a los pueblos que defienden su independencia y soberanía,
a los que luchan por ellas.
Hacia el Sur miro, hacia el Sur voy
con los remos destrozados por la tormenta.
Hacia el Sur dirijo la mirada,
porque del Sur vengo
cual árbol sembrado en el desierto.
Hacia el Sur miro, hacia el Sur voy,
porque del Sur he brotado
cual fruto convertido en despojo.
Y como alma trasquilada
con las esquirlas esparcidas tras las afrentas,
me yergo desde la zanja donde quedarán mis huesos
y elevo un grito hasta las estrellas
para que todos sepan de dónde vengo.
Del Sur he brotado
y en el Sur me sumerjo,
me enraízo,
me elevo, me expando
como todo hombre que camina
hacia el encuentro de sí mismo.
(Del Sur vienen mis ayeres más remotos:
el rebelde sentenciado a la hoguera,
el hombre clavado en el madero,
la madre de los hijos ametrallados,
la mujer decapitada por el hambre,
el niño al que la muerte puso alas,
el anciano que cabalga la inopia
y no tiene más historia que sus llagas).
Hacia el Sur voy, hacia el Sur lanzo la mirada,
porque del Sur vengo y no hay más caminos
que el Sur en busca de su encuentro.
(2005)
Jesús Sama Pacheco
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