Hace apenas una semana, el presidente electo estadounidense Joseph Biden anunció los cargos principales del staff del Consejo de Seguridad Nacional que lo asesorará en las decisiones estratégicas en materia de política exterior a partir del 20 de enero. Entre los designados se encuentra el Director Principal del Hemisferio Occidental, quien será el responsable en la Casa Blanca de lidiar a diario con los temas de América Latina y el Caribe. Su nombre es Juan Sebastián González y es nacido en Cartagena, Colombia. Tiene más de 15 años de experiencia política en el ejecutivo estadounidense.
Fue criado en Estados Unidos en la ciudad de Nueva York y se graduó a finales de los noventa en la escuela del Servicio Exterior de la Universidad Georgetown. Comenzó a trabajar en el gobierno estadounidense en 2004 durante la Administración Bush. Su primera responsabilidad en el Departamento de Estado fue como funcionario en el Buró de Colombia perteneciente a la Oficina de Asuntos Andinos.
Entre 2006 y 2009, ocupó varios cargos en la Secretaría del Hemisferio Occidental: asesor principal del Secretario Asistente y funcionario de asistencia exterior en la oficina de planeación estratégica. A partir de 2009 con el entonces nuevo gobierno de Obama, se desempeñó como jefe de gabinete del Secretario para el Hemisferio Occidental hasta julio de 2011. Ese propio año, fue promovido para el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca como Director del Hemisferio Occidental. En este puesto de alto nivel coordinó personalmente la política gubernamental hacia Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela hasta mediados del 2015.
En octubre, es nombrado como asesor especial del vicepresidente Joe Biden responsabilizándose con los temas de América Latina y el Caribe. Estuvo trabajando directamente con el entonces vicepresidente 2 años y 3 meses en los que priorizó los siguientes asuntos: la política económica hacia México, la cooperación con Brasil y el lanzamiento de la Iniciativa de Seguridad Energética del Caribe dirigida por la Casa Blanca. Durante este tiempo, llegó a ser considerado uno de los asesores más influyentes de Biden y el arquitecto principal de varias propuestas vinculadas con nuestra región.
En el último año de la Administración Obama entre enero de 2016 y hasta los primeros días de 2017, retornó nuevamente al Departamento de Estado para ocupar el cargo de vicesecretario asistente para el Hemisferio Occidental. Desde esa responsabilidad, lideró la diplomacia estadounidense hacia Centroamérica y el Caribe.
Después de su salida del gobierno, comienza a trabajar a partir de abril del 2017 en el sector privado con la importante firma de consultoría estratégica Cohen Group. Fue nombrado como vicepresidente asociado y se encargaba de los asuntos vinculados a América Latina y el Caribe. Esta compañía tiene como objetivo “proporcionar a sus clientes los conocimientos y la información necesaria para comprender e influir mejor en los entornos empresariales, políticos, legales, regulatorios y mediáticos en los cuales operan”. Entre enero del 2018 y septiembre del 2020, fue profesor adjunto de la Escuela de Servicio Exterior de la Georgetown University.
El 28 de julio de 2020, la publicación estadounidense Americas Quarterly publicó un artículo de Juan González titulado: “Joe Biden y el futuro de las Américas”. Teniendo en cuenta la influencia significativa que tendrá su autor en el proceso de conformación de la política exterior de Estados Unidos hacia nuestra región a partir del 20 de enero, este texto adquiere una importancia singular. Su contenido no debe interpretarse como simples opiniones personales sino que explica lo que podría convertirse en los fundamentos esenciales de la “Hoja de Ruta” del próximo gobierno estadounidense hacia Nuestra América.
De hecho, cuando Juan González escribe este artículo se desempeñaba como el principal asesor para América Latina y el Caribe de la campaña presidencial de Biden. Por lo tanto, uno de los propósitos era delinear la posición del candidato demócrata sobre el escenario regional y las políticas que adoptaría en caso de imponerse en los comicios de noviembre. En su contenido se parte del criterio que el enfoque de la Administración Trump hacia la región “pasa por Miami y sus políticas se entienden mejor a través del prisma distorsionado de la política del Sur de la Florida”. Enfatiza que la agenda de Trump se enfoca en él mismo y no en los problemas que impactan a nuestra área geográfica.
Con relación al punto de partida de la política de Biden, señala que su visión está basada en la creencia fundamental de que la “la promoción de un hemisferio seguro, de clase media y democrático es de enorme interés para la economía y la seguridad nacional de Estados Unidos”. Explica que Washington debe trabajar en colaboración con sus vecinos si quieren ganar la lucha contra el coronavirus y reconstruir la economía estadounidense. Además, le otorga especial importancia a tomar en cuenta las instituciones multilaterales bajo lo que califica como un liderazgo adecuado.
En el texto explica que las naciones de la región están en un punto de inflexión atendiendo a tres factores principales: el impacto de la Covid-19; los problemas estructurales que padecen las economías y las profundas desigualdades sociales. Precisa que el contexto actual constituye una especie de “recordatorio doloroso” que las naciones se necesitan mutuamente y ejemplifica con el hecho que las pandemias y las implicaciones del calentamiento global no respetan las fronteras.
En el artículo se singularizan los siguientes países con breves referencias: México, Colombia, Brasil, Venezuela y Cuba, así como se le presta mayor atención a las subregiones de América Central y el Caribe. Con relación a México, se plantea que a medida que las cadenas de suministros se contraen y el poder económico de China se incrementa, la nación azteca se convierte en un socio indispensable para Estados Unidos en su empeño por establecer una base competitiva a nivel mundial. Refiere que el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica que Trump abandonó, es muy importante en las circunstancias actuales.
Sobre Colombia, enfatiza que ese país “no tiene un socio más grande en Estados Unidos que Joe Biden” y explica que el presidente electo se refiere a esa nación regularmente como “la piedra angular” de la región. Destaca que el próximo mandatario cuando era senador estuvo presente en la creación del Plan Colombia y se aseguro que ese órgano legislativo apoyara los esfuerzos de la Administración Clinton para financiar la iniciativa. Señala que mientras Trump ha vuelto a narcotizar la relación bilateral, Biden apostará por la cooperación y la inversión en la asociación estratégica.
Con relación a Brasil, expone que la relación entre Washington y Brasilia tiene un enorme potencial bajo una Administración Biden en las que se priorizará en la agenda de política exterior los temas económicos y lo concerniente al cambio climático. En ese sentido, Gonzalez afirma: “la pregunta para Brasil es si su liderazgo actual está preparado para abordar los desafíos monumentales de nuestro tiempo” en clara alusión al presidente Jair Bolsonaro.
El tratamiento a Cuba y Venezuela se aborda en el mismo párrafo que plantea: “el objetivo primordial de Estados Unidos en ambos países debe ser presionar para lograr un cambio democrático”, lo que se corresponde con el tradicional consenso bipartidista de, en esencia, lograr un pretendido cambio de régimen en ambas naciones. Con respecto al país suramericano, argumenta que deben desplegarse “sanciones inteligentes” como parte de una estrategia internacional más amplia. En el caso de la Isla, plantea que debe “promoverse la causa de los derechos humanos y empoderarse al pueblo cubano”.
Sobre América Central, señala que la prioridad debe estar enfocada en una “inversión considerable” para ayudar a la gestión de las problemáticas económicas y sociales que se erigen como los factores que determinan la migración ilegal. En ese sentido, los esfuerzos se concentrarían en Guatemala, El Salvador y Honduras. Con relación a este aspecto, destaca que cuando Biden era vicepresidente “invirtió innumerables horas durante nueve meses” para aprobar un plan que enfrentara de manera integral la pobreza y la inseguridad en estas naciones.
Con respecto al Caribe, refiere que los países han sido golpeados por desafíos únicos que abarcan eventos naturales devastadores, desarticulación económica y el crimen transnacional. Argumenta que Biden en su condición de vicepresidente priorizó mecanismos como la Iniciativa de Seguridad Energética del Caribe lanzada en el 2014. Expresa que la prioridad hacia el futuro se centrará en la Iniciativa de Exportación de Energía Limpia e Inversión Climática que estará dirigida a “proporcionar financiamiento de bajo costo a los pequeños estados que estén listos para demostrar liderazgo en el problema del cambio climático”.
La visión que traslada Juan González sobre las perspectivas de la política de Biden hacia la región evidencia que ocurrirán replanteamientos de prioridades, ajustes de los mecanismos de dominación, modificaciones en el empleo de los instrumentos del poderío nacional buscando una renovación de su imagen y una aproximación hacia proyecciones multilaterales tratando de distanciarse del estilo mostrado por el gobierno de Donald Trump. Pero lo esencial es que el interés estratégico de dominar y someter a Nuestra América se mantendrá inamovible independientemente de quién ocupe la Casa Blanca.
Comentarios