Hay personas que tienen la extraña capacidad de estar en los lugares sin asomar un ápice de su esencia física. Para que estén, solo basta mencionar sus nombres. Eso sucedió esta tarde cuando en la sede nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) se presentó el libro Jorge Oller: memorias de un fotorreportero, de la investigadora Mabiel Hidalgo Martínez.
Pese a que Oller, Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida, no estaba en el teatro desde el cual se presentó el volumen que homenajea sus memorias fotorreporteriles, los presentes conversaron sobre su obra con una prodigiosa espontaneidad y llegaron siempre a la conclusión de que el también investigador de la historia de la fotografía en Cuba es un «hombre sensible y ante todo modesto».
Jorge Legañoa, vicepresidente de la UPEC, coincidió con esa idea, al decir en la presentación que, en el libro, editado por Ocean Sur, «habitan las coordenadas de la grandeza de Oller como maestro del lente, como fotoperiodista, como compañero, como un ser humano sencillo, bonachón y, más que nada, buena persona».
Y tras esas coordenadas —agregó Legañoa— Oller «narra su historia personal, su testimonio» y la historia del país, al lograr con sus anécdotas «llevarnos de las pompas y oropeles de La Habana prerrevolucionaria a los barrios más humildes».
El libro es el primero que publica su autora Mabiel Hidalgo, por tanto —afirmó— fueron varios los retos a afrontar, desde «la concepción de una estructura formal» hasta «la selección de temas dentro de la trayectoria de Oller y la elección de sus fotografías».
Pese a los riesgos, Mabiel comenzó a «hurgar en la memoria, a acotar fechas, a recordar nombres de compañeros de trabajo, lugares y rostros fotografiados», a poner «en tensión» a un hombre «inmensamente generoso pero que cumplió 90 años (en 2019) en medio del proceso de conformación de sus memorias».
Aunque neurálgicas, las horas de conversación con Oller no bastaron para armar un libro sobre su vida y obra; de ahí que la autora también entrevistara a amigos y colegas de trabajo con el propósito de delinear una caracterización personal lo más completa posible.
La presentación del texto fue interrumpida por el propio Oller, quien desde Barcelona, envió un mensaje de agradecimiento a la autora, a la UPEC y a todas las personas que participaron en la producción del libro.
«Vivir es un acto de sacrificio, de constancia, de esfuerzo diario, de fe… más si se vive con intensidad, con la voluntad explícita de hacer el bien… así ha vivido el protagonista de estas páginas» apuntó Mabiel en el prólogo, devenido en razones para escribir un libro, el cual esboza —como concluyó Legañoa en su presentación— «un acto de justicia a la trayectoria profesional de un hombre que contribuyó, de manera anónima y por voluntad propia, a la imprescindible construcción de la épica de la Revolución Cubana».
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