La memoria es incontrolable; una máquina que selecciona recuerdos sin seguir esquemas y los transporta al hoy, transformados en aromas, imágenes, sensaciones. Quizás por eso, cuando intento recordarlo, su rostro se disuelve entre fotogramas en blanco y negro.
Ser un creador es un reto y para él, convertirse en leyenda fue todo un arte; Santiago Álvarez descubrió la metodología adecuada para transmutar sus ideas en imágenes, para estar en los lugares adecuados, conocer a las personas correctas e iniciar una carrera en la cinematografía latinoamericana y caribeña que desafía las lógicas del tiempo.
Santiago nació en Cuba y vivió mucho, como esas construcciones que ven pasar los siglos, las modas, las personas, y al nacer penetran el espacio como bólidos. Quiso la casualidad que entrara al mundo montando una ambulancia en marcha; desde entonces nunca aminoró el ritmo, ni tampoco se detuvo.
Singular, diferente y retador, en una época compleja donde muchos preferían virar la cara a los males antes que atacarlos, el joven Santiago embistió a los huracanes de frente, sin temores a exponer ideas genuinas, revolucionarias. Su espíritu quedó marcado por un mundo en crisis a punto de estallar; y él ayudó encendiendo una mecha.
Desde joven fue multifacético: aprendiz de linotipista, cajista, minero en las minas de carbón de Pennsylvania, en Estados Unidos, lavaplatos en Brooklyn, estudiante de Medicina y Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana y de Psicología en la de Columbia, Nueva York; nadie lo imaginaba como un precursor del mundo audiovisual en el continente.
Su forma peculiar de ver al mundo, de capturarlo, hicieron de sus creaciones «piezas de colección» y de él, un prisionero de la memoria pública. Este hijo de emigrantes españoles de clase baja, puede que no imaginara sus logros de adulto cuando corría por las calles pobres de su barrio, pero ese mismo inicio lo dotó de la perspectiva necesaria para visibilizar la cruda realidad en sus documentales.
Santiago fue en 1959 uno de los fundadores del Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográfico (ICAIC). Por su labor como cineasta recibió más de ochenta primeros premios en festivales internacionales y concursos nacionales. Hasta su muerte, en 1998, había dirigido más de setecientas películas y supervisado la producción de cerca de mil quinientos noticieros cinematográficos semanales. Especialistas de cine han reconocido sus aportes a este importante género, el cual convirtió en «un verdadero laboratorio de innovación radical».
Entre los reconocimientos más notables figuran el nombramiento como miembro de la Academia de Artes de la República Democrática Alemana y maestro perenne de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. También en la vida política y cultural cubana desempeñó importantes responsabilidades como asesor del Ministro de Cultura y Presidente de la Federación Nacional de Cine Clubes; dirigió el departamento de Cortometrajes y Dibujos animados desde 1961 hasta 1967, fue vicepresidente del ICAIC hasta 1976 y miembro del Parlamento cubano durante diez años. Además le fueron conferidos los títulos: Gran Brujo de los Andes y Cronista del Tercer Mundo.
Entre su labor intelectual destaca su membresía en la Unión Nacional de Escritores y Actores de Cuba (UNEAC), organización a la que hizo importantes aportes, especialmente por ser fundador y director del Noticiero ICAIC Latinoamericano desde 1961, obra considerada por la UNESCO Memoria del Mundo.
El mundo de sus documentales
Con el Noticiero ICAIC (1960), el maestro Santiago Álvarez logró aglutinar a un formidable equipo de realización y dirigirlo, certero, hacia sus objetivos, creando productos con estilo propio y una forma de hacer distinta a la que el espectador estaba acostumbrado.
Sobre su peculiar modo de trabajar, Santiago Álvarez dijo en cierta ocasión que no tenía un estilo, sino que el resultado en cada una de sus realizaciones era solo la confrontación con la realidad nacional e internacional, y que el internacionalismo era una constante en sus obras.
La lucha de sus negros contra la discriminación y la desigualdad existente en la sociedad norteamericana fue de los temas captados por el lente de Santiago, quien expuso en sus fotogramas toda la injusticia de las fuerzas policiales, los juicios arreglados y la repulsión de la «parte blanca» del pueblo estadounidense, una realidad poco visualizada en el mundo debido a la centralización del poder mediático y la escasez de mecanismos difusores que le prestaran interés.
Con Now! (1965), considerado el primer video clip de la historia del cine, Santiago pasa a formar parte de la vanguardia filmográfica del mundo, dotándonos de una obra sin precedentes con relevancia hasta la actualidad. Dos años atrás el director cubano había conocido en México a Peter Seeger, de quien tomó la mayoría de la música para sus propuestas en el noticiero, y quien le hizo llegar un disco de Lena Horne, que contenía una canción antirracista, llamada Now.
Solo seis minutos de duración bastaron para mostrar novedad en la edición y el montaje, para hacer gala de una intensidad inusitada y una fuerza tremenda. La obra concursó unos meses más tarde en el festival de cortometrajes de Leipzig, donde Santiago había ganado su primera Paloma de Oro en 1964 con el documental Ciclón. Ganó un segundo galardón dorado con Now!, considerado una verdadera joya de la cinematografía cubana e internacional; para muchos, el primer video clip cinematográfico en América.
La crítica considera que su obra es un arte colectivo pues bebe de otras artes en función de lograr un resultado novedoso. Su cine es un híbrido en donde convergen animaciones, collages visuales, música, efectos sonoros, e imágenes de archivo.
El método tradicional que hasta el momento se utilizaba era la edición de la imagen, a la que luego se le añadía la musicalización. Pero Santiago innovó realizando el proceso inverso, editando con imágenes al ritmo de la música, que tuvo como resultado principal la generación de emociones inmediatas, la relectura de un mensaje que queda doblemente impregnado.
El Bárbaro del Ritmo, 79 Primaveras, Ciclón, Muerte al invasor, Segunda Declaración de La Habana, Hasta la victoria siempre y La hora de los hornos; figuran entre una extensa obra que más allá de legarnos patrones estéticos revolucionarios y novedosos métodos productivos, plasman una historia de magnitud universal preservada gracias a la pericia de su visión abarcadora como realizador.
La ciudad de Santiago de Cuba, honra a este cineasta con el Festival Internacional de documentales Santiago Álvarez in memorian, un espacio para promover cada dos años el quehacer de este género y para seguirlo empoderando como una herramienta para molestar y visibilizar realidades de nuestra contemporaneidad. El evento cuenta con importantes encuentros teóricos e invitados de todas las latitudes del planeta.
Conocer a Santiago, su vida, el resultado de años de trabajo, no solo expone el imaginario de un hombre de pensamientos exquisitos, si no que transporta al espectador hasta otros períodos, desligando espacio y tiempo para hacer del pasado parte del presente. Sus creaciones, además del mérito estético o documentalístico, son un aliento para los jóvenes realizadores, pues Santiago, con recursos mínimos y mucho ingenio, legó a Cuba y a la humanidad un «diario visual» que recoge importantes momentos históricos, demostrando que la creatividad es una alternativa y solución a los problemas productivos.
Imagino entonces a un Santiago por las calles de La Habana, captando con su lente la diversidad de matices que trascienden las épocas, adentrándose en un mundo digital que de seguro le proporcionaría impensables maneras de crear un documental, alertándonos de nuevas tendencias, poniendo ojo e ingenio a cada detalle que muestre nuestra realidad, continuando un legado fílmico del que fue pionero; y lo volvió leyenda.
Referencias bibliográficas
Baldonero Arribas, I. (2013) Tesis en opción al título de Máster en Documentación Audiovisual. La documentalística de Santiago Álvarez. La Habana. Cuba.
________________. Santiago Álvarez: el cine documental de Cuba, disponible en: http://www.panamericanworld.com/es/articulo/santiago-alvarez-cine-documental-de-cuba Consultado el 30 de diciembre de 2016.
________________. Santiago Álvarez Román. Director de cine. 1919-1998. Cuba Cine. Archivado desde el original el 24 de noviembre de 2015. Consultado el 4 de enero de 2017.
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