Desde pequeña fui una amante de la música de Queen y de Freddie Mercury, ese astro del rock. Siempre que veía sus conciertos me deleitaba su figura activa y juvenil, la cual nunca llegó a peinar canas. La razón de su muerte prematura es ampliamente conocida: una pandemia que ya lleva más de tres décadas entre nosotros y lleva el nombre de virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
A pesar de que, en la actualidad, como bien lo indica para el diario Juventud Rebelde el doctor Gerardo Coll Sánchez, especialista en Ginecología y Obstetricia, este padecimiento ha pasado de mortal a crónico, gracias a los avances de la ciencia y los cuidados pertinentes, no todos los países garantizan la seguridad de quienes cargan con esta enfermedad.
En nuestra región, por ejemplo, de acuerdo con el sitio de la Unicef, El Caribe ocupa el mayor número de casos de VIH, superado solo por África subsahariana.
Por otro lado, según un estudio de la BBC, América Latina enfrenta grandes desafíos en cuanto a la cobertura del tratamiento entre las personas que padecen de este virus.
Esta misma fuente hace especial hincapié en la importancia de aumentar la inversión y el acceso a los retrovirales (medicamentos que atenúan las consecuencias de la pandemia), sobre todo entre las personas más desfavorecidas o de bajos ingresos.
Entre los sectores de mayor riesgo o «poblaciones claves» se encuentran los trabajadores sexuales, consumidores de drogas, hombres homosexuales o aquellos que mantienen relaciones sexuales con otros hombres, personas transgénico, presos, etc.
«En 2018, el 65% de los nuevos contagios se produjeron en personas de las “poblaciones clave” y sus parejas sexuales (por encima de la media global, 54%), mientras que “solo un tercio (35%) se produjo en el resto de la población”, asegura el director del equipo de apoyo regional de ONUSIDA para América Latina, César Núñez.
Cifras que mueven sensibilidades
Un documental de la multinacional Telesur corría hace poco por la Televisión Cubana. No recuerdo su nombre, pero si el testimonio de un joven portador del VIH, quien contaba entre lágrimas que la noticia de poseer esta enfermedad fue lo peor que le pudo pasar en su vida.
Por desgracia, el sentimiento de este muchacho ha sido experimentado por 1.7 millones de personas, entre ellas 33,000 niños, en Latinoamérica, de acuerdo con datos oficiales.
La prevalencia más elevada se concentra principalmente en República Dominicana y Haití. Ambos países suman casi tres cuartos de los casos totales.
El principal modo de transmisión es el coito heterosexual (debido al turismo sexual). Sin embargo, una mínima parte de las infecciones por VIH se debe al uso de drogas inyectables, lo que contribuye de forma significativa a la propagación del virus.
Cuba, sin embargo, es la nación con las cifras más bajas de la región (incluyendo América Latina), con una prevalencia nacional en adultos estimada en menos del 0,1%.
El programa de prevención materno-infantil figura entre los más eficaces del mundo. Los hombres constituyen la gran mayoría (más del 80%) de los casos de VIH notificados y las relaciones sexuales sin protección entre ellos es la principal vía de transmisión. Es el único país de la región que dispone de acceso universal a la terapia antirretroviral, un logro facilitado por su baja prevalencia nacional de VIH.
Durante el año pasado, no sobrepasaron la enfermedad en Latinoamérica alrededor de 56 000 personas, mientras que se reportaron un promedio de 120 000 nuevos casos.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos por que estos números disminuyan drásticamente, factores como la inconciencia humana, la poca alfabetización sobre el tema, o el poco acceso a los medios de protección han convertido al virus de la inmunodeficiencia humana en la gran pandemia del siglo XXI.
En contexto:
37,9 millones de personas viven con VIH en el mundo
23,3 millones tienen acceso a tratamiento
770.000 murieron por enfermedades relacionadas con el sida.
Fuente: BBC
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