15 nov. 2021
Ollantay Itzamná.
Guatemala es un país tropical en el que la vida florece con una desigualdad casi sin igual. País iluminado con un sol radiante, pero que soporta casi silente la oscuridad de la humillación colonial neoliberal casi sin horizontes de salidas.
En los últimos días, el costo de la canasta básica volvió a subir. El gas natural aumentó hasta en un 30%. La energía eléctrica, muy a pesar del decrecimiento del precio internacional del petróleo, continuó en alza. Los estudiantes, al no tener acceso a internet, optaron por abandonar las escuelas. La deuda pública subió como nunca (en estos tiempos de pandemia). ¡Cada guatemalteco nace con una deuda pública de Q. 13,000!
El gobierno central, controlado por la oligarquía nacional, y monitoreado por el gobierno norteamericano, gobierna mediante constantes Estado de Sitio para reprimir la protesta social. Los pocos jueces y fiscales probos, que luchan contra la corrupción, son perseguidos política y judicialmente.
Y, así, el país languidece en una larga agonía, bajo el silencio cómplice de sus “vanguardias revolucionarias” y de su “sociedad civil” presa de su impotencia.
En este contexto, una vez más, resuena un clamor con aroma a tierra y sudor: “Vamos al Paro Plurinacional por el proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional”.
Es la voz incómoda de las comunidades y pueblos en resistencia articulados en el movimiento sociopolítico CODECA. Anuncian un paro a nivel país de 48 horas (15 y 16 de noviembre), con ocupación de caminos, porque están cansados de la ocupación de sus territorios, del colonialismo interno al que los someten ya por dos siglos el Estado criollo y las empresas transnacionales actuales. ¡Están cansados de ser humillados como “enemigos internos”, condenados a una muerte controlada!
CODECA, quizás sea, en esta bicentenaria República criolla, uno de los pocos bastiones de la “reserva moral e intelectual” del país que no claudicó, ni ante la hegemonía financiera neoliberalizante de la cooperación internacional post Acuerdos de Paz, ni ante la “solidaridad prepotente” de la USAID tan ubicua en estos tiempos.
No es la primera vez que las y los “No ciudadanos guatemaltecos” anuncian el mensaje de emancipación vía proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional para el país. Como tampoco es novedad que, como su última arma de lucha, recurran a tapar caminos con sus cuerpos en señal de protesta propositiva en un país racista que asume: “del campo nada bueno puede salir”.
Pero, allí van los CODECA nuevamente. Como profetas en el desierto anunciando mensajes de dignidad y de liberación. Tan libres y rebeldes como el viento. Ingeniándose sus propios medios de comunicación digital desde sus territorios, incluso fuera de la fibra óptica.
Exigen el cese del “Estado de Sitio” contra el pueblo Q’echí en El Estor Izabal, y la realización de la consulta previa libre e informada sobre el proyecto minero en el lugar. Piden la anulación del proceso electoral 2019, por haber sido fraudulento según ellos. Proponen la conformación de un gobierno transitorio que convoque al proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional para crear un Estado Plurinacional para la Vida Plena.
Ellas y ellos saben que sus peticiones no serán atendidas por el gobierno, ni por las instituciones públicas. Pero, también son conscientes que, muy a pesar de la denigración que sufren desde los medios corporativos, y del silencio de varios medios alternativos, la aclamación del proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional continúa su curso expansivo en el imaginario colectivo de los sectores cada vez más golpeados por el sistema del colonialismo neoliberal.
Ollantay Itzamná. Defensor de Derechos de la Madre Tierra y Derechos Humanos desde Abya Yala.
Blog del autor: https://ollantayitzamna.com/
Tomado de Rebelión