El conocimiento y la comprensión de la historia anterior a la que vivimos, como se ha mencionado y explicado en disímiles ocasiones, es vital para el correcto actuar en el presente. Abel Enrique González Santamaría,[1] junto a la editorial Ocean Sur, propone la revisión atenta de los procesos históricos y, por tanto, desafíos que supuso la compleja integración de América Latina y el Caribe.
Nos enfrentamos a una obra de corte histórico-político que se inicia con el estudio del trascendente proceso unificador comenzado por Bolívar hasta la cercana realidad de América Latina en 2015.
Los procesos de integración dirigidos al alcance de metas políticas, sociales, económicas y culturales comenzaron desde que el Estado Nación moderno empezó a “tomar forma” después de la Paz de Wesfalia en 1648. A través de los siguientes siglos llegó a ser la forma tradicional de organización humana e identidad de los pueblos, y varias naciones se unieron voluntariamente a la vez que cedían porciones de su soberanía. Para América Latina y el Caribe este proceso se desarrolló durante años de intenso batallar desde el siglo XIII con el triunfante movimiento emancipador impulsado por la Revolución de Haití. Es importante destacar como antecedentes: los actos de rebeldía durante los siglos XVI, XVII y XVIII durante el proceso de colonización europea por el que fueron exterminados más de 70 millones de habitantes. Por otra parte, en esa etapa, comenzaron a transformarse las sociedades y culturas de América Latina con caracteristicas propias, y a su vez, distintivas de la población nativa fusionadas con las costumbres europeas y el asentamiento de los esclavos provenientes de África.
González Santamaría nos guía en la demostración de que los propósitos revolucionarios han ido de la mano de la intención integradora de los pueblos, donde los más grandes intentos de unión han sido impulsados por líderes revolucionarios que, en sus respectivas épocas, desearon efectuar importantes cambios, por solo citar algunos, podemos mencionar a Simón Bolívar, José Martí y Fidel Castro, quienes además, plasmaron sus ideas en documentos que devinieron en fundamentales para el proceso de lucha y la historia: “Carta de Jamaica”, “Nuestra América” y “Segunda Declaración de La Habana”, respectivamente. Así, se va relatando en el libro como, a poco tiempo de lograrse la emancipación en Latinoamérica, aumenta exponencialemente, a su vez, la injerencia norteamericana y el afán expansionista que comenzó a arrebatar gran parte de los territorios a México.
En estos tiempos, faltaba por lograrse la independencia de Cuba y Puerto Rico. La mayor de las Antillas se tuvo que preparar sola para su propia emancipación desarrollando un amplio y complejo proceso de lucha, harto conocido y ejemplar para los países del Caribe y Latinoamérica que no habían logrado su separación de los Estados y que poco a poco fueron lográndolo, entre ellos: Trinidad y Tobago, Barbados, Guyana, Granada, Surinam, Dominica, etc.
En estos territorios surgió el CARICOM, cuyos integrantes establecieron relaciones con Cuba socialista. Luego, se conformó la Cominidad Andina de Naciones y se estructuró el Sistema Económico Latinoamericano, lo que representó un importante salto ya que se incluyó a Cuba y se excluyó a Estados Unidos. Finalmente, una vez derrotadas las tiranías en Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, los nuevos gobiernos acordaron crear el poderoso Mercado Común del Sur, o como se dio a conocer, MERCOSUR. Posterior a ello, el mayor impulso de la integración latinoamericana fue cuando, después de instaurada la Revolución Bolivariana tras la elección de Hugo Chávez, seguida de la Revolución Ciudadana en Ecuador y el triunfo de las urnas del Movimiento al Socialismo en Bolivia, se creó el ALBA-TCP.
Es importante analizar el difícil e intrincado camino de la historia de emancipación latinoamericana para entender muchos fenómenos de nuestra realidad. El estudio de los orígenes y la evolución en los siglos XIX y XX, hasta llegar al cambio de época en la segunda década del siglo XXI cuando se logró por primera vez en la historia la conformación de una organización puramente latinoamericana: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), demuestra que aunque se mantiene una lucha común contra la injerencia norteamericana, todas las naciones juntas han logrado salir adelante, algunas con más dificultad que otras, pero manteniendo como base el internacionalismo y la ayuda solidaria entre los pueblos.
Así se debe ententer una de las conclusiones del presente libro: «Estamos presenciando un cambio de época, y uno de los principales retos será avanzar dentro de la diversidad, y construir un modelo propio de cooperación (…) que permitan reducir la pobreza y las desigualdades»[2].
[1] Abel Enrique González Santamaría (La Habana, 1972). Doctor en Ciencias Políticas, máster en Relaciones Internacionales y Licenciado en Derecho. Invesigador de las relaciones interamericanas y de los procesos integracionistas. Ha publicado artículos sobre temas de política exterior y seguridad nacional. Ha participado en eventos organizados en Lainoamérica, el Caribe y Estados Unidos, asimismo, ha impartido conferencias en los principales Centros de Enseñanza Superior de Cuba. Es autor de los libros La gran estrategia: Estados Unidos vs. América Latina y El destino común de América Latina.
[2] González, Abel E.: “Los desafíos de la integración en América Latina y el Caribe”. Editorial Ocean Sur, Colombia, 2015, p. 5.
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