Retazos de mi vida. Testimonio de una revolucionaria salvadoreña es un libro que ve la luz bajo el sello editorial Ocean Sur y que fue escrito «mediante el ejercicio de la memoria».[1] En él se reconstruye la vida de la revolucionaria salvadoreña Lorena Guadalupe Peña Mendoza y muestra su visión sobre las causas, el desarrollo y desenlace de la lucha popular y revolucionaria en lo que fue la época más importante de la historia política de El Salvador, después de la independencia de España. Se refiere a la época del golpe militar de 1979 que marcó el fin de los gobiernos del Partido de Conciliación Nacional, la guerra entre el Salvador y Honduras y la finalización del conflicto armado, todo ello, en un período de cuarenta años.
El libro consta de ocho partes en las que, además de relatar la vida de Lorena, incluye apartados históricos que, tal como sucedía con la vida de Farabundo Martí, son imprescindibles para comprender su vida. Ella es el reflejo de la mujer salvadoreña, involucrada en la cultura y la idiosincrasia del país, es el producto social de la conciencia de El Salvador, ejemplo de resistencia ante la injusticia, solidaridad y sacrificio. Lorena es la encarnación de miles de mujeres salvadoreñas que se sacrificaron para dedicarse a la gran tarea revolucionaria y no lo dudaron en un solo momento; perdieron hermanos, como fue el caso de Lorena, familiares que también dejaron atrás a sus hijos.
Este volumen refleja a través del testimonio de mujeres revolucionarias, la vida de todas las mujeres latinoamericanas y caribeñas que habían decidido hacer cualquier sacrificio por su país, su libertad y su revolución. Nos enseña que, una revolucionaria no descansa hasta conseguir sus sueños, que defiende la justicia y no se rinde con facilidad, que trabaja en pos del cambio y estudia para enriquecer su pensamiento y su vida, para participar activamente en la vida política de su país cuando es necesario y al costo que sea.
Donde más se reflejaron los aportes político-militar y social de Lorena Peña en su vida guerrillera fueron en los departamentos de Santa Ana, Chalatenango, San Salvador y San Vicente. Este último fue donde se forjó su convicción social y política que la llevó a la lucha, aquí desarrolló gran destreza táctica y conspirativa. Santa Ana fue su espacio de trabajo durante la ofensiva de 1981, aquí se gradúa como estratega de conducción en un frente de guerrillas que en realidad no era tal por la inexperiencia de la mayor parte de sus miembros. Chalatenango lo define como “la retaguardia estratégica[2]”, refleja su estadía como paraíso para su organización y estabilidad. San Vicente fue el escenario de consolidación de su liderazgo, estaba al frente de una organización masiva, con grandes raíces populares, con gran control político y una consilidada fuerza militar.
Vale la pena ojear este testimonio que refleja, no solo una vida, sino miles; que reivindica el papel de la mujer en las luchas por la independencia, que lega a las siguientes generaciones, años de historia, incluso, no oficial, que se cuenta en estas páginas. Vale la pena leer con el corazón y empatizar con su autora para revivir en nuestras carnes el torbellino de emociones que es relatado por Lorena Peña a lo largo de todas las peripecias de su vida. El hilo que conduce toda la historia de su vida es que conecta su experiencia personal con la de todo un pueblo, con la izquierda latinoamericana, esa que estuvo por todas partes, que luchó por su libertad y que inlcuye a hombres y mujeres que sacrificaron hasta su vida por ella.
Asimismo, disfrutaremos de una lectura amena, para los que amamos la literatura, pues, Lorena Peña, también lo era, con lo cual, el libro contiene disímiles referencias literarias, de García Márquez, por solo mencionar un ejemplo, y hasta en la misma forma de contar su historia, pues, su vida, en gran medida estuvo marcada por la tragedia y ello lo combina y lo fusiona con lo literario, lo cual es un valor añadido que los lectores agradecemos en gran medida.
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