Todo cambia en América Latina; y a pasos apresurados; lo peor es que no nos damos cuenta. Los dueños del mundo, del dinero, de los recursos naturales, de los medios de comunicación, han secuestrado la política para ellos; y en dado cupos, en sus gabinetes de mando, a figuras fascistas, artífices de golpes de Estado, ideólogos ultraderechistas, aspirantes a dictadores.
Las órdenes se siguen dictando desde un imperio que ya no esconde su modus operandi con disfraces de buen vecino. Tiene súbditos bien amaestrados que se autoproclaman como «los trumps» de Suramérica y ven en estos aires de monroísmo renovado —que no se contentan solo con ambicionar límites continentales— una oportunidad para reeditar operaciones como la temible Cóndor y olas de represiones inhumanas al estilo de las más cruentas dictaduras latinoamericanas.
La izquierda lucha aunque no siempre de forma organizada. La vieja generación de guerrilleros y revolucionarios del continente a veces luce cansada; quizás decepcionada tras la historia de retrocesos recientes. Mientras, una joven generación —que tiene la obligación con la historia de sostener las banderas victoriosas que alguna vez enarboló la izquierda y que afortunadamente siguen ondeando en países como Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua— es seducida por millennials, influencers, a tal punto que en sus preocupaciones se jerarquiza primero la cantidad de likes de una foto de perfil en Instagram, que la lista imparable de asesinatos de líderes sociales que tiene lugar en una Colombia donde supuestamente fue negociada la paz.
Por eso nuestra publicación —en esta séptima entrega de una segunda temporada de su formato impreso— recorre los derroteros de un año electoral que pudo inclinar un tanto la balanza, al tiempo que revive sucesos transcendentales de la historia en la región como la Revolución Sandinista o figuras revolucionarias como José Martí, Augusto César Sandino, Camilo Cienfuegos, Che Guevara y Roque Dalton.
Diversos artículos ponen sobre la mesa los desafíos que engloba la guerra cultural. Además, y muy a propósito del impacto de la serie Chernóbil, volvemos la mirada hacia aquellos más de 20 mil niños que fueron atendidos en Cuba tras la catástrofe nuclear y cuyas historias quedaron al margen de la propuesta de HBO. Se mantienen nuestros Diálogos marxistas, esta vez acercándonos a la obra de uno de los dos grandes fundadores; y reseñas y anuncios de muchos de los libros que modestamente editamos con la sincera intención de cambiar el mundo.
En un año de importantes aniversarios para América Latina —ejemplificados en el cumpleaños 60 de la Revolución Cubana—, el hecho de que nuestra editorial Ocean Pres / Ocean Sur esté celebrando sus 30 años de creada, nos compromete, como parte de su historia reciente a continuar nuestro ejercicio periodístico y académico al servicio de la verdad revolucionaria. Con ese espíritu y compromiso, seguimos adelante.