19 dic. 2017
2017 finaliza con un balance altamente positivo para el gobierno de Evo Morales Ayma y el proceso de transformaciones estructurales que se producen en Bolivia.
No solamente fueron desnudadas y derrotadas la conspiración orquestada por funcionarios de la Embajada Norteamericana con los grupos conservadores de la oligarquía local residentes dentro y fuera del país, las falacias del Cartel de la Mentira formado por poderosos medios de comunicación y opinadores oficiosos y la inerme oposición política que no comprende la realidad nacional y no cuenta con una propuesta coherente que signifique superar la estrategia nacionalista y antiimperialista ejecutada en los últimos doce años.
Sino que, por otra parte, la conexión de Morales Ayma con todos los sectores populares y las regiones del país se ha incrementado con visitas diarias a todos los rincones del país, la presencia de los movimientos populares a través del Pacto de Unidad (campesinos, indígenas de oriente y occidente, mujeres campesinas, colonizadores y juntas vecinales) y de CONALCAM (Coordinadora Nacional por el Cambio) que incluye a los sindicatos y la Central Obrera Boliviana (COB) se han afianzado como soporte movilizado del pueblo, las masivas concentraciones realizadas en los últimos tres meses en todas las ciudades de Bolivia apoyando el liderazgo del Presidente y finalmente la determinación del Tribunal Constitucional que habilita la candidatura de Evo para las elecciones de 2019, marcan las tendencias del proceso político.
ESTABILIDAD Y AVANCE ECONÓMICO
Las previsiones de los economistas neoliberales de que la economía boliviana se desplomaría entre 2016 y 2017 han sido desmentidas por el comportamiento de las actividades productivas, comerciales y de servicios, las mismas que han incrementado su dinámica, inclusive con la creación de más de veinte mil nuevas empresas, las ganancias record de la banca, la reducción de la tasa de desempleo y el PIB que tuvo un crecimiento de 4.3% en 2016 y superior al 4% en 2017. Esto se complementa con la reducción en más del 20% de los niveles de pobreza y extrema pobreza y con el salario mínimo que se incrementó de 400 Bs. en 2005 a 2000 Bs. en 2017.
El éxito en este campo está fundado en la nacionalización de los hidrocarburos el 1 de mayo de 2006 y la recuperación de empresas estatales, lo que ha permitido que los importantes excedentes económicos sean redistribuidos entre toda la población, especialmente la más necesitada, y que se realicen inversiones importantes en carreteras, infraestructura, proyectos de salud y educación y transferencias a las gobernaciones, municipios y universidades.
Asimismo, este año se ha puesto en funcionamiento la planta de producción de urea y amoniaco, materias destinadas tanto a la exportación como a la demanda del mercado interno de la agricultura, la cual se suma a las dos plantas separadoras de líquidos del gas, lo que incrementa los ingresos de la más importante empresa estatal:
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la misma que tiene bajo su responsabilidad la exportación de gas a Brasil y Argentina. YPFB recientemente ha firmado contratos de exploración con algunas empresas transnacionales y se hace imprescindible una mayor información y transparencia en su administración para evitar denuncias de manejos ilegales en la empresa.
El fortalecimiento del mercado interno ha sido un factor de estabilidad y crecimiento aunque aún queda pendiente una política más agresiva de industrialización y protección a los productores nacionales de alimento, vestido y vivienda, evitando, al mismo tiempo, las tendencias de exacerbado consumismo que se expresa en la compra de vehículos último modelo, construcción de edificios y condominios cerrados e importación de productos superfluos.
RADICALIDAD DEMOCRÁTICA Y LIDERAZGO DE EVO MORALES
Desde el punto de vista político, las campañas de las redes y los medios orientados por las políticas de intervención imperialista pretenden posicionar la idea de que en Bolivia existe una dictadura o un estado de crisis, cuando, por el contrario, se ha afirmado y profundizado la democracia y los derechos fundamentales para toda la población, una democracia de alta intensidad en la medida en que la participación de la sociedad es directa y protagónica a través de sus organizaciones, incluidas las demandas que ponen en tensión a la propia burocracia gubernamental.
Se trata de la construcción de una democracia de liberación nacional, una democracia antiimperialista que no solamente toma en cuenta los derechos sociales, económicos y culturales como fuente de su ejercicio, sino que al mismo tiempo desarrolla mecanismos e instituciones de redistribución de la riqueza, de participación activa en las decisiones del Estado a través de los cuales la población, los pueblos, las organizaciones participan directamente de la política. Es la superación cualitativa de la democracia neoliberal, formal e instrumental que solamente remitía la vigencia de derechos a la emisión periódica del voto y a los procedimientos y no así a los aspectos fundamentales de la vida de los ciudadanos.
Sin embargo, aún los niveles de debate público y deliberación política, de confrontación ideológica frente a los medios de comunicación dominantes, no han alcanzado los niveles que requiere un proceso de profundización de reformas en la construcción de un socialismo latinoamericano que en el caso boliviano tiene elementos tradicionales de organización comunitaria de la población. La recuperación de las movilizaciones populares en este periodo tiene la perspectiva de articularse con la Agenda Patriótica 2025, considerado el plan estratégico del gobierno para el próximo quinquenio.
El liderazgo de Evo Morales se ha potenciado a nivel nacional e internacional, situación que ha provocado fuertes campañas de desprestigio personal y político e inclusive el Departamento de Estado se ha pronunciado hace pocos días en sentido de que no corresponde una nueva candidatura presidencial en 2019, realizando nuevamente acciones de injerencia en asuntos internos de Bolivia.
POSTURA ANTIIMPERIALISTA
Esta definición del gobierno de Estados Unidos se produce en el momento en que su Encargado de Negocios en Bolivia, Peter Brennan, ha sido desenmascarado en su actividad conspirativa y se despide de Bolivia realizando reuniones con los dirigentes de la oposición, en tanto el gobierno ha determinado no recibirlo en oficinas públicas.
A propósito de esta situación, se recordó que el Embajador de Estados Unidos, Philip Golberg, fue expulsado de Bolivia en 2008 al ser descubierto en sus tareas de apoyo a los grupos federalistas y separatistas de la oligarquía del oriente boliviano. Golberg fue recientemente nombrado por Donald Trump como nuevo embajador de Estados Unidos en Cuba.
De todas maneras corresponde advertir que el contexto regional ha cambiado negativamente en los últimos años debido al retroceso político en Argentina con al triunfo electoral de Mauricio Macri y al Golpe de Estado a Dilma Rousseff en Brasil con Michel Temer a la cabeza, situación que ha influido en la pérdida de fuerza de los procesos de integración con la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). El ascenso de Trump a la presidencia norteamericana, la emergencia de nuevas potencias mundiales como China y Rusia establecen un nuevo tablero geopolítico mundial que deja abiertas las perspectivas futuras de la región.
Eduardo Paz Rada. Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
Tomado de Rebelión