La reunión que sostuvieron Trump y Bolsonaro en la Casa Blanca permitió formalmente establecer los pilares en que se sustentará la alianza estratégica entre ambos gobiernos. Aunque el mandatario estadounidense ha demostrado que es capaz de tomar distancia de aliados tradicionales de Estados Unidos como ha sucedido con países europeos, el caso de Brasil es diferente y está marcado por el hecho de que el presidente brasileño se considera a sí mismo como el «Trump de los trópicos».
Durante la conferencia de prensa realizada después del encuentro en la Oficina Oval, ambos mandatarios explicaron los principales resultados de su intercambio y respondieron preguntas a la prensa, centradas la mayoría en torno a la compleja situación de Venezuela y las opciones que está valorando el gobierno estadounidense.
A partir de los pronunciamientos de Trump y Bolsonaro se puede concluir que la alianza entre ambos gobiernos descansará en cuatro grandes pilares: económico, defensa, seguridad y político. En cada uno de ellos se contemplarán prioridades y un grupo de acciones a realizar en el corto y mediano plazo.
Con relación al pilar económico, ambas partes se comprometieron a fortalecer las relaciones económicas a través de la reducción de barreras al comercio bilateral, facilitar las inversiones y promover el desarrollo de industrias como la energía, la infraestructura, la agricultura y las nuevas tecnologías. Trump señaló que «la visión de Bolsonaro por liberar el sector privado y la apertura económica es la manera adecuada en que Brasil logrará el crecimiento económico». El mandatario estadounidense enfatizó que las compañías de Estados Unidos ya están listas para comenzar a contribuir en este proceso.
Ambas partes, se plantearon el establecimiento y reanimación de mecanismos económicos bilaterales como los foros de empresarios Estados Unidos–Brasil y el denominado foro de energía que se centrará en el petróleo y el gas. Bolsonaro afirmó que cambiarían completamente el ambiente de negocios con los estadounidenses y que los intercambios entre el sector privado tendrán un alto perfil en las relaciones entre ambos países.
El mandatario brasileño anunció que como gesto de buena voluntad garantizarán la excepción de visado a los estadounidenses para promover los viajes turísticos y de negocios. Por su parte, Trump se comprometió a apoyar a Brasil en su aspiración de ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que es considerado una especie de club de los países más ricos del mundo. El respaldo del gobierno estadounidense podría facilitar que el proceso de entrada del gigante suramericano a esta organización sea más expedito.
El pilar defensa está sustentado en que Brasil será designado por Estados Unidos como un «aliado preferente fuera de la OTAN», lo que implicará que tendrá acceso privilegiado a armamentos y equipos militares, así como se insertará con prioridad en el sistema de maniobras y ejercicios conjuntos. Esta decisión convertiría a Brasilia en un aliado militar estratégico de Washington en el área. Trump fue más allá y afirmó que probablemente también se podría valorar la entrada de Brasil en la OTAN y aclaró que para dar ese paso tendría que «hablar con mucha gente».
En el área de la defensa, ambas partes anunciaron que han cerrado un acuerdo para que Estados Unidos emplee la base espacial de Alcántara que se encuentra ubicada en la amazonía brasileña. El mandatario estadounidense señaló que esto permitiría que las compañías estadounidenses puedan hacer lanzamientos espaciales desde Brasil. Esta base también ha sido objeto de interés por parte de Rusia, Francia e Israel debido a su gran valor estratégico a partir de su posición geográfica muy cerca de la línea del Ecuador y más próxima a la órbita geoestacionaria, lo que garantiza un ahorro de combustible del 30%.
Con relación al pilar seguridad, se comprometieron en consolidar sus vínculos para enfrentar de conjunto el terrorismo, el crimen transnacional, el tráfico ilícito de drogas, tráfico de armas y personas. Ambas partes trasladaron su disposición a fortalecer el foro de seguridad bilateral. Trump afirmó que están ansiosos por profundizar los vínculos en todos esos temas.
El pilar político tendrá como máxima prioridad lo que han formulado como el «restablecimiento de la democracia en Venezuela y la lucha contra el socialismo en el hemisferio». Trump realizó un énfasis especial en la situación en el país suramericano y lo calificó como una de las prioridades mutuas. Señaló que «Brasil ha sido un extraordinario líder en apoyar los esfuerzos del pueblo venezolano».
Con relación al socialismo, el mandatario estadounidense retomó su retórica habitual al plantear que Estados Unidos y Brasil están unidos en el apoyo a los pueblos de Cuba y Nicaragua. Retomando su lenguaje apocalíptico precisó que la hora de penumbra del socialismo ha llegado al hemisferio occidental y recalcó: «la última cosa que queremos en Estados Unidos es el socialismo», lo que constituye un claro mensaje a la audiencia interna con propósitos electorales.
Como parte de su interés por remarcar la afinidad personal con el mandatario estadounidense, Bolsonaro durante la conferencia de prensa señaló: «siempre he admirado a Estados Unidos y este sentido de admiración se ha incrementado desde que usted es presidente».
En el segmento de preguntas y respuestas, el tema Venezuela fue el más recurrente. Ante la pregunta a Bolsonaro de si estaba abierto a la idea de permitir presencia militar estadounidense para proveer apoyo en la frontera, respondió que sí y enfatizó que Brasil está más que dispuesto para cumplir con la misión de «restaurar la democracia y la libertad en Venezuela». Cuando le preguntaron a Trump sobre la posibilidad del empleo de la fuerza militar, precisó que todas las opciones están abiertas y agregó que todavía las sanciones más severas no han sido implementadas contra la nación suramericana.
La alianza estratégica que formalmente han establecido los presidentes de Estados Unidos y Brasil constituye una amenaza para los pueblos de Nuestra América. Los pilares de este mecanismo bilateral tendrán un impacto inmediato en el incremento de las capacidades de control de Washington en el área y le permitirá realizar acciones concertadas con Brasilia para obstaculizar e impedir que las fuerzas y movimientos progresistas reviertan, en el corto y mediano plazo, la inclinación hacia la derecha de las tendencias políticas en América Latina y el Caribe.
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