Contrapunteo

Revolucionaria la Revolución

25 oct. 2017
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Cuando celebramos el centenario de la Revolución Socialista de Octubre, muchos son los que critican fuertemente ese proceso, recordando únicamente los errores cometidos a partir de la etapa en que Stalin lideró el proceso soviético, así como las causas que llevaron a la desaparición de la URSS. Sin embargo, muy pocas son las voces que defienden la idea de que el movimiento encabezado por los bolcheviques fue probablemente el alzamiento progresista más importante del siglo XX, constituyendo una verdadera Revolución económica, política, social y cultural.

Varios son los aspectos en que se sustenta esa afirmación, y el objetivo de estas líneas es precisamente analizarlos. Para ello, es necesario abordar su estallido, su radicalismo, las consecuencias de ese proceso. En primer lugar, es válido destacar que, aunque la Revolución de los bolcheviques se nutrió de varios procesos revolucionarios anteriores —destacándose como los más importantes la Revolución Francesa (1789) y la norteamericana (1776)— esta «se distingue de otras revoluciones por su carácter mundial», y porque representó «un viraje radical en la historia de la humanidad (…) fue la primera vez que el proletariado triunfaba y se hacía con el poder, poniéndose como objetivo, no el que una forma de explotación sustituya a otra forma de explotación o que un grupo de explotadores reemplace a otro grupo de explotadores, sino la supresión de toda clase de explotación del hombre por el hombre, la supresión de todos y cada uno de los grupos de explotadores, la organización de una nueva sociedad»,[1] con un carácter comunista. De igual forma, ninguna de sus predecesoras nació como revolución, sino que fueron denominadas así por teóricos que las estudiaron años después. La Revolución de octubre de 1917 fue la primera que se proyectó y se puso en práctica de manera consciente, lo que le otorga un lugar único en la historia moderna. Lo que comenzó como una alianza entre varios partidos políticos ocn diversas tendencias luchando por derrocar al zarismo, pasó a ser un proceso con objetivos más radicales, contando con un único partido como protagonista. Esta radicalización se vio favorecida por el fracaso del gobierno liberal burgués instaurado después del derrocamiento del zar. Este gobierno demostró la incapacidad de la burguesía nacional rusa para resolver las contradicciones y desigualdades sociales imperantes en esa nación.

Antes del triunfo de la Revolución, la economía rusa estaba extremadamente atrasada y tenía una base semifeudal. La población era predominantemente analfabeta. El imperio zarista ocasionaba grandes niveles de desigualdad política, económica y social. El poder clerical determinaba también un ínfimo acceso a la instrucción, la ciencia y el arte. La miseria, el no reconocimiento de los derechos de la mujer, la discriminación étnica y otros fenómenos eran legitimados por los mecanismos estatales. Este fue el escenario encontrado por los bolcheviques al llegar al poder.

Entre los elementos que van a marcar el carácter revolucionario de la gesta bolchevique, figura la ruptura inmediata con los intereses de la incipiente burguesía nacional. De hecho, entre las medidas adoptadas por el Consejo de Comisarios del Pueblo durante los primeros meses estuvieron el Decreto de la Paz y el Decreto de la Tierra.

El primero se oponía irreconciliablemente a las tendencias imperialistas de la burguesía liberal. A partir de la firma del Tratado de Brest—Litovsk —el cual fue firmado el 3 de marzo de 1918 y determinó la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial— este país cedió el control de importantes territorios (más de 800 000 km2), con lo cual quedó debilitado el dominio ruso en la región de Europa del Este. No obstante, era el principal reclamo de la clase obrera, los campesinos y los soldados del ejército. Esta era la primera medida contemplada como parte de la política exterior del gobierno socialista, demostrando que la Revolución no se contentaría con algunos minúsculos cambios domésticos.

El segundo decreto, por su parte, significó la ruptura definitiva con el resto de la burguesía nacional, en especial los propietarios rurales. Se decidió la anulación de la deuda de los campesinos y el reparto entre ellos de las grandes propiedades, sin contemplar la indemnización a los antiguos dueños.

Otra de las medidas revolucionarias fue establecida mediante el Decretosobre la supresión delos estamentos y categorías civiles, el cual suprimió la división estamental de los ciudadanos, aboliendo los títulos, las categorías civiles, los tratamientos y privilegios sociales que estos implicaban. Así, se establecía que todos los ciudadanos de la República Soviética de Rusia serían considerados iguales.Otro momento importante fue la «declaración de los derechos de los pueblos de Rusia» que abrogó la discriminación por nacionalidad y religión y confirmó el derecho de autodeterminación de los pueblos, llegando a ser reconocidas 169 etnias en distintos niveles de estructuras estatales.

Por otro lado, comenzó un proceso de nacionalización tan abarcador como era posibles en aquellas circunstancias. Se nacionalizaron los bancos, que era una de las posiciones claves de la burguesía. Igualmente, las empresas privadas que tuvieran más de cinco trabajadores y todas las empresas estatales pasaron a ser controladas por los soviets. Al mismo tiempo, se anuló la deuda pública, que era de aproximadamente 16 millones de rublos. Esta medida provocó gran descontento en las potencias occidentales.

En las empresas que no fueron nacionalizadas, se instauró el control obrero sobre la producción y distribución de los productos, mediante un decreto emitido en el propio mes de noviembre de 1917. Con él, se prohibía la interrupción del trabajo en la empresa, a menos que fuera autorizado por los representantes elegidos por los obreros, cuyas decisiones eran de obligatorio cumplimiento para los empresarios. De igual forma, los obreros obtenían acceso garantizado a los datos estadísticos y contables de la empresa, quedando abolido el secreto comercial. Esta fue otra de las medidas radicales implantadas durante la revolución, siendo el primer proceso que concedía tal nivel de poder a la clase obrera.

La Revolución tuvo clara desde un primer momento la necesidad de la demolición del viejo aparato estatal. Como afirmara Lenin, no se trataba de la negación de todos los mecanismos gubernamentales, sino de aquellos que constituían órganos de aplastamiento y opresión popular. Así, fueron disueltos los antiguos ejército, cuerpo policial y entes del sistema judicial, los cuales fueron sustituidos por tribunales revolucionarios y el Ejército Rojo Obrero y Campesino.Desaparecieron los viejos ministerios y otros órganos centrales. Únicamente se conservaron los mecanismos económicos que pudieran ser útiles al nuevo proceso social.

Por otra parte, se decretó la separación del Estado y la Escuela con la Iglesia, siendo este otro de los actos más revolucionarios de los organismos de poder soviético. Por primera vez en la historia, los ciudadanos rusos podían profesar cualquier religión libremente, así como podían también declararse ateos. Los actos de registro pasaban a ser jurisdicción de los organismos soviéticos. Con todo esto, se ponía fin a siglos de trabas impuestas por la Iglesia, especialmente en el ámbito de la cultura.

Con respecto al sector cultural, es necesario apuntar que también experimentó una verdadera revolución. Por una parte, el gobierno acercó el conocimiento al pueblo. Se elaboró un nuevo sistema ortográfico-caligráfico, que permitió aprender a leer y a escribir en ruso con mayor facilidad. Se crearon comunidades educativas con niños de todas las edades a cargo de maestros voluntarios.Se declaró gratuita la enseñanza en las escuelas, se introdujo la enseñanza conjunta de hombres y mujeres y se prohibió impartir cualquier tipo de doctrina religiosa de manera oficial. Se inauguraron nuevas universidades, en las que podían entrar gratuitamente personas procedentes de familias obreras y campesinas.

En todas las esferas, hubo un despuntar del pensamiento creativo, del arte popular: «Hay que recordar que la Revolución de Octubre significó también una explosión en términos de talento creativo. No podemos olvidar el cine soviético de aquellos primeros años revolucionarios. Hay que recordar el cartel… la gráfica…».[2]La revolución también erradicó la dependencia económica del teatro, abriendo un camino para que llegaran hasta él los obreros y campesinos. Palacios, galerías y otras instituciones que atesoraban obras patrimoniales, fueron nacionalizadas, prohibiendo la exportación de los valores custodiados en ellas.

Otras medidas adoptadas por el gobierno soviético fueron: el establecimiento de la jornada laboral de ocho horas; la implantación de un seguro social, el cual cubriría desempleo, enfermedad, jubilación o minusvalía y sería sufragado por los patronos en las empresas privadas; la regulación del matrimonio y el divorcio civiles, así como la protección a la infancia; la nacionalización de la flota mercante; la introducción del calendario gregoriano, el reconocimiento al derecho a la libre autodeterminación de los pueblos de Rusia, así como el reconocimiento de su soberanía y de la igualdad entre ellos. También se modificaron las legislaciones concernientes a la interrupción voluntaria del embarazo y se despenalizó la homosexualidad.

Con respecto a la mujer, el gobierno revolucionario enfrentó una situación alarmante. El analfabetismo entre ellas era de un 50%, eran sometidas a jornadas de catorce y hasta dieciséis horas, la ausencia en los meses después de dar a luz fue multada durante muchos años, los salarios que devengaban podían ser hasta un 59% menor que los de los hombresy estaban expuestas a toda clase de abusos físicos y sexuales. Varios decretos adoptados en aquellos primeros años de la revolución estaban destinados a elevar el estatus de la mujer dentro de la sociedad. Se les reconoció los mismos derechos políticos y legales que a los hombres, destacándose el derecho al voto; la preservación del empleo en caso de embarazo; la posibilidad de cuidar a sus hijos en horas de trabajo, de ser consideradas cabezas de familia y de disfrutar de subsidios familiares y guarderías; la no obligación de vivir con sus esposos; y la abolición del concepto de hijo ilegítimo. Además, muchas mujeres llegaron a dirigir Soviets, alcanzando así niveles de participación históricos en la dirección de la sociedad y la planificación económica.

Una vez enunciados todos estos elementos, no cabe la menor duda de la relevancia que tuvo el proceso revolucionario de octubre de 1917, en Rusia. Además de los importantes logros conquistados inmediatamente después del ascenso de los bolcheviques al poder, durante muchos años se continuó avanzando en torno a la justicia social, y a la igualdad plena de los hombres.

El alcance de esta revolución no se limitó los márgenes de Rusia y posteriormente, de la Unión Soviética. Su ejemplo influyó decisivamente en movimientos sociales populares que conquistarían el poder años más tarde en las más disímiles latitudes. Además, la existencia del socialismo y la demostración de que era posible lograr mejoras sociales tan considerables, obligó al mundo occidental a adoptar cambios en sus legislaciones, impulsando mayores niveles de bienestar social en naciones con un sistema capitalista.

Finalmente, es necesario añadir que la Revolución de Octubre impidió que se mantuviera la dominación absoluta del capitalismo en el planeta durante décadas. Pese a la desaparición de la Unión Soviética, a finales del siglo XX; el socialismo demostró que era posible y superior a su enemigo acérrimo, el capitalismo, que coloca en el centro de la sociedad al dinero, en lugar del hombre, que debería ser sin dudas la principal preocupación de cualquier sistema. Pese a las críticas que pueda recibir, la revolución soviética constituyó el movimiento social más importante de la época. Cien años más tarde, millones de personas en el mundo capitalista de hoy carecen de las libertades, derechos y posibilidades con que contaban los rusos desde inicios de 1918.

Este argumento despeja cualquier duda en torno a qué sistema proporciona mayores niveles de bienestar social, político y económico. El socialismo sigue siendo la respuesta a los problemas que enfrenta la humanidad. El capitalismo continúa demostrando, cada vez más, su incapacidad para garantizar justicia, libertad e igualdad. Se necesita hoy una nueva Revolución —basada en los mismos principios que aquella liderada por los bolcheviques— mundial, absoluta, con todos. Socialista.



[1] Muñoz, Roberto, «95 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre», en:  https://www.google.com.cu/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwjCpujL87jUAhUI4CYKHeyeCO4QFgghMAA&url=http%3A%2F%2Fdruzhba.eu%2Farticulos_121107.html&usg=AFQjCNGkSqJ4XUYPf_b9TA28gGtps5MpdQ&sig2=3wUOZe2taTZLnEwuq8_ePQ.

[2] Prieto, Abel:Apuntes en torno a la guerra cultural, Ocean Sur,2017, p.90.

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