el principal motivo de inseguridad a nivel mundial?
Desde otra perspectiva podemos visualizar que las armas utilizadas para el exterminio en lo cotidiano, son otras:
Presión de organismos e instituciones internacionales. Por ejemplo: endeudamiento. Eso genera escenarios presentes y futuros de falta de autonomía y alternativas (afecta educación, salud, planes de jubilación, condiciones de trabajo, etc.).
Para concluir, vale destacar dos cuestiones. La primera es que, como mencionamos, la guerra se está librando de modo permanente en diversos espacios de la periferia, pero se hace visible, “importa” o “preocupa” cuando afecta de modo directo a intereses de países centrales y sus corporaciones. Un ejemplo más de la consolidación de un sistema internacional asimétrico, donde las víctimas y los conflictos valen menos en la periferia.
La segunda es que, la práctica de guerra permanente, pero que puede aparecer como invisible, es fruto de nuevas formas de guerra (que afectan igual a la población) implican la combinación de tácticas convencionales y no convencionales (operativos abiertos y encubiertos, guerra psicológica, etc.), actores Estatales y no Estatales, nuevas tecnologías, guerra cibernética, guerra financiera, etc. Todo esto confluye en lo que se denomina “guerras híbridas”, definidas como: “combinación de distintos tipos de guerra utilizados al mismo tiempo para adecuarse de modo flexible a las metas políticas en determinadas circunstancias”. Son híbridas, sí. Pero siguen siendo guerras, con el sufrimiento y la miseria que ello implica, aunque no se libre en los países centrales.
Silvina M. Romano
@silvinamceleste
Investigadora de CELAG
Tomado de Alainet