La periodista cubana y feminista islámica invita a buscar enfoques decoloniales en el Corán. Este movimiento con presencia en América Latina aboga por estudiar la evolución de esta creencia e interpretarla desde una posición de equidad.
Mariana Camejo se interesó por el Islam a través de un sueño. Aquella experiencia onírica hizo que la periodista cubana no solo se reconociera como mujer musulmana, sino también estudiara esta religión y la deconstruyera a través del feminismo.
«Ese proceso de evolución fue para mí no solo espiritual sino también intelectual, emocional y psicológico. Nuestro mundo está impregnado por la cultura occidental, proveniente sobre todo de Estados Unidos y Europa. Hay una imagen étnica que condena a la mujer musulmana que usa velo y puede estar perfectamente empoderada. Cuando el feminismo no admite esas otras formas también está discriminando y violentando a aquellas que tienen derecho a decir: Nosotras existimos y queremos vivir de esta manera».
En 2017 el informe de Pew Research incluyó 19 países de América Latina y el Caribe. El documento titulado «El futuro de las religiones del mundo» previó un aumento de la comunidad musulmana para el 2050, donde esta podría representar un tercio de la población mundial. Sin embargo, en América Latina las estadísticas no son significativas y se estima que para entonces solo crecerá un 35 % en la región.
El Islam arribó al continente en el siglo XV con los llamados «moriscos» de Andalucía y otras regiones de Sevilla. Posteriormente, durante la trata transatlántica de población africana se introdujo en América Latina y el Caribe. Luego de la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, la practicaban trabajadores contratados en el sur de Asia, quienes contribuyeron a reintroducir el Islam en países como Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam.
Como se destacó en el Congreso El Islam globalizado: Una mirada
desde América Latina, realizado
en noviembre de 2021, a finales del siglo XIX se inició un importante
movimiento migratorio de miles de personas originarias del estado Otomano.
Estas minorías se
establecieron
especialmente en algunas ciudades y se dedicaron a actividades comerciales. Recientemente,
situaciones de crisis y conflictos, tanto en África como en Medio Oriente, han
dado lugar a nuevos movimientos humanos hacia el hemisferio occidental y,
particularmente, hacia América Latina y el Caribe.
Los especialistas coinciden en que la presencia contemporánea del Islam en la región no se debe solamente a las olas migratorias, sino también a practicantes conversos. Esto propicia que el Islam se posicione en sociedades políticamente laicas y secularizadas de Latinoamérica.
Para Mariana Camejo, «el mundo islámico no es monolítico u homogéneo. Su cultura debe entenderse más allá de lo mediatizado. En algunos contextos se tergiversan las escrituras islámicas para aplicar leyes que al final van en detrimento de las sociedades y específicamente de las mujeres y las niñas, principalmente en situaciones guerreristas. Entonces se ejerce una triple de violencia sobre el cuerpo de las mujeres y las niñas».
«Se parte de una infantilización de la mujer donde esta tiene capacidades inferiores, se le impone en determinadas situaciones permanecer en la casa y se le prohíbe asistir a la escuela o frecuentar lugares públicos, participar incluso en la vida política de su país», agregó.
Entre las autoras que la profesora del Instituto Internacional de Periodismo José Martí sugiere para adentrarse en el universo musulmán y las teorías descolonizadoras, menciona a la marroquí Fátima Mernissi, a la doctora en Estudios Internacionales Mediterráneos por la Universidad Autónoma de Madrid, Sirin Aldbi, y a la chilena Vanessa Rivera de la Fuente.
Esta última, en su artículo «Feminismo Islámico: Una hermenéutica de liberación», explica cómo la revelación coránica supuso una revolución sociopolítica que rompió con los esquemas de las sociedades tribales árabes en tres aspectos fundamentales:
1. La igualdad sociológica a través de una cosmogonía que no acentúa el sexo o el género sino el concepto de humanidad.
2. El reconocimiento de la mujer.
3. La reivindicación de determinados derechos que las sociedades occidentales consiguieron posteriormente en el siglo XX. Entre las garantías reconocidas están la igualdad ante la ley, así como el derecho al trabajo y la propiedad.
Como expuso Mariana Camejo, «el Islam surge en una sociedad donde las niñas primogénitas eran enterradas vivas, un hombre podía ofrecer una de sus esposas a otro hombre como acto de hospitalidad y rechazarla era un desagravio. En esa época las mujeres no tenían derecho a herencia. En Europa esto no fue legislado hasta el siglo XIX, cuando en el Islam ya existía esta garantía en el siglo VII. Aunque los países árabes de mayoría musulmana tienen un sistema patriarcal que pone a la mujer en un segundo y tercer plano, hay enfoques revolucionarios para la mujer en el Islam. Tienes que verlos ahí y no como históricamente se ha implementado».
En su conferencia «Desengaños y expectativas del feminismo islámico», Valentine Moghadam resalta cómo este movimiento reformista, centrado en el Corán, propició un diálogo entre las feministas religiosas y seculares para abrir un camino en materia de igualdad de género y participación de las mujeres en doctrinas y prácticas religiosas.
«Las mujeres musulmanas están dotadas del conocimiento lingüístico y teórico necesario para desafiar las interpretaciones sobre la situación de las mujeres, al mismo tiempo como refutación de los estereotipos occidentales y de la ortodoxia islamista. Su argumento alternativo es que el Islam ha sido interpretado a lo largo de los siglos de un modo patriarcal y a menudo misógino (…). Tanto el espíritu como la letra del Corán han sido distorsionados», escribió la académica iraní.
El feminismo islámico aboga por ir al origen de esta
situación, analizar las interpretaciones y ofrecer a la mujer una posición de
equidad. Mariana Camejo invita a leer a esas estudiosas que abogan por un Islam
decolonial, apartado de la visión europea.
«No hay sur, sino sures que incluyen a los grupos nativos de América Latina o del Medio Oriente. Si el feminismo islámico existe y desde posiciones establecidas como religiosas y patriarcales afirmas que no tiene derecho a ser, estás discriminando y ejerciendo violencia sobre esas mujeres. Tenemos que reconocer la otredad y aceptar la existencia de la otra persona. No necesitas verte reflejado sino respetar esa forma de vida independiente y diferente».
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