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El legado de un hombre

7 ago. 2017
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En días recientes un nuevo libro de la editorial Ocean Sur ha llegado a mis manos. Apenas lo vi captó mi atención, puesto que es un volumen que sobresale mucho por el diseño de su cubierta, el cual se construye visualmente en torno a una impactante foto del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro. El veterano revolucionario levemente sonríe y en sus ojos se pueden adivinar la esperanza de un mundo mejor, la certeza en la victoria y la fe en la humanidad.

La propuesta consiste en unos 90 textos agrupados de forma cronológica (desde el 1 de enero de 1959 hasta el 19 de abril de 2016), que abordan temas de Cuba y otras naciones, principalmente de Estados Unidos, y exponen a profundidad la visión crítica y reflexiva del considerado como uno de los estadistas más universales de todos los tiempos.

Discursos, intervenciones y reflexiones del líder revolucionario están disponibles para el lector bajo el título Fidel Castro y los Estados Unidos, una compilación realizada por el joven intelectual y politólogo cubano Abel Enrique González Santamaría. Editado por primera vez durante las celebraciones por el cumpleaños 90 del Comandante en Jefe del pueblo cubano, el libro adquiere un valor adicional tras la muerte el 25 de noviembre de 2016 del hombre que lo inspiró. Es parte del legado que deja Fidel, una figura que, a decir de Miguel Barnet, supo «atrapar el futuro y colocarlo para siempre en la vida de todos los poetas, de todos los hombres».

En las líneas del prólogo, el presidente de la UNEAC celebró la compilación. «Nada más apropiado pudo ocurrírsele a su compilador, el joven intelectual Abel Enrique, quien pertenece a una generación que, agradecida, será fiel a los postulados de un hombre único y excepcional: Fidel Castro», dijo.

Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba aparecen en el volumen como hilo conductor de los discursos y reflexiones, siendo una fuente de obligatoria consulta para entender el devenir histórico entre ambos países.

El 16 de junio de 1965, por solo citar un ejemplo, Fidel señaló durante el IV Aniversario de la Fundación del Ministerio del Interior:

El poderío imperialista de Estados Unidos no puede apagar, no puede contener esa fuerza histórica, esa fuerza revolucionaria. Y el resultado tendrá que ser, inevitablemente, la derrota de los imperialistas. Ese papel los lleva al aislamiento —su papel de gendarme— al descrédito total, a la desconfianza total y a la ruina. Esa es la época que estamos viviendo.

Y nosotros, en medio de esa vorágine, naturalmente que estamos expuestos a diversos riesgos, estamos expuestos a diversos peligros, pero no creamos que somos los únicos, son los peligros que todo el resto del mundo está corriendo. Tendremos que seguir luchando duramente, tendremos que seguir combatiendo a esos enemigos, tenemos que seguir llevando adelante nuestra obra revolucionaria. De todas formas, es muy alentador y muy satisfactorio lo que se ha logrado: el ritmo de nuestra Revolución en estos momentos, la fortaleza de nuestra Revolución en todos los frentes, en todos los campos. ¡No nos dormimos sobre los laureles, no nos dormiremos sobre los laureles!

Es una verdad indiscutible el estado de sitio que ha vivido Cuba desde el propio 1959. Pero el proceso de radicalización de la Revolución no solo enfrentaba directamente a los Estados Unidos, sino al imperialismo como sistema de dominación múltiple. Por eso Fidel insistía en varias ocasiones en la necesidad que tenía el pueblo de prepararse para la defensa de sus conquistas y para hacerle frente a sus enemigos.

En ocasión de las maniobras militares Ayacucho 150, efectuadas en el Polígono Nacional de las FAR Mayor General Ignacio Agramonte, en Camagüey, el 22 de noviembre de 1974. El jefe de la Revolución decía:

La necesidad de poseer una poderosa defensa no es un gusto o un capricho de la Revolución, es una necesidad que nos impone el enemigo imperialista. Y el enemigo imperialista es poderoso. Nosotros somos un país pequeño con un enemigo poderoso. ¿Y cuánto tiempo será nuestro enemigo el imperialismo? ¡Mientras dure el imperialismo! Y nuestras relaciones con el gobierno imperialista de Estados Unidos no son nada buenas; pero incluso, si algún día existieran relaciones económicas o incluso relaciones diplomáticas, no por eso tendríamos derecho a debilitar nuestra defensa, porque nuestra defensa no podrá depender jamás de la buena fe de los imperialistas.

¡Nuestra defensa, mientras exista el imperialismo, dependerá de nuestra fortaleza, de nuestra capacidad combativa, de la capacidad combativa de todo el campo socialista y de todos los pueblos revolucionarios!

Y nosotros no estamos solo al servicio de nuestra causa nacional, sino que estamos también al servicio de la causa de nuestros hermanos pueblos latinoamericanos en su lucha frente al imperialismo, ¡y estamos al lado de los pueblos que se enfrentan al imperialismo en cualquier parte del mundo!

Y así, cada fragmento escogido por el compilador refleja los sentidos humanistas, latinoamericanistas y antimperialistas que caracterizaron a Fidel, a la Revolución y al pueblo cubano. El volumen —que es parte de la colección Fidel Castro de Ocean Sur, según consta en el catálogo de dicha editorial— constituye un homenaje al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana y es un material que recoge parte importante de la historia de Cuba y de su gente.

La selección culmina con la última intervención pública de Fidel, el 19 de abril de 2016, durante la clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba. Y citando un fragmento, termina también este artículo:

¿Por qué me hice socialista, más claramente, por qué me convertí en comunista? Esa palabra que expresa el concepto más distorsionado y calumniado de la historia por parte de aquellos que tuvieron el privilegio de explotar a los pobres, despojados desde que fueron privados de todos los bienes materiales que proveen el trabajo, el talento y la energía humana. Desde cuándo el hombre vive en ese dilema, a lo largo del tiempo sin límite. Sé que ustedes no necesitan esta explicación, pero sí tal vez algunos oyentes.

[…]

Pronto deberé cumplir noventa años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que, en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos. A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá.

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