En ocasión del aniversario 90 del natalicio del Che, el pueblo cubano rinde tributo a quien fue uno de los principales protagonistas de la Revolución cubana y latinoamericana.
No es el tributo a un mito, una leyenda o un símbolo político. Se trata de un reconocimiento, una admiración y una valoración merecida a quien pensó la revolución en la que combatió con talento impar, plenamente identificado con el pensamiento estratégico y táctico del Comandante en Jefe y de la vanguardia histórica del socialismo cubano.
Esta revolución constituyó la gran escuela en la que consolidó y forjó su pensamiento en el campo de la teoría marxista cuyos orígenes se encuentran en sus textos de juventud como, entre otros, Cuadernos filosóficos, Notas de viajes y Otra vez, que merecen un estudio riguroso para comprender los inicios de su obra teórica y su quehacer político en desarrollo.
En la actualidad, y en especial a partir del 19 de abril del presente año, cuando una nueva generación de revolucionarias y revolucionarios asumen la dirección del Estado y el gobierno, bajo la dirección del Partido Comunista de Cuba, encabezado por su primer secretario, el general de ejército Raúl Castro Ruz, centrar la atención en las enseñanzas del Che es un imperativo ineludible.
El análisis teórico y político de su obra se fundamenta en premisas esenciales de las condiciones históricas, políticas, sociales, económicas en la América Latina, Cuba y el mundo en el período en que surgió, se formó y se desarrolló, los que se encuentran expuestos en textos, entre otros, «Nota para el estudio de la Revolución cubana», «Cuba, ¿excepción histórica o vanguardia en la lucha anticolonialista?», «Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental», etcétera.
El carácter autónomo, autóctono y legítimo del socialismo cubano se evidencian en sus conferencias «Cuba 1959», «La economía en Cuba» (1961), en sus palabras en el «Encuentro Nacional Azucarero» (1961) y en ese maravilloso ensayo «El socialismo y el hombre en Cuba» (1965) que diseña las bases para una aproximación a la transición socialista.
No cabe duda que él asumió el marxismo como filosofía, ciencia, teoría y única fuerza política capaz de liberar al ser humano, de la explotación capitalista y colonialista, a través de una praxis política militante permanente que concluye con su asesinato en Bolivia en 1967, combatiendo por la libertad de los pueblos del mundo.
En su discurso pronunciado el 8 de octubre de 1987, en el acto central por el XX Aniversario de la caída del Che, el Comandante en Jefe expresó:
(…) Yo lo que pido modestamente es que el pensamiento económico del Che se conozca aquí, se conozca en el mundo: en el mundo capitalista desarrollado y en el mundo socialista (…).
Y más adelante apuntaba:
Pero hay muchas ideas del Che que son de una vigencia absoluta y total, ideas sin las cuales estoy convencido de que no se puede construir el comunismo, como aquella idea de que el hombre no debe ser corrompido, de que el hombre no debe ser enajenado; aquella idea de que sin la conciencia, y solo produciendo riquezas, no se podrá construir el socialismo como sociedad superior (…).
En este discurso subraya, como mensaje a las nuevas
generaciones de revolucionarios: «Hago una apelación a nuestros militantes, a nuestros jóvenes, a nuestros estudiantes, a nuestros economistas, para que estudien y conozcan el pensamiento político y económico del Che».
Las consideraciones del Che en torno a las relaciones políticas y económicas internacionales en los primeros años de la década de los 60 se exponen con audacia teórica, en sus intervenciones en la Conferencia del Consejo Interamericano Económico y Social, celebrado en agosto de 1961 en Punta del este, Uruguay, en su discurso a la ONU (1964), en el discurso en el Seminario Económico de Solidaridad Afroasiático, celebrado en Argelia en 1965 y en su Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental (1967), referido anteriormente.
Sus textos como La guerra de guerrillas (1960), «Guerra de guerrillas: un método» (1963) y el «Prólogo» al libro Guerra del pueblo, ejército del pueblo, escrito por el vice general Vo Nguyen Giap, el más relevante jefe militar vietnamita en la guerra contra el imperialismo norteamericano, exponen una visión político militar de importancia tal que fueron estudiados por el Pentágono y la CIA, y el propio John F. Kennedy para desarrollar sus planes de agresión militar contra Cuba en la operaciones Pluto (1961), Mangosta (1961-1963), Programa de múltiple vía (1963) y otras operaciones de subversivas posteriores.
La historia de la guerra de liberación en la Sierra Maestra las presenta el Che con una notable maestría en Pasajes de la guerra revolucionaria (1961, 1963 y 1965).
Pasajes de la guerra en el Congo (1965) y el Diario el Che en Bolivia (1966-1967) con testimonios de sumo valor histórico, político y militar para conocer las gestas internacionalistas del Che y sus combatientes en África y América Latina, inspirado en la política internacionalista de la Revolución cubana.
Cuando se desarrollan e impulsan los Lineamientos económicos y sociales acordados a partir del VI y VII Congresos del Partido, es importante acudir al conocimiento, como obligada referencia al escrito El cuadro columna vertebral de la Revolución (1962). Así el Che considera: «El cuadro, pues, es un creador, es un dirigente de alta estatura, un técnico de buen nivel político que puede razonando dialécticamente, llevar adelante su sector de producción o desarrollar a la masa desde su puesto político».
Al Che no escaba la importancia decisiva del papel del hombre en la historia y destaca que en el socialismo cubano están presentes las tesis de Marx y Engels, expuestas en sus primeros trabajos filosóficos (1841-1844), de que la revolución social es, además, emancipación humana, que los hombres son sujetos y no objetos de las transformaciones económico – sociales. Supo captar, desde el primer momento la esencia humanista y martiana de la identidad cultural cubana. Sus apuntes sobre Antonio maceo, José Martí, Antonio Guiteras y Camilo Cienfuegos, así como sus consideraciones sobre el 27 de noviembre de 1871, el 30 de noviembre de 1956, así lo corroboran.
En su carta de despedida a Fidel, leída el 3 de octubre de 1965, por el propio Comandante en Jefe en la presentación del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el Che definió claramente, al mundo entero su posición de principios y la lealtad incondicional en relación con la Revolución cubana.
Expresó:
(…) que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo, y que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra revolución y lo sigo estando. Queen donde quiera que me pare, sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano y como tal actuaré.
La teoría revolucionaria del Che se caracteriza por su elevada significación para apreciar los principales aspectos políticos, económicos, sociales, éticos y estéticos en el presente lo que confiere legitimidad y actualidad a su obra.
Con una de las prosas más finas de la literatura marxista de su época, resumió las principales experiencias de la práctica revolucionaria de hacer socialista la Revolución cubana.
Sus tesis acerca de la relación vanguardia-masa se nutre, con sentido creador, de las más auténticas tradiciones leninistas. Identificó, nítidamente, esta relación y concibió que las funciones de la educación en el socialismo, su propósito ideológico y el desarrollo de la cultura política actúan como medios para transformar al hombre de modo que, en el socialismo piense en un futuro comunista.
Significó, además, que de la revolución socialista habrían de surgir un arte y literatura nueva despojada de toda expresión de enajenación y indicaba que la sociedad se convierte en una gran escuela. Estudioso marxista por excelencia afirmaba que el educador, para ser ejemplo, necesita también ser educado.
Definió el socialismo como un proceso integrador y dialéctico de los factores económicos, políticos y de las formas de la conciencia social que, de manera multifacética, se propone como meta alcanzar una sociedad más justa y más humana, resultado de la cultura material y espiritual lograda en el socialismo.
La moral, para el Che, no es el núcleo central del marxismo, sino que forma parte con sustancial de la ideología revolucionaria.
Se aspira y así lo apunta, a una moral de productores, y no a una moral del consumo, insiste, una y otra vez, en que el socialismo es un hecho de conciencia, y que resulta imprescindible evitar que las relaciones mercantiles se conviertan en la meta final del socialismo, sino que se deben considerar como medios para alcanzar los objetivos de una nueva economía socialista.
En el ensayo «El socialismo y el hombre en Cuba» se resumen, con una perfecta síntesis teórica, el pensamiento marxista del Che. Aquí se encuentra un verdadero ejercicio de pensar de un revolucionario que está en pleno despliegue de sus facultades intelectuales, filosóficas y políticas.
Su obra es un legado de imperecedero valor teórico y práctico para las nuevas generaciones de revolucionarias y revolucionarios cubanos y del mundo entero. Constituye un valioso aporte al estudio del pensamiento revolucionario cubano de liberación nacional, martiano, marxista y fidelista.
Nadie mejor que el Comandante en Jefe para hacer una valoración múltiple de su obra.
El 18 de octubre de 1967 en la Plaza de la Revolución, en la velada solemne por su muerte, en históricas e inolvidables palabras Fidel Castro manifestó:
Y por eso les ha legado a las generaciones futuras no solo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre nada que no lo hiciera con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos, no dudamos, que pasarán a la historia como documentos clásicos del pensamiento revolucionario.
En estos nuevos tiempos de revolución socialista, soberana, independiente y democrática, con el Partido Comunista de Cuba a la vanguardia, el Che está presente entre nosotros, en la primera línea de combate, como en el Granma, la Sierra, como cuando Playa Girón, la Crisis de octubre y en sus combates por un mundo mejor en otras tierras del mundo.
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