El pasado 8 de marzo rememoramos los inicios de las luchas por la reivindicación de los derechos de la mujer. Recordamos a las 140 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York que murieron calcinadas en 1908 y a las más de 15 000 obreras que en 1857, se manifestaron bajo la consigna de “Pan y rosas!” y fueron atacadas por la policia. También tuvimos pensamientos por Clara Zetkin, quien durante el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas propuso este día como Día Internacional de la Mujer, en honor a aquellas manifestantes.
No basta un día, ni una jornada. Cada día de cada año debemos volver sobre la historia de todas las que han dedicado vida y alma a las luchas femeninas en América Latina y en todo el mundo. Por eso, es deber recordar también a una de las grandes precursoras del feminismo y defensora del papel de la mujer en el socialismo: Rosa Luxemburgo.
El libro La flor más roja del socialismo. Rosa Luxemburgo, publicado por Ocean Sur, contiene tres ensayos de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y Néstor Kohan. El primer artículo es escrito por Luxemburgo en protesta por una intoxicación masiva en el asilo nocturno municipal de Berlín, y fue publicado en la revista peruana Amauta en abril de 1929. Ella discurre para denunciar la verdadera causa del envenamiento de aquellos obreros y el hecho de que haya sucedido en una fecha como la Navidad, sucede que el hecho resuena un poco más en este tipo de fechas festivas, pero, aquello que sufrían los obreros: exclusión, explotación, pobreza, era sufrido cada día y este envenenamiento no era más que la consecuencia de todo ello.
Luego, le sigue el escrito de Clara Zetkin:[1] Rosa Luxemburgo, es un trabajo presentado tras la muerte de Rosa, a quien su compañera decide hacer un homenaje a su vida y acción revolucionaria, inspirando a todas las mujeres —y también a hombres— a luchar a la manera que lo haría Luxemburgo, con ímpetu, abnegación, lealtad, respeto. En uno de sus fragmentos dice:
Su corazón estaba abierto a todos los dolores humanos. No carecía nunca de tiempo y de paciencia para escuchar a cuantos acudían a ella buscando ayuda y consejo. Para sí, no necesitaba nunca nada y se privaba con gusto de lo más necesario para dárselo a otros (…). Sabía exigir siempre de sí misma el máximo esfuerzo y jamás fallaba. (…) El trabajo y la lucha le infundían aliento.[2]
Por ello, Rosa Luxemburgo será un nombre que retumbará en nuestros oídos durante siglos, pues su ideal independentista de justicia, ese aunar bondad y fortaleza, será siempre el ejemplo a seguir de millones de personas en el mundo.
Culmina el libro un texto de Néstor Kohan que da título al libro: Rosa Luxemburgo, la flor más roja del socialismo. Defiende no solo su figura y su carácter sino que, argumenta y explica varias de las ideas que promovieron su ferviente lucha por el socialismo.
Descubrimos una vida llena de peripecias y en ocasiones de decepciones que, lejos de minimizarla o deprimirla, le dieron más fuerza para la continuidad de sus luchas. Se explica su postura ante los partidos políticos y se muestra otra de sus grandes facetas: la mujer estratega, política. Finalmente, Kohan demuestra en sus reflexiones que fue Rosa Luxemburgo una de las más brillantes herederas del marxismo de Carlos Marx y Federico Engels.
[1] Militante comunista alemana de gran significación para el movimiento revolucionario de su época. Luchadora por los derechos políticos y sociles de la mujer. Fue junto a Rosa Luxemburgo, una de las principales figuras del ala más radical del Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania, al cual ambas pertenecían muy activamente.
[2] Fragmento tomado del libro: La flor más roja del socialismo. Rosa Luxemburgo, p. 11
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