México insurgente es un libro de la autoría de John Reed.[1] Desde su publicación en 1914 hasta la fecha se han escrito numerosos relatos históricos sobre Francisco Villa y la Revolución Mexicana, incluso se ha tratado en la literatura a través de la novela Los de abajo de Mariano Azuela donde su principal objetivo es relatar los sucesos de dicha revolución.
Aun hoy, a más de un siglo su publicación, México insurgente sigue siendo uno de los más grandes clásicos de la Revolución Mexicana. Es literatura en forma de crónica y tanto los recursos narrativos como la calidad de su prosa lo hacen merecedor de considerarse en la cumbre de los textos periodísticos. Es un trabajo que escapa de cualquier romanticismo, es directo, increíblemente visual y completamente lleno de mircrohistorias. La actualidad del texto recae sobre la sobrevivencia del villismo en el imaginario popular mexicano y la gran polémica sobre su legado. El debate es tan antiguo como su propio personaje: ¿Era Villa un bandido o un héroe? A pesar de la recurrente campaña conservadora que se empeñó en mostrarlo como un simple forajido, Villa sigue siendo para muchos un líder revolucionario digno de ser reivindicado. Traducido al español en 1954, cuarenta años después de su publicación en inglés en Estados Unidos; esta obra llegó a México sin apoyo oficial alguno. Este libro, ahora bajo el sello editorial de Ocean Sur, ha servido para alimentar esa memoria y construir el mito.
John Reed relató la Revolución Mexicana a partir de su llegada al país en 1911 como corresponsal de guerra del Metropolitan Magazine y The World. Pudo conocer a los mexicanos tal y como eran, vivió, marchó y arriesgó su vida con ellos; no los juzgó y se identificó con su lucha. El corresponsal estableció una entrañable relación con Francisco Villa, sus tropas y varios de sus generales, a la vez que se introdujo en la aventura de contar la revolución a los lectores estadounidenses. Así, México insurgente es testimonio de periodismo comprometido que ofrece una versión radicalmente opuesta a la propagada en los medios comerciales estadounidenses sobre la Revolución Mexicana y Francisco Villa; fue una versión al servicio de la insurgencia campesina, pero no por ello desestimable.
Reed ofreció una vivencia totalmente verídica, desnuda, lejos de ser politizada, de cada una de las cosas que vivió en México, desde la descripción de su gente hasta el relato de la guerra. Un ejemplo de la desarticulación del discurso, fundamentalmente norteamericano, sobre los ciudadanos mexicanos se observa a continuación:
Los norteamericanos han afirmado que el mexicano es pícaro, fundamentalmente, que yo debía esperar que mi equipo fuera robado desde el primer día. He vivido ya dos semanas con una banda de exforajidos tan rudos como los del ejército. No tenían disciplina ni educación. Muchos de ellos odiaban a los gringos. No les había pagado ni un centavo durante seis semanas (…) Yo era un extranjero, sin armas y con un buen equipo (…) nunca se me perdió nada. Más todavía: no se me permitía pagar mis alimentos, en una compañía donde el dinero era escaso; y en cuanto al tabaco, casi desconocido (…) La menor indicación que hacía acerca de pagarlo era un insulto.[2]
De estos testimonios se sustenta el libro, de la desmitificación y de la muestra de cómo una historia puede ser y es necesario que sea vista desde todos los aspectos. En dicho momento, fue impensable y censurado este texto, pero hoy, tenemos un discurso que merece ser rescatado y releído, porque es indispensable comprender el fenómeno en su totalidad. Toda historia tiene diversas perspectivas, toda revolución tiene ganadores y perdedores, así como detractores y personas a su favor; pero solo conociendo la historia en su totalidad podremos comprender cualquier proceso histórico y la complejidad del mismo. Cada lector debe ser capaz de entenderlo y forjar su opinión, ya sea en acuerdo o desacuerdo, en función del conocimiento del suceso verídico. En ello estriba la verdadera trascendencia de este texto, en darle vida a esta historia “no contada” o al menos con la que muchos no están de acuerdo, pero que muestra, el otro lado de la moneda.
[1] John Reed (1887-1920) fue colaborador y director de diversos diarios y revistas. Llego a ser considerado como uno de los periodistas más remunerados de su época en Estados Unidos. Cronista de Guerra y de los sucesos protagonizados por el movimiento obrero estadounidense y mundial, en general, sufrió prisión en determinadas ocasiones y países. Testigo directo de la Revolución Mexicana, de la Guerra de los Balcanes y de la Revolución Rusa, sus obras se han convertido en clásicos imprescindibles para la comprensión de la historia del siglo XX. Fundador del Partido Comunista Laboral de Estados Unidos. A punto de cumplir los 30 años enfermó de tifus y murió en Moscú en 1920.
[2] Reed, John. Mexico insurgente. Asia Pacific Offset Ltd., China, 2013. p. 44.
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