Contrapunteo

Los vientos del sur mueven molinos

10 mar. 2022
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Con Iago hablamos de historia, de dictaduras y asesinatos, de un edificio devenido símbolo —invadido, destruido y reestablecido como sede de luchas—, de un movimiento estudiantil que en más de una ocasión ha tomado las calles y hablamos de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), que es también hablar de la historia más reciente de la nación brasileña.

Desde su llegada a Grêmio do Colégio, una escuela pública de la Universidad Federal de Goiás (UFG) en Goiânia, Brasil, Iago Montalvão Oliveira Campos se convirtió en un ferviente militante. Allí cursó tres años de historia, y actualmente continúa sus estudios en la Universidad de Sao Paulo (USP). La oportunidad que ha tenido de pertenecer a los mejores centros de educación superior en su país, ha sido fruto de su activa participación en el movimiento estudiantil brasileño.

Con 28 años de edad, Iago dirige una de las organizaciones de más historia en el continente: la Unión Nacional de Estudiantes, elegido en su 57 Congreso celebrado en Brasilia, donde alcanzó 4 053 votos, el 70% del total. Vive la vida de forma muy agitada, siempre quiere participar en todo y anda buscando algo que hacer. Es de esas personas que, si se detienen, se siente incómodos.

«La UNE brinda a los jóvenes la oportunidad de soñar, porque ha construido luchas en otras épocas que han permitido a las personas conquistar condiciones para estudiantes de escuelas públicas. Negros, pardos, indígenas que antes no soñaban con estos espacios en la educación superior, hoy en día pueden soñar», lo dice y se siente orgulloso porque él mismo es fruto de esas luchas; si se unió a la USP fue precisamente por las cuotas conquistadas por la UNE, de otra forma nunca hubiera podido costearse la educación allí.

Iago tiene muchas vivencias, y es un conocedor de la historia de su organización. Por eso la conversación inicia en busca del momento fundacional de la UNE, cuando corría el año 1937 en el gigante sudamericano.

El 11 de agosto de 1937, en la Casa del Estudiante de Brasil, en Río de Janeiro, el entonces Consejo Nacional de Estudiantes logró consolidar el gran proyecto de reunir al estudiantado brasileño. Aquellos jóvenes bautizaron su empeño como Unión Nacional de Estudiantes. Desde entonces, la UNE busca la articulación con otras fuerzas progresistas de la sociedad. Su primer presidente fue Valdir Borges, de Río Grande del Sur, elegido en 1939.

Precisamente ese año, estalló el mayor conflicto humano de la historia, la Segunda Guerra Mundial. Los estudiantes brasileños, recién organizados, jugaron un papel político clave en Brasil durante este proceso, oponiéndose al nazi-fascismo de Hitler y presionando al gobierno del presidente Getúlio Vargas para que tomara una posición firme durante la guerra. Entraron en enfrentamiento directo con los partidarios del fascismo, quienes buscaban un mayor espacio para esta ideología en el país. En el fragor del conflicto, en 1942, los jóvenes ocuparon la sede del club alemán Germania, en Río de Janeiro, un bastión tradicional de los fascistas. En ese periodo período, Brasil entró oficialmente en la guerra contra el eje formado por Alemania, Italia y Japón. Ese mismo año, el presidente Vargas concedió el edificio ocupado como sede de la UNE. Además, por el decreto-ley no. 4080, el mandatario oficializó la UNE como entidad representativa de todos los estudiantes universitarios brasileños.

¿Cuánto sufrió el movimiento estudiantil brasileño el periodo de las dictaduras?

La primera acción de la dictadura militar brasileña al tomar el poder en 1964 y deponer al presidente João Goulart fue ametrallar, invadir e incendiar la sede de la UNE —que se ubica en Praia do Flamengo 132— en la fatídica noche del 30 de marzo. Era evidente el alcance del odio que sentían militares y conservadores hacia la organización. La dictadura persiguió, arrestó, torturó y ejecutó a cientos de brasileños, muchos de ellos estudiantes. El régimen eliminó legalmente la representación de la UNE a través de la Ley Suplicy de Lacerda y la entidad comenzó a actuar de manera ilegal.

Se vigilaba a las universidades, se reprimía a intelectuales y artistas; Brasil se oscurecía. En 1966 fue brutalmente reprimida una protesta en Belo Horizonte, en la facultad de Derecho. En Río de Janeiro, en la facultad de Medicina de la Universidad Federal de Río de Janeiro, la dictadura reprimió violentamente a los estudiantes, en un episodio conocido como Masacre da Praia Vermelha.

A pesar de la represión, la UNE siguió existiendo a la sombra de la dictadura, en firme oposición al régimen. Ese mismo año, en la capital de Minas Gerais, la UNE realizó un congreso clandestino en el sótano de una iglesia. En 1968, un año marcado por revoluciones culturales y sociales en todo el mundo, estudiantes y artistas se unieron a la marcha del Cem Mil en Río de Janeiro, pidiendo democracia, libertad y justicia. Sin embargo, los militares endurecieron su represión, asesinaron al estudiante de secundaria Édson Luis e invadieron el Congreso de la UNE en Ibiúna, Sao Paulo, donde detuvieron a cerca de mil estudiantes. A fines del mismo año, la proclamación del Acto Institucional no. 5 (AI-5) indicó una violencia aún mayor.

En los años siguientes, la dictadura torturó y asesinó a la militante Helenira Rezende y al presidente de la UNE, Honestino Guimarães, quienes fueron perseguidos y ejecutados durante el período de clandestinidad. Aun así, el movimiento estudiantil continuó en las calles. En unos de estos actos, específicamente en una misa del séptimo día, en 1973, es asesinado el estudiante de la USP, Alexandre Vannucchi Leme.

A finales de los setenta, con las primeras señales de debilitamiento del régimen militar, la UNE comenzó a reestructurarse. El Congreso de reconstrucción se llevó a cabo en Salvador, en 1979, exigiéndose más recursos para la universidad, defensa de la educación pública gratuita y la liberación de los estudiantes presos en Brasil. A principios de la década de 1980, los estudiantes también intentaron recuperar su sede en Praia do Flamengo, pero fueron severamente reprimidos. Los militares demolieron el edificio.

En 1985, finalizada la dictadura, tanto la UNE como la UBES (Unión Brasileña de Estudiantes Secundaristas) vuelven a un estatus de legalidad, ¿cómo transcurrió ese nuevo periodo?

Con el fin de la dictadura militar, el movimiento estudiantil volvió a las calles para defender sus banderas históricas y la consolidación de la democracia en el país. En 1984, la UNE participó activamente en la Campaña «Diretas Já», con manifestaciones e importantes intervenciones en los principales mítines populares. La organización apoyó la candidatura de Tancredo Neves a la presidencia de la República. En 1985, el Congreso Nacional aprobó el proyecto —redactado por el diputado y expresidente de la UNE Aldo Arantes— que devolvió la personalidad jurídica a la entidad.

Durante las elecciones de 1989, la UNE se manifestó en contra del proyecto defendido por la candidatura de Fernando Collor de Melo, criticando su vertiente neoliberal y distante de las reformas históricas defendidas por el movimiento social. Cuando el presidente se vio envuelto en sucesivos escándalos de corrupción, el movimiento estudiantil jugó un papel preponderante en la movilización de brasileños en la campaña «Fora Collor». En 1992, luego de grandes manifestaciones estudiantiles con repercusión en todo el país, el presidente renunció a su cargo para evitar ser acusado por el Congreso Nacional.

Luego de la agitación de la redemocratización de Brasil, el movimiento estudiantil comenzó a vivir, a partir de 1994, nuevos desafíos en un período de mayor estabilidad política. Durante el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso, que ganó dos elecciones seguidas, las principales agendas de los estudiantes fueron la lucha contra el neoliberalismo y la privatización del patrimonio nacional. Fue una época de conflicto entre el gobierno federal y los movimientos sociales, marcando el período de menor diálogo y negociación entre la UNE y el Ejecutivo en la historia, con excepción del régimen militar.

La UNE se opuso firmemente a la mercantilización de la educación, promovida por la administración de Cardoso. Durante su gestión, las instituciones educativas privadas fueron privilegiadas con el desmantelamiento de las universidades públicas y los roces constantes con profesores, empleados y estudiantes de universidades federales de todo el país. Otras demandas de la UNE estaban contra los abusos en las tasas de educación privada y contra el Provão, un sistema de evaluación institucional aplicado a las universidades brasileñas. El año 1999 marca la reanudación de la labor cultural de la organización al celebrarse la Primera Bienal de la UNE.

En el mismo año, el presidente cubano Fidel Castro participó en el congreso de la UNE, celebrado en Belo Horizonte, en el gimnasio Mineirinho, en Minas Gerais. ¿Qué significó ese encuentro para la organización?

«Fidel fue saludando a los directores uno a uno. Hasta entonces, los estudiantes no lo habían visto. Y cuando subió al escenario, cuando 10 000 estudiantes en Mineirinho vieron a ese hombre de dos metros de altura con uniforme verde, fue una conmoción generalizada», decía Wadson Ribeiro, quien fue elegido presidente de la UNE en ese congreso de 1999.

El líder cubano puso a disposición del movimiento la ciudad de La Habana para que al año siguiente pudiera albergar el congreso de la OCLAE, algo que al final acabó sucediendo.

«Tengo una foto que guardo con mucho cariño, que es Fidel hablando desde el púlpito de la UNE. En esta foto hay una flor. Muestra a ese comandante de uniforme, con una simple flor, hablando. Lo que retrata también el tema de no perder la ternura, que es una lección que Cuba nos transmite hoy a todos», recordaba Fernando Máximo, presidente de la UNE de 1997 a 1999.

Durante su intervención, Fidel habló del proceso de globalización que lideraba Estados Unidos, la importancia de la solidaridad entre los países caribeños y latinoamericanos, la presencia de médicos cubanos en todo el continente y criticó duramente el embargo económico contra Cuba. Instado por un estudiante, Castro hizo una valoración ácida de la Cumbre de las Américas, que había sesionado días antes en Río de Janeiro, y criticó especialmente a los europeos, quienes, según él, se oponían a condenar la injerencia de los gobiernos extranjeros en la soberanía nacional de los países latinoamericanos. En este congreso, el mandatario cubano recibió una camiseta y fue honrado con el título de presidente de honor de la UNE.

En 2002 Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT) llegan al poder, ¿qué significó este hecho para el movimiento estudiantil brasileño?

Una gran coalición de fuerzas populares y democráticas llevó al metalúrgico y sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia del país. Los estudiantes apoyaron la candidatura de Lula luego de un referéndum en las universidades. Durante la administración del nuevo presidente, quien también sería reelegido, los estudiantes reabrieron el histórico canal de diálogo con el gobierno federal. Como Jango, Lula, en dos ocasiones, visitó personalmente la sede de la UNE.

La organización avanzó en sus demandas, defendiendo la reforma universitaria, con mayor acceso y permanencia de la juventud brasileña en la educación superior. En 2004 se realizaron dos caravanas —Caravana UNE por Brasil y Caravana Universitaria de la Cultura y el Arte «Paschoal Carlos Magno»— que acercaron a los estudiantes a temas como la propia reforma y la cultura. Fruto de las acciones y del debate sobre la reforma, el gobierno creó programas como ProUni, que garantiza becas en universidades privadas para estudiantes de escasos recursos, y Reuni, que amplía las plazas en las universidades públicas.

En 2005, el estudiante Gustavo Petta se convirtió en el primer presidente reelecto de la UNE. En 2007, tras una gran manifestación en Río de Janeiro, los estudiantes ocuparon el terreno de su antigua sede, en Praia do Flamengo, que había sido demolido por la dictadura militar y estaba en posesión de un estacionamiento clandestino. Después de la ocupación y el montaje de un campamento que duró meses, la UNE ganó en los tribunales la posesión del sitio y, unos años más tarde, el reconocimiento completamente unánime por parte del Congreso Nacional de que el Estado brasileño tenía una deuda con los estudiantes por la invasión, incendio y demolición de su cuartel general. En 2010, uno de los últimos actos del presidente Lula en el cargo fue inaugurar, en el sitio, las obras de reconstrucción del edificio de la UNE.

La UNE ha manifestado una diversidad en materia de luchas: contra el racismo, contra el patriarcado, a favor del movimiento feminista, de la comunidad LGTBI+. ¿Por qué?

El movimiento estudiantil ha diversificado sus acciones hacia las principales demandas de la juventud brasileña. La UNE se moviliza en grandes Bienales, que valoran áreas como la ciencia, la tecnología y el deporte, en movimientos de estudiantes negros, mujeres, gays, lesbianas y otros colectivos. En 2008, la organización realizó otra caravana nacional, esta vez cubriendo temas como la salud y la calidad de vida de la población joven brasileña. Para nosotros, es fundamental abordar todos los problemas de la juventud que afectan estructuralmente a los estudiantes en Brasil. No queremos que ningún estudiante se quede atrás o que existan barreras en sus vidas.

En qué contexto tuvieron lugar las históricas manifestaciones protagonizadas por la UNE, la UBES y la ANPG (Asociación Nacional de Pos-Graduados) en junio de 2013.

En junio de 2013 Brasil se detuvo. Movimientos sociales y estudiantiles, niños mayores y personas de todas las edades salieron a las calles a pedir más. Más derechos, más salud, más educación y sobre todo más transporte de calidad fueron los pedidos de los miles que participaron en la ola de manifestaciones que culminó con la ocupación del exterior del Congreso Nacional en Brasilia.

Antes, sin embargo, gigantescas manifestaciones ya se habían apoderado del país. Muchas de estas protestas habían comenzado contra el aumento de las tarifas del transporte público. En Sao Paulo, el Movimento Passe Livre (MPL) inició las convocatorias contra el aumento que se convertiría en el himno de las manifestaciones: 20 centavos más en la tarifa, que no eran solo 20 centavos, como gritaban los manifestantes.

Desde entonces, las movilizaciones populares no se han detenido. Desde las ocupaciones de las escuelas públicas hasta las marchas por la democracia, el balance de junio de 2013 es claro en las calles.

En 2014 se logró un proyecto que prevé un 10% del PIB para el plan nacional de educación antes de 2024. ¿Fue una victoria para el movimiento estudiantil brasileño? ¿Se ha ido cumpliendo? ¿Cuál es la situación actual del país en materia de educación?

Mayo de 2014, otoño, víspera de la Copa del Mundo, año de disputas, ideas y debates. En las calles, la increíble movilización de la población brasileña que, desde 2013, exige cambios y avances en la estructura de la sociedad. En el Congreso Nacional, una clase política aún distante para entender la dimensión de la voluntad popular y sus principales reclamos.

La UNE y todo el movimiento de la educación lucharon sin descanso durante cuatro años para lograr la aprobación del Plan Nacional de Educación y la consecución de 10% del PIB para el sector. Fue uno de los procedimientos que más tiempo ha requerido en la historia de la legislatura brasileña. Tras ser sancionado, el proyecto prevé incrementos progresivos de la inversión hasta alcanzar el 10% en 2024.

Hoy, en el gobierno de Bolsonaro, las universidades federales son cada vez más atacadas por el gobierno y el Ministerio de Educación (MEC); principalmente atacan su autonomía y financiación. Los recortes anunciados por el gobierno alcanzan los mil millones de reales, impidiendo que las universidades funcionen plenamente. Por eso se realizaron varias movilizaciones denunciando las consecuencias de los recortes, que podrían hacer que algunas universidades cierren sus puertas.

¿Cómo la UNE hace parte en la OCLAE?

La UNE es protagonista de una importante red de solidaridad internacional. Como la organización estudiantil más tradicional del país y más grande de nuestro continente, siempre se ha caracterizado por sus acciones activas en solidaridad con la lucha de los estudiantes y los pueblos de toda América Latina.

La movilización en torno a agendas nacionales vinculadas a la soberanía y la lucha antimperialista es un sello distintivo de los estudiantes brasileños. Cuando el petróleo brasileño fue amenazado, los estudiantes salieron a las calles en la campaña «O Petróleo é nuestro», que llevó a la creación de Petrobras. Fue la UNE la que resistió el acuerdo MEC-USAID y los excesos de los gobiernos privatistas de los años noventa; entre muchas otras campañas y marchas marcadas por la lucha contra el neoliberalismo y a favor de la solidaridad entre los pueblos.

La lucha por la soberanía de las naciones está en el ADN de los estudiantes brasileños. Hemos estado en las filas de todas las luchas contra la dominación extranjera que históricamente se ha impuesto a los países de nuestro continente y hemos salido en defensa de todos los gobiernos populares y revolucionarios que han impulsado verdaderas transformaciones sociales en nuestros países vecinos. Manifestaciones, acciones en embajadas y consulados, brigadas e innumerables denuncias demuestran nuestro coraje y osadía para defender la paz, la democracia y la autodeterminación de todos los pueblos.

Nunca dudamos en defender a Cuba, que a través de una revolución logró su independencia y hoy es un referente en la universalización de la vivienda, la salud y la educación para su pueblo. Tampoco dudamos cuando los mismos embargos impuestos a la isla rebelde se extendieron a la Venezuela de Chávez en un proceso de profunda transformación.

Estuvimos con Cristina Fernández de Kirchner cuando fue víctima de un proceso de persecución judicial y con Evo Morales y el pueblo boliviano, víctimas de un sangriento golpe de Estado en medio del proceso electoral. Denunciamos el golpe de Estado que criminalizó a Rafael Correa y el que depuso a Fernando Lugo en Paraguay.

Nos inspiran los chilenos que enfrentaron el totalitarismo y ganaron la Asamblea Constituyente que enterrará los restos de la dictadura de Pinochet, así como los uruguayos que llevaron al poder sucesivos gobiernos progresistas a través del Frente Amplio.

Esta historia convierte a nuestra entidad en un referente en la lucha de los estudiantes de norte a sur del continente. Nuestra participación en la OCLAE, asegura un carácter amplio y diverso a su desempeño, lo que le ha permitido romper barreras y lograr articulaciones estudiantiles globales, tomando la perspectiva de los estudiantes de la región, denunciando gobiernos antidemocráticos y antipopulares establecidos muchas veces a través de golpes de Estado y aportando también nuestra experiencia de décadas de lucha por los derechos en estos espacios.

El carácter antimperialista de nuestra entidad, que ha resistido todas las formas violentas de dominación de Brasil y nuestros países hermanos, es lo que hace que la batalla de la UNE sea inseparable de las luchas de los estudiantes en todo el continente. Demostramos que los vientos del sur mueven molinos y que juntos logramos superar la condición de un continente subyugado que han tratado de imponernos desde la colonización.

¿Cuáles son hoy los gritos de lucha del estudiantado brasileño?

El mes de mayo de 2019 ya está marcado en la historia del país como el primer gran movimiento nacional de oposición al gobierno de Bolsonaro. La reacción de la comunidad académica a las declaraciones del entonces ministro Abraham Weintraub —de que el 30% del presupuesto de las universidades sería bloqueado porque estaban «promoviendo la agitación»— se apoderó del país. La universidad literalmente tomó las calles para presentar sus investigaciones y servicios a la sociedad y defender la educación pública.

Con gran apoyo popular, el Tsunami de la Educación sacó a millones a las calles y con el apoyo de líderes políticos de las más diversas tendencias ideológicas, los recortes se revirtieron a lo largo del año y así el movimiento estudiantil impuso la primera derrota política al gobierno de Bolsonaro.

La crisis sanitaria provocada por la pandemia Covid-19 desde marzo de 2020 y la falsa contradicción entre salud y economía que el gobierno federal intentó imponer acabaron por agravar la ya delicada situación social del país. A medida que aumenta el desempleo, el hambre ha vuelto a atormentar los hogares de los brasileños; estudios recientes muestran que el 59,4% de la población brasileña enfrenta algún grado de inseguridad alimentaria. En la educación superior hay alrededor de un millón de inscripciones menos.

Este escenario, tanto lúgubre como desafiante, que se está elaborando para el próximo período, revelará, una vez más, quiénes son los que realmente están del lado del pueblo. Mientras Bolsonaro promueve ataques y persecuciones a la prensa, instituciones científicas y entidades del movimiento social, la UNE se adhiere a artistas, intelectuales y a todos aquellos que defienden la resistencia contra el autoritarismo y las libertades democráticas. Mientras el gobierno federal boicotea las medidas sanitarias y la compra de millones de dosis de vacuna contra el Covid-19, la UNE llama a los estudiantes a luchar por «Vida, Pan, Vacuna y Educación».

Al colocar la lucha por los derechos más básicos como la vida, la alimentación digna, la vacunación masiva y el acceso a la educación en el centro de la agenda política, pretendemos una vez más organizar un frente amplio capaz de aislar y derrotar al gobierno de Bolsonaro. Por ello, hacemos un llamado a los jóvenes y trabajadores para que organicen intensas movilizaciones masivas que puedan ocupar las calles y redes del país.

Para que la UNE lidere este proceso de resistencia, nuestro movimiento grita alto y claro: ¡La unidad es la bandera de la esperanza! Solo tomados de la mano, caminando uno al lado del otro y salvaguardando el espacio para los desacuerdos, estaremos en el camino correcto, apuntando a mejores días.

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