Contrapunteo

El momento en que las redes sociales se adueñaron del mundo

6 mar. 2020
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Un título bastante fatalista diría yo. Parece sacado de una película hollywoodense, de esas que tanto recaudan en taquilla con grandes elencos y estremecedores efectos especiales. Sin embargo, aunque nos intenten convencer de los grandes aciertos de las redes sociales, su inclusión en nuestras vidas ha significado un antes y un después en la historia de la humanidad.

Posiblemente, alguien fue igual de trágico en su sentencia cuando el nacimiento del cine levantaba de las sillas a más de un espectador asustado ante la imagen del tren que llegaba a la estación. En la actualidad, Facebook o Instagram son también poderosas herramientas de publicidad, propaganda y enajenación.

En América Latina, por ejemplo, el uso de estas plataformas de comunicación ha sido determinante en el escenario político actual. Muchas campañas desestabilizadoras contra gobiernos progresistas de la región han sido iniciadas desde el amparo de las nuevas tecnologías.

De acuerdo con la socióloga, Carol Murillo, “las redes sociales, especialmente Twitter, han sido usadas para lanzar campañas de desinformación. Esos espacios comenzaron a tener un papel más destacado en lo político, usado mayormente por la oposición y ciertos medios de comunicación para generar el caos”. 

Murillo, durante una entrevista en exclusiva para la multinacional Telesur aseveraba que el discurso político de la oposición de los países latinoamericanos parte de la misma base: “un odio a cualquier cosa que tenga que ver con la política de izquierda, un odio a lo que significa un Estado que recuperó su labor dentro de lo público, un odio a las características de liderazgo como el de los presidentes Evo Morales o Rafael Correa”.

Recordemos las numerosas ocasiones en las que se han creado supuestas manifestaciones multitudinarias contra jefes de Estado como ha sido el caso del mandatario venezolano Nicolás Maduro, donde una imagen ha tratado de vender una “inestabilidad política”.

Por otro lado, campañas presidenciales como la del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil o la del jovencísimo Nayib Bukele en El Salvador, tuvieron su victoria definitiva luego de apostar por la fuerza de convocatoria que se encuentran en los escenarios mediáticos.

Está claro que con esto no se quiere dar a entender que la compleja situación que enfrenta América Latina en la actualidad sea consecuencia exclusiva de las redes sociales, pero, pecamos de ingenuos si creemos que cada aspecto de nuestro escenario actual no pasa por un simple clic.

El dispositivo más usado en los últimos cinco años es el teléfono móvil. Las aplicaciones de mayor uso son Facebook, Instagram, Wathsapp, Telegram, y, en cada una de ellas, al menos una vez al día, recibimos noticias con propaganda indirecta o directa.

Además, nuestra información personal, gustos, preferencias políticas, emociones, son ofrecidas a las grandes compañías. La prueba ante esta afirmación es de fácil comprobación. Los algoritmos de la  compañía perteneciente al multimillonario Mark Zuckerberg están preparados para “sugerirte” productos basándose en las interacciones que suministras a través de las publicaciones tanto personales como de otros perfiles.

Entonces, ¿es correcto el fatalismo ante el alcance de las redes sociales? ¿El “Gran Hermano pasó de ser el gobierno para convertirse en los directivos de Silicon Valley? ¿La próxima guerra será por información?

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