Contrapunteo

Postura del Comando Sur 2023: la visión sobre China y Rusia

12 abr. 2023
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Hace apenas unas semanas, la jefa del Comando Sur estadounidense General Laura Richardson presentó ante el Comité de Servicios Armados del Senado la denominada “Postura del Comando Sur 2023”. Este documento anual elaborado por la mencionada estructura militar está concebido para alcanzar varios objetivos: 1) comunicar a diferentes públicos la visión del Pentágono sobre los retos que enfrenta en nuestra área geográfica, 2) incidir sobre sus aliados y socios en la región para consolidar sus mecanismos de coordinación y, 3) tratar de influir en el comportamiento de sus adversarios.

Desde hace algunos años, estos informes anuales han tomado un enfoque cada vez más dirigido a destacar las preocupaciones y amenazas en el área de seguridad nacional provenientes de actores estatales. En especial, se ha reforzado el papel de China y Rusia como desafíos principales a partir de un contexto global que ha sido calificado por académicos y tanques pensantes estadounidenses como de “competencia estratégica entre las grandes potencias”.

De hecho, las dos últimas Estrategias de Seguridad Nacional de Estados Unidos han posicionado esta rivalidad como la principal y más preocupante amenaza a los intereses nacionales estadounidenses. Por esta razón, en el documento del Comando Sur se le confiere especial relevancia a la influencia de China y Rusia en América Latina y el Caribe. El punto de partida de estas preocupaciones está asociado esencialmente a cuatro indicadores clave que se expresan en nuestra región: 740 mil millones de comercio anual con Washington; 60% del litio a nivel global; 31% de las aguas dulces del planeta y posee la mayor reserva de petróleo del mundo.

El informe inicia su acápite sobre los denominados “desafíos en expansión” refiriéndose en primera instancia a China y después a Rusia. El texto resalta que si bien Beijing en el año 2002 registraba un volumen de 18 mil millones de USD con la región en materia de comercio e inversiones, en la actualidad esa  cifra ha ascendido a 450 mil millones. No obstante, lo más impresionante es que se proyecta que en el 2035 ese dato se incremente hasta los 700 mil millones. No cabe dudas que esta expansión se ha convertido en un proceso irreversible que estremece los cimientos de la hegemonía estadounidense.  

Por otra parte, el documento afirma que Beijing está invirtiendo en infraestructura crítica, incluyendo puertos de aguas profundas y en instalaciones con capacidades en las áreas espaciales y de ciberseguridad, las que consideran podrían ser empleadas tanto para actividades “comerciales maliciosas” y operaciones militares. En este sentido, el informe señala: “en cualquier potencial conflicto global, la República Popular China podría aprovechar los puertos estratégicos en la región para restringir el acceso de embarcaciones militares y civiles estadounidenses. Este es un riesgo estratégico que no podemos aceptar o ignorar”.

El lenguaje de preocupación ante un escenario bélico que solo es posible pensarlo como consecuencia de la propia conducta de Washington, está encubriendo básicamente la profunda inquietud que existe en la clase política estadounidense como resultado de su gradual pérdida de control en nuestra área regional. Con el propósito de incrementar el realismo de la “amenaza china”, el texto maneja como evidencias el desarrollo de operaciones portuarias dirigidas por Beijing en el Canal de Panamá y en puertos argentinos próximos al Estrecho de Magallanes y la Antártida.

Con relación a la competencia en el espacio, se afirma que China cuenta con al menos 11 instalaciones de estas características en 5 países de la región. Estiman que esta situación le confiere al gigante asiático capacidades de seguimiento y vigilancia en el espacio. También refiere que 5 países del área ya han adoptado la tecnología 5G, que tiene como proveedor a la empresa tecnológica HUAWEI y la proyección es que los 24 países que están operando con 4G sobre plataformas chinas realicen su transición a la 5G.

En este contexto, el informe argumenta que 12 ciudades latinoamericanas están empleando los programas tecnológicos chinos “Ciudades Seguras”. El Comando Sur considera que esta tecnología permite que la parte china tenga acceso a las redes informáticas de esos gobiernos y se convierte en una “amenaza” para el personal militar y civil de Estados Unidos que se encuentre en esos países debido a sus capacidades para la obtención de información. Evalúan que el incremento del despliegue de esta tecnología, contribuirá a que más efectivos militares latinoamericanos viajen a China para recibir entrenamiento en materia de ciberseguridad y doctrina militar.

En el caso de Rusia, aunque la mención es breve, el informe señala que Moscú “de conjunto con regímenes autoritarios de la región” trata de socavar la influencia de Estados Unidos empleando el compromiso militar. En tal sentido, singulariza que Venezuela y Nicaragua han incrementado este tipo de vínculos con Rusia, lo que complementan al resaltar que emplean operaciones de desinformación para promover los objetivos geopolítica rusos y socavar los intereses de seguridad nacional estadounidenses.

El texto explica que Moscú divulga narrativas falsas sobre la invasión a Ucrania a través del empleo de Rusia Today en Español, Sputnik Mundo y sus variadas redes sociales. Como un elemento de preocupación, destaca que la página en Facebook en Español de RT tiene 18 millones de seguidores.

La narrativa contra China y Rusia que emplea la actual Postura del Comando Sur constituye un reflejo de la profunda preocupación que existe en la clase política y militar estadounidense sobre el declive de la hegemonía estadounidense ante el ascenso de Beijing y Moscú en el escenario global, y en especial, en América Latina y el Caribe.

El proceso de posicionamiento, particularmente, de China en áreas de interés estratégico para Washington es evidente que resulta un desafío a su sistema de dominación regional que enfrenta serios problemas para sostenerse. Parecería que su ascenso es indetenible y que el único recurso de Estados Unidos es acudir a una retórica de construcción de amenaza y orientada a intimidar a los países que decidan cooperar con el gigante asiático. Las evidencias indican que Beijing preserva e incrementa sus capacidades para continuar ganando espacios en nuestra región y que muchos países lo ven más que como un enemigo ambicioso como un socio confiable, estable, seguro y poderoso.  
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