Revolución es entender que «lo personal es político», como
sentenciaron en los años sesenta las feministas.
En Argentina un pañuelo verde con la consigna «Educación sexual para decidir,
anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir», es la bandera de
una revolución que no tiene frenos.
Vuelven las mujeres a cambiar todo lo que necesariamente pide a gritos ser
cambiado como es la despenalización del aborto, en un país donde hay alrededor
de 450 mil abortos clandestinos por año y varias mujeres mueren a
consecuencia de esa práctica en condiciones infrahumanas.
El proyecto que buscaba legalizar el aborto en Argentina fue rechazado este año
por el Senado de la nación. Mas, la presión social y el debate sobre el
derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, instalado en el propio seno de
una sociedad clerical y patriarcal, es el logro histórico.
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