Contrapunteo

Feminicidios en América Latina

9 ene. 2020
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Caminar por las calles de La Habana, uno de los grandes placeres que existen en esta maravillosa ciudad, puede ser un viaje nada silencio si una mujer decide llevar ropas más cortas y apretadas de lo normal, y es que, a esta tipo de vestimenta se unen, en ciertas oportunidades, un grupo de adjetivos nada halagüeños y sí bastante fuertes al oído emitidos por representantes del género masculino.

Siempre había creído que los piropos podían ser frases ocurrentes y hasta hermosas, que formaban parte del imaginario popular de nuestra cultura. Sin embargo, tengo que decir con mucho pesar, que esta práctica se ha tornado, en algunos casos, en faltas de respeto hacia las féminas.

En la actualidad, la lucha del mal llamado «sexo débil» es más fuerte que nunca. Batallamos por una sociedad incluyente, en que seamos respetadas más allá de nuestra apariencia.

A mi pesar he vivido el acoso en diversas ocasiones, al igual que varias de mis amigas. Preocupada por esto, comencé a investigar sobre el tema y la sorpresa fue mayor al encontrar que estos actos de violencia verbal son bastante comunes y en algunos contextos  pueden llegar mucho más lejos.

En Latinoamérica este problema ha alcanzado una mayor dimensión, con el asesinato por el simple hecho de ser mujeres, los llamados feminicidios. Sin embargo, aun cuando la agresión no llegue a ese extremo, no significa que sea de poca importancia.

A veces tenemos que pensarlo mucho antes de usar un vestido. Adoptamos estrategias como poner bien alto los audífonos y usamos calzado bajo para poder sortear las manos fuera de lugar e  intentar no responder con un odio visceral cuando te llaman «mamacita».

Lo peor del caso es que cuando nos indignamos por estos acontecimientos, algunos «machos» a nuestro alrededor responden que si no queremos ser piropeadas no nos vistamos de esa forma. Pero si esto puede sonar alarmante, no es nada, comparado con crímenes que han marcado una triste huella para las mujeres en otras regiones de América Latina.

Rosa Elvira Cely fue una madre de 35 años violada tan brutalmente en Bogotá que sus heridas le causaron la muerte al llegar al hospital. Fue ultrajada por un compañero de estudios y para mayor sorpresa la defensa del autor de los hechos esgrimió como excusa que ella se lo había buscado por salir a tomar de noche con unos amigos.

Por otro lado, en este año que recién comienza, ya se han reportado seis feminicidios en Honduras, noticia que coloca a la nación centroamericana como una de las más peligrosas para las mujeres en la región.

Según reportó Telesur este 6 de enero, en un recuento hecho por el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), se llegó a la conclusión de que cinco de esos hechos violentos contra las mujeres se reportaron solamente el 1ro. de enero.

En Cuba se ha desarrollado una campaña que, bajo el slogan Evoluciona, llama a tomar conciencia sobre este fenómeno. Y es que es innegable que vivimos en tiempos aun patriarcales, donde la figura de la mujer no es tan valorada como debería ser.

No usamos escotes por ustedes, ni publicamos fotos en bikini en las redes sociales para recibir insultos y palabras fuera de tono. No aceptamos sus solicitudes de amistad en la red como una invitación a ser agredidas, más aun si no les respondemos y nos hacemos «las importantes».

Tenemos derecho a expresar nuestro cuerpo porque queremos, como lo hacen los hombres sin ser catalogados de fáciles o coquetos. Tenemos derecho a no ser tocadas contra nuestra voluntad en una guagua o en una fiesta. ¿Cómo hacer entender que no queremos sus «halagos»? Exigimos su respeto.

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