Contrapunteo

Médicos y no bombas, esa es nuestra divisa

29 sept. 2020
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«Una epidemia global ha cambiado drásticamente la vida cotidiana», enunciaba con toda pertinencia el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante su intervención virtual en la Reunión de Alto nivel de la Asamblea General de la ONU.

Su preocupación, más que necesaria, nos recuerda los duros momentos que atraviesa la historia de la especie humana, exhortando en su alegato a «impulsar la solidaridad y la cooperación internacional para amortiguar el golpe».

Sin embargo, no ha sido el único mandatario cubano en evocar mensajes de paz y altruismo ante esta organización multilateral; muchos años atrás un barbudo Fidel tomaría las calles de New York para convencer al mundo de la justa causa del pueblo cubano.

A las 8:15 p.m. del lunes 26 de septiembre de 1960, Fidel concluía su primera intervención en Naciones Unidas en un discurso histórico, el cual fue interrumpido unas treinta veces por los aplausos de los delegados a la Asamblea General de la ONU.

A pesar de que una larga línea temporal separa ambas intervenciones de los presidentes de la Mayor de las Antillas, los dos defienden una misma línea de acción, demostrando la certidumbre de que hoy en día somos continuidad de un pasado trazado por los asaltantes del cuartel Moncada.

Tiempos de cambio

Retomando las palabras del presidente cubano, es importante resaltar su llamado a un cambio de tono en el papel de esta organización ante los momentos actuales.

Asimismo, el jefe de Estado resaltó la inconmensurable labor de la Brigada Internacional Médica Especializada en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias «Henry Reeve», conformada por profesionales sanitarios de Cuba para prestar asistencia a los más necesitados.

El mandatario cubano exhortó también al cese de la campaña difamatoria, impulsada por el gobierno estadounidense, contra la labor altruista de la cooperación médica internacional de Cuba que, con elevado prestigio y resultados verificables, ha contribuido a salvar cientos de vidas y a reducir el impacto de la enfermedad en diversas latitudes, labor que ha merecido además la propuesta de nominación de estos galenos al Premio Nobel de la Paz.

«Mientras el gobierno de Estados Unidos ignora el llamado a aunar esfuerzos en el combate a la pandemia y se retira de la OMS; Cuba, en respuesta a solicitudes recibidas y guiada por la profunda vocación solidaria y humanista de su pueblo, refuerza su cooperación con el envío de más de 3 mil 700 colaboradores, organizados en 46 brigadas médicas, a 39 países y territorios afectados por la COVID-19», resaltó el mandatario.

Por otro lado, el presidente expuso la acertada preparación que, ante situaciones como esta, presenta una nación como la Mayor de las Antillas, la cual ha tenido que enfrentarse a «epidemias terribles, algunas de ellas deliberadamente introducidas como parte de la guerra permanente contra nuestro proyecto político».

«Todo ello permitió no solo preservar el derecho a la salud de todos los ciudadanos, sin excepción, sino enfrentar la pandemia en mejores condiciones, pese al recrudecido bloqueo estadounidense», subrayó.

Díaz-Canel Bermúdez recordó también los grandes logros que, ante una enfermedad como el SARS-CoV-2, ha logrado nuestro país, manteniendo las estadísticas de la epidemia en torno al 80% de personas contagiadas salvadas y un índice de letalidad por debajo de la media continental y mundial.

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