Cada 15 de febrero recordamos la caída en combate de Camilo Torres Restrepo, conocido como el Cura Guerrillero. Este 2019 se cumplieron 53 años de su siembra y todavía hoy Camilo sigue cosechando frutos de liberación e invitándonos a debatir sobre las luchas en el continente y el mundo.
La Cátedra de Pensamiento Social Crítico Franz Himkelammert —impulsada por el Instituto de Filosofía, el Centro Memorial Dr. Matin Luther King, Jr. y el Centro de Reflexión y Debate Oscar Arnulfo Romero— sirvió como escenario para recordar a Camilo Torres desde Cuba.
Sin embargo, no fue un debate acerca de la vida del Comandante Camilo. El pasado 15 de febrero, su propuesta de Amor Eficaz fue el “pie forzado” para dialogar y pensar uno de los temas que funge como punta de lanza para la intervención ideológica imperialista y neoliberal: los fundamentalismos religiosos.
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Durante los últimos 20 años, en Nuestramérica se ha evidenciado una creciente fuerza que, de forma soterrada, está logrando ocupar sectores de poder económico, político e ideológico: las iglesias evangélicas de ultraderecha.
Tal vez el ejemplo más evidente es Brasil. Allí la “bancada evangélica” fue decisiva para consolidar el impeachment de 2016 que consolidó el golpe de Estado Parlamentario contra Dilma Rousseff y para la llegada a la Presidencia de Jair Bosonaro. Hoy cuenta con 199 congresistas (de un total de 513 parlamentarios) y con la segunda red de medios más importante del gigante suramericano: el Grupo Record. Además, cerca de 42 millones de personas se declaran fieles de dichas ideologías. Brasil es un país donde se abren cerca de 14 000 iglesias de nuevo tipo cada año. Es decir, su funcionamiento podría equipararse con el de un emporio de franquicias.
A finales del mismo 2016, en Colombia el voto evangélico de ultraderecha fue decisivo en la no aprobación a los Acuerdos de Paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Gobierno Nacional, durante el tristemente célebre plebiscito del NO.
Según los cálculos del Consejo Nacional Electoral, dichas iglesias evangélicas de ultraderecha aportaron más de 2 millones de votos para el NO (de un total de 6 431 372). ¿Cuál fue la motivación? Una fuerte campaña comunicacional en rechazo al comunismo y a lo que nombraron como “Ideología de Género”.
En ambos casos mencionados, estas iglesias asumen como cruzada la defensa y recuperación de los valores de la familia. Para ello, alzan banderas contra la educación sexual y reproductiva que incluyen temas como la prohibición del aborto, contra el matrimonio igualitario y contra la población sexo-género diversa.
En Estados Unidos, donde la población evangélica llega a cerca de 80 millones de fieles, se calcula que el 80% de las y los evangélicos blancos son parte de la fuerza que permitió elegir a Donald Trump y a Mike Pence para la presidencia y vicepresidencia de ese país, respectivamente. Este último personaje es un reconocido líder de ese mundo cristiano de ultraderecha. Por cierto, los mismos directores de la campaña presidencial de Trump-Pence fueron los asesores de Bolsonaro en Brasil y del No en el plebiscito de Colombia.
¿Por qué el Amor Eficaz es “peligroso”?
Diez años después del triunfo de la Revolución Cubana, en 1969, se redactó el llamado Informe Rokefeller. Entre otros elementos de peligro, este texto escrito por el entonces vicepresidente de Estados Unidos, reconocía a la Teología de la Liberación como una de las principales amenazas a sus intereses en el continente americano. Ante ello, recomendó combatirlo en el ámbito político, religioso, militares, cultural y mediático-comunicacional. A este informe le prosiguieron los Documentos de Santa Fe I, Santa Fe II y Santa Fe IV que mantenían advertencias y recomendaciones en esa misma sintonía.
Por esos mismos años nacía una propuesta de fe liberadora en nuestro continente: la Teología de la Liberación. Y Camilo Torres, con su opción de trabajo “por los pobres” y su propuesta de que el amor que propuso Jesucristo tenía que materializarse de manera eficaz en nuestra relación individual y colectiva con el prójimo, se reconoce como uno de sus principales referentes.
La Teología de la Liberación no solo encontró su fuerza en la gran influencia de la fe cristiana sobre nuestro continente (como consecuencia de la invasión Europea) sino que al desarrollar dinámicas comunitarias, espirituales-divinas, emotivas y aterrizadoras sobre las necesidades y sufrimientos concretos del pueblo, propuso un proyecto esperanzador de Vida Digna para todas y todos. Es decir, llevó la Revolución a la emotividad, a la pasión movilizadora y transformadora de las mayorías.
El Informe Rokefeller y los posteriores documentos de Santa Fe lograron su objetivo descabezando, literalmente, a gran parte del tejido y representantes de la Teología de la Liberación en el continente. Para consolidar su dinámica neocolonial, implantó grandes corporaciones culturales, de entretenimiento, comunicacionales y, por supuesto, religiosas.
Hoy esas iglesias evangélicas de ultraderecha son la referencia organizativa y espiritual de los rincones más apartados e invisibilizados de las ciudades y los campos. ¿Por qué? Además del abandono de las fuerzas políticas populares de esos mismos espacios territoriales (causado por el genocidio político del que son víctimas tanto como por sus propios errores estratégicos); los fundamentalismos religiosos ocupan hoy los lugares que antes ocuparon la organización popular, los sindicatos, el deporte, la cultura de los pueblos y la Teología de la Liberación. Por el contrario de antaño, las dinámicas del microtráficos, las pandillas y las iglesias fundamentalistas de ultraderecha resuelven los problemas concretos de los sectores populares. Las mujeres y las juventudes son sus principales objetivos.
¿Qué hacer?
Recordar a Camilo no basta. El debate en la Cátedra de Pensamiento Social Crítico Franz Himkelammert nos llevó a plantear la urgente necesidad de estudiar a profundidad el tema de estas ideologías que hoy enajenan como parte de una estrategia hegemónica de dominación.
Y este estudio es importante porque se hace preciso reconocer el peligro y el poder que hoy representan los fundamentalismos (no solo los eclesiales), de dónde vienen, qué intereses representan y cuáles pueden ser los resultados de sus políticas. Es decir, no se debe menospreciar su poder ideológico, movilizador, político-electoral e incluso militar.
También debemos hacer una revisión crítica de lo que ha sido y está siendo hoy el trabajo del movimiento popular en el continente para reconstruir la identidad y la fuerza transformadora de las mayorías. Ese es el mejor homenaje a Camilo Torres y su llamado a que el amor sea eficaz.
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