Por estos días fueron divulgados dos estudios que abordan con sobriedad la tensa situación económica por la que atraviesa la región de América Latina. Ambos, luego de identificar y analizar minuciosamente las principales problemáticas que se erigen en amenazas para el crecimiento económico, sugieren claves y prioridades para enfrentar y contrarrestar los escenarios adversos que estas generan.
Desempleo, problema de primer orden
El primero de los estudios fue realizado y difundido de manera conjunta por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo(OIT). Aborda el comportamiento del desempleo en la región en los últimos años y estima que en 2017 la tasa del negativo indicador aumentará a un 9,2% como promedio.
La causa fundamental de ello, sostiene el informe de la investigación, es el modesto crecimiento económico regional, que ascendería solamente a un 1,1%.
De acuerdo con el documento, titulado «Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe», la desocupación mantendrá así la tendencia al alza, luego de que en 2016 tuviese su mayor aumento en dos décadas. Ese año se situó en 8,9%, 1,6 puntos porcentuales por encima del promedio registrado en 2015; un inusitado aumento atribuido a la profundización de la crisis económica, que se expresó en un segundo año de contracción del producto interno bruto.
En tal sentido, la Cepal y la OIT prevén la permanencia de condiciones de debilidad del mercado laboral, tanto en la creación de nuevos empleos como en los existentes.
«En vista de que el empleo es la llave maestra para reducir la pobreza y la excesiva desigualdad en la región, las tendencias laborales recientes son altamente preocupantes», advierten ambas entidades en su análisis conjunto.
Asimismo, manifiestan su preocupación por el hecho de que algunos gobiernos han frenado los avances contra esos flagelos, y por ello los convocan «a duplicar los esfuerzos para promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible; el empleo pleno y productivo; y el trabajo decente para todos».
Según el reporte, la región experimenta además un incremento continuo en el trabajo por cuenta propia, una modalidad caracterizada por ingresos bajos e inestables. Esto implica, aseguran las dos entidades, un deterioro de la calidad media del empleo, lo cual se refleja también en «las bajas tasas de crecimiento del empleo registrado y en aumentos salariales más bajos».
Este evidente deterioro de las condiciones laborales afecta mayormente a grupos vulnerables, entre los que se encuentran mujeres, jóvenes de bajo nivel educativo y migrantes.
Por ello el informe aconseja fortalecer los mecanismos de integración laboral, con una perspectiva de género, y «revisar las políticas para fomentar la inserción de los trabajadores migrantes a empleos productivos y trabajo decente».
Productividad, otra deformación generadora de amenazas
Además del desempleo, Latinoamérica presenta otras deformaciones que lastran sobremanera su desempeño económico. Entre estas está la baja productividad, un indicador que, de no aumentar, pondrá a la región a disposición de amenazas capaces de definir por completo el dinamismo de la economía del área.
Así lo explica la consultora estratégica McKinsey Global Institute (MGI), que en un reciente informe detalla los resultados de su estudio sobre el desempeño económico regional.
Según su análisis, en los últimos 15 años las economías latinoamericanas crecieron más rápido que muchas regiones desarrolladas. No obstante, quedaron rezagadas respecto a otras regiones en desarrollo, debido fundamentalmente a que el 80% del crecimiento promedio anual en dicho período, que fue de un 3%, se debió al aumento poblacional y no al de la productividad.
Entre el 2000 y 2015 ese importante parámetro creció solo un 0,6%, lo cual representa uno de los peores desempeños a nivel mundial.
De persistir la tendencia, y de acuerdo con MGI, la economía de América Latina estará a merced de tres amenazas muy influyentes en el tan necesario crecimiento económico. Estas son la caída en las tasas de fertilidad, el fin del boom de los commodities —o productos básicos—, y el riesgo latente del proteccionismo.
La primera de las amenazas incide de forma negativa y directa en el crecimiento de la oferta laboral, lo cual, en una región donde más de las tres cuartas partes del crecimiento provienen del aumento poblacional, es motivo de extrema preocupación.
Por otra parte, que las economías latinoamericanas ya no puedan beneficiarse de precios favorables para sus productos primarios —como sucedió en los primeros 14 años del presente siglo—, limita en gran medida su crecimiento. No obstante, estima la reconocida consultora, las economías de la región pueden continuar beneficiándose de sus aún abundantes recursos naturales, aunque deben dirigir sus esfuerzos a explotarlos de una manera más eficiente.
En cuanto al proteccionismo, es una amenaza que resulta muy preocupante por las anunciadas políticas de la actual administración estadounidense. Ese país es el destino del 45% de las exportaciones de la región y un incremento de los impuestos y aranceles podría condicionar mucho la balanza comercial, en detrimento siempre de los menos desarrollados.
Potenciales respuestas
Ante estas amenazas para el crecimiento y la estabilidad económica, América Latina necesita adoptar una serie de medidas compensatorias.
MIG sugiere varias que, combinadas con políticas centradas en la disminución del desempleo, podrían contribuir a revertir la desfavorable situación.
Prácticamente la totalidad de las acciones aconsejadas están encaminadas a la elevación de la productividad y entre ellas resalta la creación y expansión de actividades económicas con alto valor añadido a lo largo de cadenas de valor clave, mediante la eliminación de obstáculos y frenos a la competitividad.
Otras son la promoción y adopción, por parte de los gobiernos y empresas del área, de las tecnologías digitales y de automatización; la inversión en la mejoría de las habilidades de los empleados, para que sean coherentes con los avances infraestructurales que se desprenden de la acción anterior; y favorecer el ingreso de más mujeres al mercado laboral.
Todo ello ayudaría a convertir el potencial natural de la región en un impacto real.
Tal y como señala el economista mexicano Ricardo Aceves, luego de destacar que los retos de América Latina son «muchos, variados y difíciles», con la participación y voluntad de todos los agentes económicos de la sociedad se puede «transformar la productividad con el fin de lograr un crecimiento más sostenible y de largo plazo».
Recursos y mano de obra hay para ello, solo que se requiere la militancia conjunta en ese empeño de los gobiernos, las empresas y los individuos, algo que no parece cercano en muchas de las naciones que integran la región.
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