Tina Modotti, la fotógrafa revolucionaria, publicado por la editorial Ocean Sur, nos presenta la historia de esta famosa fotógrafa y activista revolucionaria de origen italiano que dedicó su vida a la lucha en defensa de los más desfavorecidos, principalmente de México, país donde se estableció y vivió buena parte de su vida. Se comenta, en las primeras páginas del libro, la vida de Tina y a continuación se representa la misma, a través de sus propias instantáneas, permitiendo al lector apreciar la evolución palpable en de obra. En la medida en que fueron cambiando sus intereses y motivaciones, asimismo lo hizo su fotografía.
A lo largo de su vida fue implicándose en los movimientos revolucionarios en México y el arte de la fotografía fue lo que le permitió dar voz a las masas. Así, en lo que podríamos entender como la madurez de su obra, las fotografías se centran en campesinos, obreros, albañiles, mujeres, es decir, seres corrientes y trabajadores en la sociedad. Este interés por la lucha social no fue en balde, pues como su propia vida demuestra, en su infancia y adolescencia pudo vivir a través de su padre, la explotación y marginalización social a la que eran sometidos los obreros, hecho este que marcaría la vida de la fotógrafa. La migración fue una constante, principalmente en busca de mejoras económicas para ayudar a su familia. Tina Modotti encontró en el arte y más específicamente en la fotografía, su refugio y razón de ser; su manera de contribuir a la lucha de clases, su forma de reconocer a toda una masa que aún excluida es el sustento económico fundamental del país.
Su vida amorosa, la llevó por diferentes derroteros en su quehacer artístico. En una primera instancia durante su vida en Estados Unidos, decide casarse con un joven dibujante, al que cariñosamente llamaban Robo, con quien compartió inquietudes artísticas y su círculo social le permitió adentrarse aún más en el arte. Así, la joven pareja conoce al fotógrafo Edward Weston, quien fue la pareja posterior de Tina. Se dio así, el primer cambio en su vida; Edward practicaba una fotografía cada vez más alejada de lo comercial y que incursionaba en aspectos más formales; de esta forma logró atraer a Tina a su arte. Eventualmente deciden mudarse a México donde estaba latente la Revolución Mexicana y el arte formaba parte de esta a través de las obras de Diego Rivera, José Clemente Orozco, Frida Kahlo, entre otros, que incluyeron a los fotógrafos en su círculo.
El interés de Modotti por la Revolución fue in crescendo, pero tal como era para ella, fue en sentido contrario para su compañero, lo cual provocó su ruptura. Para este entonces Tina había adoptado muchos de los presupuestos estéticos de Weston, pero había logrado concebir su propio estilo, que la acercó al llamado modernismo fotográfico, eco del modernismo literario, que buscaba un estilo propio, un cambio de perspectiva, una renovación estética y formal. En materia artística, su obra se apoyaba formalmente en los aportes del cubismo, el dadaísmo y la esencia moderna del futurismo.
Fue la figura de Julio Antonio Mella, la que más marco su desempeño revolucionario, un amor fugaz, que dejó a Tina completamente dolida por su pérdida y la impulsó a continuar con la labor que ambos habían estado ejecutando. Se dedicó a colaborar con diferentes organizaciones como Socorro Rojo Internacional (SRI). Con el paso de los años exiliada de México, debido a su constante participación en este tipo de actividad política. Luego de su exilio, su vida fue aún más convulsa, en constante migración debido a sus continuas actividades clandestinas para el SRI, dejó su vida artística. Finalmente, la muerte la sorprende a los cuarenta y seis años, devuelta en México, su verdadera patria.
Tina Modotti vivió su vida cercana a la creación artística donde pudo plasmar su interés social y revolucionario e internacionalizar a México a través de los obreros y sus símbolos como el maíz, la bandolera y la hoz, expuestos en su obra. Así, su legado es ejemplo en el ámbito artístico, pero también en sus ideales de libertad e igualdad. Es, por tanto, Tina Modotti una mujer en dos tiempos.
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