Julio Antonio Mella pese a su corta edad experimentó un gran desarrollo en el ámbito de las letras. Así, dejó muchos escritos a nuestra historia, la mayoría vieron la luz como artículos, en cambio otros, fueron concebidos a modos de ensayos más reposados y ampliamente argumentados.
Esta edición propuesta por la Editorial Ocean Sur, recoge una breve selección de textos que se consideran emblemáticos de su ideario antiimperialista y de su pensamiento marxista. Es Mella uno de los marxistas más reconocidos en nuestro continente precisamente por la forma en que aplicó esta teoría a la comprensión de nuestras realidades.
De esta manera, conocer el pensamiento de tan ilustre revolucionario se hace imprescindible no solo para cubanos, sino también para los latinoamericanos de hoy, pues sus ideas sobre la unidad entre los intelectuales y los pueblos, resultan de gran significación en los momentos actuales, tanto o más como lo fue en su tiempo; sus escritos nos acercan a su sensibilidad acerca de los problemas sociales.
En el primer texto que se incluye en el libro, Cuba: un pueblo que jamás ha sido libre, Mella hace referencia a la engañosa amistad con Estados Unidos y advierte su histórico interés en poseer a Cuba. Hace referencia a los disímiles mecanismos de dominación yanqui que, en primera instancia, estaban enmascarados, entre ellos la Enmienda Platt.
De manera más general, Mella refiere o compara esta situación cubana con toda la América que sufre exactamente lo mismo, la falta de libertad y sobre ello comenta: «No se sostiene un gobierno sin la voluntad de Estados Unidos, ya que el apoyo del oro yanqui es más sólido que el voto del pueblo respectivo. Hoy los pueblos no son nada, ya que la sociedad está hecha para ser gobernada por el dólar y no por el ciudadano».[1]
A partir de aquí, establece una fuerte crítica ante la cosificación del hombre y la perdida de la espiritualidad, critica al mundo que antepone el dinero y la riqueza ante los valores humanos y este va a ser el punto clave que conecta el pensamiento de este joven con José Martí, es esta una idea muy martiana, ya advertida anteriormente por el apóstol en sus crónicas periodísticas principalmente. Insita entonces a la revolución social y a la unión de los movimientos intelectuales de toda América.
Asimismo, en el texo Glosas al pensamiento de José Martí, comenta sobre la importancia de la obra del apóstol y la necesidad de ser analizada con conciencia y no legada a la crítica burda. Mella comenta el espíritu revolucionario de Martí e invita a todos a tomarlo como ejemplo. Finalmente, explica la relación del héroe con el proletariado y su espíritu internacionalista.
Otros dos escritos: El concepto socialista de la Reforma Universiaria y Los estudiantes y la lucha social, tienen gran relación en tanto apelan precisamente al papel del estudiantado y los intelectuales en las luchas del país por la independencia. Pues, se entiende en el aparato politico universal que la cultura y la enseñanza son motores fundamentales en un pueblo, por tanto, se necesitaba una universidad más vinculada a los oprimidos y no a los opresores. En el segundo texto realiza una síntesis del movimiento universitario en América Latina, por ello, esta Reforma Universitaria o Revolución Universitaria como también se le llamó, fue de carácter continental, «un signo de los tiempos nuevos»,[2] idea esta muy martiana también.
Así en, Nueva ruta a los estudiantes, se apela a todos para la lucha: «ni en nombre del arte, ni de la ciencia, ni del derecho, ni de la libertad individual se puede ser ajeno a esta lucha»[3] y representa complemento y continuidad de las ideas expuestas en los textos anteriores. Habla de un movimiento mundial que necesita las fuerzas de todos y su pronunciamiento en contra de un enemigo común: el imperialismo y ello se reitera en los textos siguientes.
El último de los escritos incluidos en la compilación hace referencia a la creación de «revolucionarios profesionales», es decir, una Revolución en el sentido más amplio de la palabra, y su defensa sería nuestra profesión, nuestro quehacer diario. En esos momentos de lucha que vivía América Latina era necesario que todos pusieran sus fuerzas y desepeñaran esa profesión «que todo hombre honrado debe desempeñar».[4]
Así, de manera general en estos escritos, Mella denuncia y critica la política aplicada por el imperialismo, en el caso específico de Cuba, pero no se reduce a esta, sino que lo extiende a toda la América Latina que estaba en la misma situación que nuestro país. Mella continuó la idea martiana de una América toda, unida por un fin común, la independencia.
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