Quisiera hacer tocar dos temas que pueden sonar distantes a primera vista. El proceso neuronal que hay detrás de la interpretación de la realidad que realiza Enrique Dussel y el mundo que construye el pueblo kurdo, allá en el oriente medio. ¿Qué relación pueden tener estos dos temas? ¿Tienen alguna similitud o algo en común? La sobrevivencia, la búsqueda de la preservación de la vida tienen en común.
Teniendo en cuenta las condiciones de cercamiento, persecución e intenciones de aniquilamiento en las que vive el pueblo kurdo (pueblo sin estado cuyo territorio está dividido entre 4 estados naciones de oriente medio) es ejemplo que reafirma la premisa de lo inviable del capitalismo. Por ende, el pueblo kurdo encarna una alternativa de vida radical. En sus tesis sobre el confederalismo democrático de Abdullah Öcalan sintetiza claramente este modelo socio-económico.
Los pilares que constituyen el confederalismo democrático son: democracia participativa, autogobierno local hacia arriba, autodefensa, no-hegemónico y Ética. Se presenta así como un modelo antagónico al Estado-nación moderno y al proyecto moderno en general que busca el reconocimiento de los pueblos y su principio de autogobernarse. Llama la atención, la reiterada mención a este principio de reconocimiento del otro al margen de las diferencias religiosas, políticas o geográficas, siempre y cuando se participe colectivamente por el bien común.
Esa búsqueda del bien común, está en marcado en la ética en el quehacer político como marco regulador de la convivencia y relacionamiento con el territorio. Rasgo resaltable en esta experiencia política porque también Dussel enarbola la bandera de la ética (de la liberación) en la historia de los pueblos. Continuando, en medios masivos y populares hemos visto la emblemática figura de las combatientes kurdas despertando admiración y solidaridad en el mundo; no obstante, el eje de autodefensa kurdo no se limita a tener uniforme y fúsil, incluye además el cuidado de la identidad, cultura e historia como pueblo que por años ha cimentado un universo intelectual, simbólico y material.
Se queda por fuera otros aspectos fundamentales del confederalismo democrático que amerita otros artículos para profundizar como el caso del cooperativismo, los comités de mujeres, el liderazgo distribuido entre mujer y hombre, estructura organizativa de barrio-asamblea-confederación, entre otros aspectos. Sin duda, es todo un modelo social-económico complejo también, pero en contra posición con el proyecto moderno-colonial-patriarcal, tiene una clara intención de preservar la vida, en clave de dignidad.
¿Y Dussel?
Enrique Dussel, expone detalladamente el proceso que realza el mapa de mapas neuronales de nuestro cerebro, junto al resto de órganos de nuestro cuerpo a la hora de moverse por el espacio real, así como al percibir la cosa real con los órganos de los sentidos y seguidamente la explosión de movimientos que tiene el interior de nuestra cabeza. Leamos:
[…] El estímulo (o simplemente la realidad) del mundo externo se actualiza por una señal que es captada por el cerebro, por mediaciones receptoras y transmisoras neurológicas especializadas, efectuándose como resultado, después deotros momentos, una «categorización perceptual» (3)15 por reconocimiento selectivo, adaptativo a la reproducción de la vida del organismo, como hemos dicho, y que va formando «mapas (maps)»16 o estructuras de grupos de neuronas que reaccionarán de manera semejante, nunca exactamente igual, ante un «re-cuerdo» o una «nueva llamada (recall)». Una vez que se tiene un número suficiente de «mapas», el cerebro puede comenzar una función más compleja que es denominada «proceso global de mapeo (global mapping)» […]
A decir verdad, la complejidad con la que funciona nuestro cerebro se combina con la complejidad de la formación social donde estamos también metidos. Lo fascinante del cerebro es que la categorización perceptual es el trasfondo de nuestra memoria y por ende, lo que define nuestro comportamiento y creación de juicios frente a personas, situaciones, acciones, etc. Aquí Dussel, también menciona la reproducción de la vida como instinto impreso en la génetica humana y de la vida en general del planeta. Pero el filósofo lo explica mejor:
[...] De otra manera. El proceso de categorización exige para constituir su «objeto» un «pasaje» por el sistema «evaluativo-afectivo» (constituido esencialmente por el sistema límbico y la base del cerebro como ya hemos dicho; siendo alguno de sus órganos el hipotálamo, la amígdala, el hipocampo y el tálamo [Hypothalamus, Amygdala, Hippocampus, Thalamus]), que da «luz verde» (o «luz roja») al consecuente proceso categorizador. ¿Cuál es la causa de tener que efectuar tal «rodeo» por el sistema afectivo-evaluativo […] Se trata, nada menos, que de «determinar», «juzgar», «constatar» la manera o el cómo lo categorizado «permite» o «se opone» a la consecución de la vida (la «sobre-vivencia») del organismo, de la corporalidad como totalidad, ¿y de la cual el propio cerebro es sólo una parte funcional?
Sin adentrarnos en el completo mapa filosófico del autor de donde provienen estas citas, cabe resaltar que ambos procesos cerebrales apuntan a la construcción de la representación de la realidad, dejando del lado el dualismo objeto-sujeto. Pues nos hace participes de las complejas interrelaciones entre la sociedad y nosotros, seres vivos. En ese sentido, el horizonte de reproducir la vida (acto político también explicado por Dussel en otras obras) no desaparece de nuestros genes, pero es en el caminar de la autoconsciencia donde tiene muchos riesgos de desaparecer como meta estratégica o tergiversarse en falsas nociones de vida que impone el modelo social-económico (capitalista primordialmente).
A partir de las cantidades de análisis y estudios en diferentes disciplinas, de diferentes organizaciones sociales, institutos de investigación, ONGs, etc., en diferentes periodos sobre los efectos del capitalismo a la vida en general, se trabaja en este artículo la premisa de que este modelo social-económico es perjudicial de manera integral para la reproducción de la vida.
¿Qué hay en común?
La representación de la realidad que ha hecho el pueblo kurdo alrededor suyo, está en desacuerdo con el paradigma moderno. De igual modo, la realidad que construyen concuerda con una ética y cuidado de la vida que expone una categorización de lo que sí y no se debe hacer como comunidad y lo que sí y no se debe hacer en el territorio. El confederalismo democrático lo demuestra.
La consecución de la vida del pueblo kurdo, no se queda en el marco del pueblo kurdo ni de la geografía local que han constituido, por el contrario apunta a una totalidad sin pretensiones globales (como Europa o Estados Unidos) que se imponga sobre otros pueblos. Esta totalidad kurda se construye para sí pero dentro de su consecución de la vida, apropian que la vida también se reproduce más allá de sus fronteras y de formas diferentes acordes a la identidad, cultura, historia de los otros pueblos. Kurdistán, ha clasificado dentro de las amenazas para la sobrevivencia, al capitalismo.
El fundamento biológico de la sobrevivencia no se divorcia de la formación social, porque el eje central es la vida. Es por eso que la Ética aparece en el modelo socio-económico kurdo, a decir de Ocalan: «La clasificación de la sociedad en categorías y términos tras un determinado patrón es producida artificialmente por los monopolios capitalistas. Lo que cuenta en una sociedad así no es lo que eres sino lo que parece que eres. La alienación putativa de la sociedad de su propia existencia fomenta la retirada de la participación activa, una reacción que a menudo es denominada desencanto con la política».
En concordancia con esta cita, Dussel cita a Maturana también con respecto a la ética (y cuya cita aquí complementa y cierra esta conclusión sobre la ética): «Por esto, todo lo que hemos dicho aquí, este saber que sabemos, conlleva una ética que es inescapable y que no podemos soslayar [...] La aceptación del Otro [...] en la convivencia, es el fundamento biológico del fenómeno social [...] Cualquier cosa que destruya o limite la aceptación de Otro [...], desde la competencia hasta la posesión de la verdad, pasando por la certidumbre ideológica, destruye o limita el que se dé el fenómeno social, y por tanto lo humano, porque destruye el proceso biológico que lo genera».
El estar en desacuerdo con el proyecto moderno-colonial-patriarcal no es sinónimo de «volver a la edad de piedra» (como si el mal llamado desarrollo nos tuviera viviendo dignamente). Más allá de un supuesto retroceso o estancamiento en la historia por parte de los pueblos, el estar contra este proyecto occidental es querer construir un modelo de sociedad autónomo y en clara convivencia con el otro. En el pueblo kurdo, encontramos un ejemplo de vivir sin ser modernos desde la raíz en pleno siglo XXI.
Citas:
Abdullah Öcalan: Confederalismo Democrático. International Initiative, Edition Primera edición 2012
Dussel, Enrique: Materiales para una Política de la Liberación. Plaza y Valdés Editores. 2007.
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