En el marco del 60 aniversario de la Revolución Cubana, entrevistamos a João Pedro Stedile, coordinador nacional del Movimiento de los Trabajadores rurales Sin Tierra de Brasil, quien nos ofreció su visión y pensamiento sobre las relaciones entre el MST y el proceso revolucionario cubano.
Uno de los movimientos sociales que en América Latina ha conseguido reivindicar su lucha a través de su organización y persistencia en la lucha de clases es el MST, que lleva 34 años (1984) de resistencia enfrentando a las poderosas oligarquías nacionales del latifundio brasilero su articulación política en la bancada ruralista y el poder financiero del Agro-negocio de las corporaciones mundiales.
Utilizando como una de sus estrategias la ocupación de latifundios improductivos, actualmente tiene como desafío la articulación de las luchas del campo con las de la ciudad dentro del programa que se denominó Reforma Agraria Popular. Este movimiento contiene en sus fundamentos y directrices diversos elementos de la táctica y estrategia de la Revolución Cubana.
En el contexto del aniversario de la Revolución Cubana, ¿qué importancia tiene como referencia para el MST?
Es una referencia histórica no solo para el MST, sino para toda la izquierda mundial y sobre todo para los pueblos de Latinoamérica. En la postguerra había una disputa ideológica muy grande dentro de toda la izquierda mundial. Frente a la guerra fría y también frente a corrientes que defendían la alianza con las burguesías locales, como forma de enfrentar al imperio y acumular fuerzas. Pero en Latinoamérica vivimos un largo periodo de fuerte avance del movimiento de masas desde 1945 a 1979, que propició también el surgimiento de poderosos movimientos revolucionario. O sea, la lucha contra el imperio y las oligarquías locales, adquirió formas revolucionarias. En algunos países perdimos las batallas, como Guatemala, México, Brasil, República Dominicana, El Salvador, pero en la pequeña grande Isla de Cuba, fuimos victoriosos. Es por esto que se transformó en un símbolo imposible de vencer. Mantenerse resistiendo durante 60 años a cien millas del imperio, es un triunfo fantástico de un pueblo, que logró unirse con sus formas de organización de masas, de su Partido, liderazgo y coherencia de Fidel, y se mantuvo firme y ganando todas las batallas contra el Imperio, a pesar de la cercanía y su voracidad.
¿Ideológicamente qué representa el legado del pensamiento martiano para el MST?
José Martí es un clásico del pensamiento latinoamericano. Fue el que primero elaboró teóricamente la tesis de la necesidad de nuestros pueblos de tener una organización soberana, frente a los intereses del Imperio. Además, fue coherente con sus ideas y no se quedó solo en la teoría, sino que se involucró directamente en la lucha. Por otro lado, fue de una generación de intelectuales completos, que se dedicaban a la teoría de los programas de liberación, pero también a las artes, al periodismo, a la poesía, la música. Así, que José Martí es un referente para todo el continente, en su contribución para la liberación nacional de nuestros pueblos. Abrió paso, como ejemplo del intelectual comprometido, a lo que tendremos después con Sandino, Farabundo Martí, José Mariátegui, Camilo Torres, Fidel, El Che, Luis Carlos Prestes, Marighella, Ruy Mauro Marini, Miguel Enríquez, Omar Torrijos, Malcon-X y tantos otros.
El MST se ha nutrido de la influencia de diversas vertientes revolucionarias latinoamericanas, entre ellas destaca la revolución nicaragüense, la unidad popular en Chile y la propia Revolución Cubana. ¿Cómo esta simbología se interioriza en la base social del movimiento, sea en campamentos o asentamientos, su arte y cultura, o espacios de formación?
Bueno, nosotros adoptamos una visión programática de que todos los pensadores que nos ayudan a interpretar la realidad, sea el modo de producción capitalista, sea como redactores de las luchas de sus pueblos, son importantes para nosotros. Comprendimos desde el principio que no deberíamos adoptar una sola corriente o vertiente. Pues cada una, a su modo, puede contribuir con sus enseñanzas, sus prácticas y sus ejemplos.
Por otro lado, aprendimos, que las formas de hacer política, donde la lucha por el poder no es solo disputar gobiernos, sino que disputar espacios de poderes reales que hay en todos espacios colectivos y del poder económico de la sociedad. Por eso, nuestra lucha política principal es disputar la tierra, el territorio, los bienes de la naturaleza, contra las oligarquías y latifundistas, que solo piensan en apropiarse para la ganancia personal.
Pensamos también que el quehacer político no puede resumirse en mítines o en clases de formación política. Sino que deberíamos aprovechar todas las formas pedagógicas de reflexión para cultivar la vida y la lucha. Por eso siempre estimulamos la utilización de la música, el teatro, el futbol, la pintura, y muchas otras formas culturales, para desarrollar el pensamiento crítico y cultivar el ideal de una nueva sociedad donde todos seamos iguales.
¿Qué simbolizan Fidel y el Che para el MST?
El Che y Fidel son símbolos, expresiones de la liberación de los pueblos latinoamericanos. No debemos endiosarlos, pero a partir de su coherencia, del ejemplo de vida, podemos cultivar los valores humanistas y socialistas para liberar a nuestra gente.
Así reivindicamos al Che y a Fidel, para cultivar la solidaridad, para cultivar el trabajo, para cultivar el ejemplo que los dirigentes deben dar. Como decía el Che, ser el primerio en la cola del trabajo y el último en la cola de la comida. Cultivar los valores del internacionalismo, el amor al estudio; sin conocimiento científico no podremos dominar la naturaliza y resolver los problemas concretos del pueblo.
Cultivar el espíritu misionero en nuestra militancia para estar en el medio del pueblo y ayudar a organizarlo. Por eso, cuando utilizamos al Che y a Fidel, y a tantos otros, no queremos referenciar su imagen, sino su ejemplo y su práctica.
Muchas enseñanzas y valores pasan de generación a generación, no porque teoricemos el discurso, sino la vida concreta de los próceres que nos antecedieron. Así sucede con todas las sociedades a lo largo de la historia.
El ejemplo del internacionalismo y la solidaridad entre los pueblos son virtudes que han vinculado a Cuba y al MST…
En nuestra vida cotidiana como militantes del MST, de un movimiento que lucha por la reforma agraria, por un nuevo modelo de agricultura y cambios estructurales en la sociedad, eso sucede de muchas formas todos los días. La lucha por la tierra, una toma de un latifundio, organizar un acampamento, un asentamiento, con centenas de familias, es un acto permanente de solidaridad entre todas las personas para resolver cada problema que enfrentan y también es un momento de solidaridad de los trabajadores el pueblo en general con nosotros.
Cuando organizamos una escuela en un acampamento, sin ningún apoyo público, esa escuela solo funciona como acto amoroso de solidaridad entre los niños, entre los maestros y la comunidad. Así podría dar centenas de ejemplos de la vida cotidiana,ç que solo nos permitió conquistar victorias, porque se basaban en la solidaridad.
Hacemos nuestras marchas masivas, con 5, 10 hasta 17 mil personas caminando, todos los días, por centenas de kilómetros, y eso solo es posible porque se basan en el principio de la solidaridad. El individualismo, el egoísmo, no tiene espacio en un movimiento de masas como el nuestro.
En cuanto al internacionalismo, del cual la revolución y el pueblo cubano son un ejemplo permanente que nos anima todos los días, tenemos también muchos ejemplos de nuestra práctica. Pero antes, quiero hacer un reconocimiento a este valeroso pueblo, que siempre nos ayudó, con su ejemplo, con sus escuelas, con sus prácticas de agroecología, con su ELAM, que formó millares de médicos oriundos de los pobres latinoamericanos, y sus misiones de salud, de educación a otros pueblos del mundo.
En particular quisiera agradecer la generosidad del método de alfabetización de adultos YO SÍ PUEDO, que aplicamos también en nuestra base acá en Brasil y seremos siempre gratos.
Con ese ejemplo del pueblo cubano, hemos tratado de hacer nuestra parte también y tratamos de organizar campañas de solidaridad internacionalista hacia los pueblos en lucha, como el caso histórico de Palestina, de Haití, de África, y de muchos países, donde los trabajadores enfrentan la explotación luchando.
Hemos organizado muchas brigadas internacionalistas, para que puedan vivir algún tiempo en otros países y pueblos, conviviendo y aprendiendo con ellos.
Al interior de Brasil, también organizamos brigadas para ir aplicando el método de alfabetización para ir organizar el movimiento en comunidades lejanas, organizar escuelas, etc.
¿Cuáles son los retos en común para el MST y para Cuba en la actualidad?
No creo que sea posible establecer paralelos porque la historia del pueblo cubano tiene sus particularidades y del pueblo brasileño también. Nuestras condiciones objetivas para resolver los problemas del pueblo son distintas y por lo tanto apuntan a retos distintos. Pero creo que tenemos líneas políticas programáticas comunes, en el afán de construir sociedades más justas, igualitarias y socialistas.
Para eso tenemos que enfrentar acá y allá, nuestros enemigos comunes, como las acciones del imperialismo. Las acciones de las corporaciones transnacionales que quieren dominar todo.
Tenemos que enfrentar la construcción de nuevo modelo de producción agrícola, basados en la agroecología y la defensa de nuestros campesinos, con valoración de la vida en el campo.
También el reto de democratizar todo el tiempo el acceso al conocimiento científico por la lucha por la soberanía alimentaria, que es garantizar que nuestro pueblo defienda y produzca para su localidad.
Tenemos la lucha contra cualquier discriminación de género, de etnia, de color de la piel, de opción sexual, de edad, de opción religiosa.
Todos esos son retos humanitarios, son los dilemas de la humanidad, y en cada país tenemos que enfrentarlos.
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