Contrapunteo

La responsable de la Oficina de Transmisiones a Cuba

14 abr. 2021
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El pasado 7 de abril, se anunció oficialmente que la denominada Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB, por sus siglas en inglés) tendrá una nueva directora. Sylvia Rosabal, nacida en Puerto Rico, de padres cubanos y criada en Miami, tendrá la responsabilidad de dirigir unas de las estructuras más desprestigiadas y que forma parte del andamiaje subversivo del gobierno estadounidense contra Cuba.

La OCB es la encargada de supervisar a las mal llamadas Radio y TV Martí. Este engendro desde su creación durante la Administración Reagan ha estado envuelto en escándalos políticos, corrupción y, en especial, es un ejemplo ilustrativo del fracaso de un proyecto anticubano que solo ha servido para enriquecer a los que viven del negocio contrarrevolucionario en el Sur de la Florida. En 2018, su presupuesto fue de 29 millones de dólares que salen del bolsillo del contribuyente estadounidense.   

Hace apenas dos años, la OCB fue objeto de una auditoría realizada por un panel de cinco expertos. En esencia, los especialistas concluyeron que el “periodismo” realizado por esa institución “es parcial, no proporciona contexto y se cruza en la defensa estridente de las causas disidentes cubanas de línea dura”.

Como colofón, el informe señalaba “los problemas más serios parecen estar en los estándares del trabajo, ya que muchos materiales que salieron al aire o fueron publicados en la página de Internet martinoticias.com solo citan fuentes de un lado de la historia, no hay equilibrio informativo y ni siquiera está claro si disponen de la competencia necesaria para opinar sobre lo que se les pregunta”. Los resultados de la investigación interna realizada por expertos estadounidenses es más que suficiente para demostrar cuál es la esencia de la OCB.

Sylvia Rosabal nació en Puerto Rico hace 60 años y fue criada en el Sur de la Florida. Se graduó en la Universidad de Miami como licenciada en Artes. Su carrera profesional comenzó en la cadena Univisión donde permaneció por espacio de 26 años. En 1991 estuvo a cargo del área de las coberturas políticas y eventos especiales. A partir de 1995 y hasta 2002, fue promovida al cargo de Directora Asistente de Noticias. A finales de ese año, fue designada como Vicepresidenta de Noticias y se responsabilizó de los programas de corte político y coberturas especiales durante aproximadamente nueve años.

A principios del 2012, Rosabal es nombrada como Vicepresidenta Principal de la red de noticias de la cadena Telemundo. Desde ese cargo, supervisó la dirección editorial, la programación y la producción de programas, lo que incluía el “Noticiero Telemundo”. Ha obtenido ocho premios Emmy en la categoría noticias y documentales. En el 2013, fue seleccionada como una de las 25 mujeres “más poderosas” de Estados Unidos por la revista People en Español. En el contexto de las elecciones presidenciales estadounidenses en el año 2020, Rosabal trabajó en el Comité de la Convención Nacional Demócrata.

Su reciente designación al frente de la OCB, ocurre en un contexto en el que un grupo de legisladores anticubanos, encabezados por el senador Marco Rubio, le envió hace unos días una carta al mandatario estadounidense presionándolo para que solicite un incremento del presupuesto federal para la OCB en el entorno de los 30 millones de dólares para el año fiscal 2022.

El monto que se está ejecutando por esa Oficina durante este año es de 12.9 millones de dólares, lo que resulta insuficiente para los defensores de la línea dura contra Cuba que están “muy preocupados” por la drástica reducción experimentada en este presupuesto que en su mejor momento en el 2009 llegó a contar con 34.9 millones. Disponer de más recursos económicos para la OCB no está asociado a la lógica de la eficiencia en el cumplimiento de sus objetivos anticubanos, sino que está directamente vinculado al fundamento existencial de una maquinaria extremista miamense que ha convertido la política contra Cuba en un negocio muy jugoso.

En este contexto, llama la atención que una de las primeras reacciones a la designación de Rosabal fue del senador Bob Menéndez. El legislador, ferviente defensor de la hostilidad contra la nación cubana, dijo: “fui claro con la Administración en decirles que la persona al mando de esta misión debe ser alguien que cuente con un historial de promoción incondicional por la libertad de todos los ciudadanos cubanos”. Enfatizó que le preocupaba que la nueva directiva “sea más del punto de vista de conciliación con el régimen  cubano”.

Es evidente que la extrema derecha cubanoamericana requiere que un cargo de esta naturaleza sea ocupado por alguien que responda incondicionalmente a sus intereses con una lealtad a prueba de fuego. Quizás Menéndez tenga dudas sobre su capacidad para controlar de manera férrea los mensajes y contenidos que considera debe promover la OCB en el contexto bilateral actual o tal vez está preocupado por el “manejo de los fondos”. De cualquier forma, más allá de cualquier factor circunstancial este engendro anticubano continuará su línea de ataques contra un proyecto nacional que continúa persistiendo a pesar de las campañas mediáticas y las mentiras.         

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