Contrapunteo

Las dimensiones del bloqueo estadounidense contra Cuba: «Apoyando al pueblo cubano»

4 dic. 2023
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El bloqueo posiblemente sea uno de los conceptos que más se emplea en el acontecer diario en Cuba. Desde la política, tiene un uso sistemático y muchas veces de tanto que se repite, en cualquier contexto, llega a perder el efecto que persigue cuando nos tratan de explicar las implicaciones de esa política en la cotidianidad de todos los cubanos. No pocos, han llegado a cuestionar su existencia.

Todos los años desde 1992, el gobierno cubano presenta una resolución en la Asamblea General de la ONU que se titula: «necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero». Hace unas semanas, el canciller cubano se dirigió a este cónclave para argumentar una vez más el carácter inhumano, injusto y arbitrario de esa política que constituye un pilar esencial en la proyección del gobierno estadounidense hacia la Cuba.

El denominado bloqueo puede enfocarse desde varias dimensiones en cuanto a su aplicación, y en especial, al blanco u objetivo que pretender dañar o impedir su desarrollo. Si tomamos como referencia el informe que se presenta por Cuba, podría afirmarse que las dimensiones son las siguientes:

1)  Afectaciones a los sectores de mayor impacto social (salud; alimentación y agricultura; educación, deporte y cultura).

2)   Afectaciones al desarrollo económico (turismo; la biotecnología y la industria farmacéutica; telecomunicaciones e informática; industria; construcción; transporte; energía y minas; así como sector privado).

3)  Afectaciones al comercio exterior.

4)  Afectaciones al sector bancario y financiero.

5)  Aplicación extraterritorial del bloqueo contra personas naturales extranjeras y compañías de terceros países.

6)  Daño humano no cuantificable.

Por lo tanto, no parece que exista algún ámbito o área de la vida socioeconómica del país que escape al daño profundo y sistemático que provoca el bloqueo. Más allá del cálculo aritmético de los estimados sobre las afectaciones que produce esta política, resulta ilustrativo aproximarse a cuáles son concretamente las implicaciones que tiene en varios sectores y esferas.

En el área de la salud que, en la práctica, provoca pérdidas de vidas humanas el bloqueo se manifiesta en afectaciones significativas para adquirir insumos y equipamientos médicos, de procedencia estadounidense, que son imprescindibles para el tratamiento de determinadas enfermedades; limitaciones a la capacidad financiera para la compra de materias primas y medicamentos, así como obstáculos para adquirir tecnologías en función del diagnóstico y tratamiento de padecimientos sensibles, en particular, en la especialidad de pediatría. Quizás el ejemplo más elocuente de la crueldad en la aplicación de esta política fue cuando en el contexto de la pandemia, el gobierno estadounidense privó a Cuba de adquirir oxígeno medicinal.

En el sector alimentación y agricultura, los principales efectos se expresan en las dificultades para acceder a insumos, materias primas, productos químicos y tecnologías para los procesos productivos, lo que ocasiona una considerable disminución de la producción nacional y problemas de desabastecimiento de productos básicos.

En la esfera de la educación, el bloqueo incide particularmente en la escasez de materias primas para la confección de los uniformes, la base material de estudio y el mejoramiento del mobiliario escolar, así como en los obstáculos bancario-financieros para recibir los pagos por servicios profesionales que se ofrecen en el extranjero.

En cuanto a las afectaciones al desarrollo económico de la nación cubana, se han manifestado con mayor fuerza en el sector del turismo que constituye una de las principales fuentes de ingresos del país. Las medidas de bloqueo impactan directamente en la disminución del flujo de viajeros y en el proceso inversionista en la infraestructura turística. Se estima que de no existir el bloqueo y la prohibición a los nacionales de los Estados Unidos de viajar como turistas a Cuba, la cifra anual de visitantes estadounidenses a la Isla podría alcanzar al menos 1 200 000.

Otro sector de la economía cubana, sensiblemente afectado por el bloqueo, ha sido la biotecnología y la industria farmacéutica. Tanto la investigación como el desarrollo, producción y comercialización de sus productos, son impactados cada año con pérdidas económicas significativas. Los daños ocasionados están vinculados fundamentalmente con los ingresos dejados de percibir por exportaciones, las pérdidas por reubicación geográfica del comercio y las afectaciones monetarias.

En el área de las telecomunicaciones, los efectos se expresan en la limitación para acceder a los enlaces de banda ancha de Internet, lo que impacta en la velocidad de las descargas de software. Estas trabas restringen el flujo de información y la masificación del  acceso a Internet en Cuba, dificultan y encarecen la conectividad, y obstaculizan la entrada de los usuarios cubanos a diversas plataformas virtuales.

Con relación al sector del transporte, el impacto del bloqueo se refleja en el deterioro de las capacidades de transportación de pasajeros y de las infraestructuras, dada la baja disponibilidad técnica de los vehículos, la imposibilidad de acceder a piezas de repuesto, tanto por la falta de liquidez como por negativa de los proveedores. Estas problemáticas han implicado una reducción sustancial en la oferta de los servicios de transportación y por consiguiente se producen serias afectaciones a la población.

En la esfera de la energía, el principal efecto está asociado a las crecientes dificultades que existen para garantizar la generación eléctrica. Las limitaciones financieras y de acceso a créditos obstaculizan la reparación de las termoeléctricas, la adquisición de tecnologías y el acceso al combustible. El gobierno estadounidense ha emitido disposiciones contra las armadoras de buques y navieras que envían suministros de combustible a Cuba, lo que ha reducido la cartera de proveedores extranjeros y los que han mantenido los suministros de tales productos, han incrementado los precios considerablemente en función del riesgo país.

El bloqueo tiene efectos sobre la actividad de comercio exterior, las principales afectaciones son por los siguientes conceptos: imposibilidad de acceder al mercado de Estados Unidos; incremento en los fletes y seguros; ingresos dejados de percibir por exportaciones; riesgo país y prohibición de utilizar el dólar estadounidense.

El sector bancario y financiero, es impactado por las acciones de bloqueo que se manifiesta en la negativa de instituciones bancarias y financieras extranjeras a tramitar operaciones de bancos y empresas cubanas; por el cierre de cuentas y contratos ya establecidos, así como por la constante devolución de transacciones bancarias.

También existen otros obstáculos como la imposibilidad de utilizar el sistema financiero estadounidense para realizar las operaciones, cuando el origen y destino de las transferencias sea una entidad cubana y de un tercer país. Todo ello genera cuantiosas pérdidas por variación de las tasas de cambio entre la moneda de los Estados Unidos y la de terceros países en las que se ejecutan los cobros y pagos.

En cuanto al daño humano no cuantificable, de acuerdo al informe presentado por Cuba hace unas semanas en la ONU, el bloqueo entre los impactos más severos en esta dimensión sobresalen:

   El tiempo destinado a la búsqueda de soluciones y alternativas a los problemas diarios que genera el bloqueo.

   El efecto acumulado de más de seis décadas de aplicación de esta política sobre la percepción del proyecto social cubano y la erosión de sus potencialidades.

   Los niveles de desencanto, angustia, desesperación e insatisfacción de la población producto de la inestabilidad de bienes y servicios de primera necesidad y las dificultades materiales.

   Los daños psicológicos que generan los proyectos de vida truncados y la separación de familias en la búsqueda de sus legítimas aspiraciones al desarrollo.

   El impacto del bloqueo en el derecho a la vida. Las pérdidas de vidas humanas como resultado del flujo migratorio irregular entre Cuba y los Estados Unidos.

   Las pérdidas de vidas humanas por la imposibilidad de acceder a fármacos y tratamientos de primera línea para enfermedades progresivas y graves.


Teniendo en cuenta todos estos elementos explicados anteriormente, parece difícil argumentar que el bloqueo no existe o que se trata solo de retórica política. Al margen de este debate, lo que resulta llamativo es que el gobierno estadounidense tenga una manera tan peculiar de «ayudar al pueblo cubano».
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