Venezolana, cristiana y revolucionaria; así se define esta joven de apenas 18 años que ha tenido la responsabilidad de liderar a los estudiantes secundaristas de su país. Su nombre es Engerly Daviana Cueva Angulo, nació en Zulia, al occidente de la nación bolivariana.
«Toda mi vida la he pasado en el municipio San Francisco, justo al lado de la capital del Estado que es Maracaibo». Sí, porque antes el primero estaba contenido dentro del segundo. Luego se dividieron y ahora son dos territorios municipales distintos.
«Mi familia es bien pequeña. Soy hija única por parte de madre, por parte de padre tengo una hermana menor que vive en otra región del país. Siempre he vivido con mi mamá, mi padrastro —que es un padre para mí—, mis tíos y mis abuelos». Su abuelo, ese hombre viejo y sabio que hace poco estuvo de cumpleaños, es uno de los principales responsables de que Engerly se haya involucrado en el camino de la Revolución. «Desde chica crecí escuchando a Chávez. En mi casa se vivía la algarabía cada vez que había un logro o una consolidación del proceso revolucionario».
Estudió la enseñanza media en una escuela técnica, y justo allí sus sentimientos patrióticos adolescentes de trastocaron en liderazgo estudiantil. Transitó por distintas responsabilidades hasta que fue elegida por sus compañeros como presidenta de la Federación Venezolana de Estudiantes de Educación Media (FEVEEM).
«Las luchas de nuestro país han sido históricas —comienza diciendo—, tienen muchísimos años, ya que, antes de la llegada de la Revolución, estudiar era solo un privilegio para pocos. Entre los momentos más importantes destacan las protestas de los estudiantes tanto de la educación media como de los universitarios, exigiendo que se respetaran y validaran sus derechos».
Para ella la Revolución Bolivariana marcó un antes y un después. «Hoy podemos decir que gracias a Dios y a la Revolución, nuestras luchas han cambiado. Hemos madurado con el pasar de los años y se ha logrado establecer en el país un movimiento estudiantil sólido que tiene participación protagónica y que se encarga de defender la buenas políticas educativas creadas e implementadas en esta nueva etapa».
Entre las transformaciones menciona una que tiene cierto simbolismo y está relacionada con el 21 de noviembre, fecha que antes rendía homenaje únicamente a los universitarios, y ahora, rebautizada como Día del estudiante venezolano, rinde tributo a toda esa juventud que dio su vida por una educación gratuita y de calidad. Es solo uno, de los tantos ejemplos, de cómo la revolución impulsada por Chávez ha impactado en el estudiantado.
«Fue un giro de 180 grados. Pasamos de ser invisibles a ser escuchados por el gobierno; de ser masacrados, a ser parte importante de las transformaciones educativas que tuvieron lugar en el país. Eso nos hizo crecer y existir aún en los momentos de mayores dificultades. El Comandante Chávez marcó nuestra historia. Su ejemplo y legado siguen vivos en nuestra juventud; nos da fuerzas para seguir luchando y defendiendo los derechos que por mucho tiempo nos fueron arrebatados y que hoy tenemos gracias a él».
Engerly encabeza una organización estudiantil de las más jóvenes del continente, ya que ese movimiento comenzó a cobrar vida y a sumar fuerzas a partir de los años 2005 y 2006 cuando Chávez hizo un llamado a la unidad estudiantil y se creó la Organización Bolivariana Estudiantil (OBE). Casi diez años después, en 2014, se conforma la FEVEEM.
De ese modo se establece una estructura consolidada e institucional que establece lazos con los ministerios de una manera más articulada y que, desde una dirección nacional, llega hasta la base en cada uno de los territorios. «La Directiva Nacional está conformada por un(a) presidente(a), vicepresidente(a) ejecutivo(a), ocho vicepresidencias de región y 14 secretarías. En los Estados del país se replican los tres voceros principales del Estado (integrador, contralor y activista) y las 14 secretarías. Es la misma organización en los municipios; y en cada institución existen también los tres voceros. Nuestras principales luchas radican en seguir garantizando políticas educativas para el bienestar de los estudiantes y para mejorar día a día nuestra dirigencia».
Aunque apenas tenía 10 años cuando muere Chávez, Engerly puede valorar lo mucho que impactó su partida física en el estudiantado venezolano.
«Fue un luto, sobre todo para la dirigencia estudiantil, ninguno esperaba verlo partir tan pronto. Chávez es nuestro líder, nuestro comandante, quien abrió las puertas para que el país y la educación cambiaran y mejoraran. Después de su muerte, nos tocó llenarnos de fuerzas y comprometernos a seguir sus luchas y a no dejar morir su legado. Es indescriptible lo duro y lo difícil que fue ese día, tanto para nosotros, como para toda Venezuela».
De forma certera, el gobierno de Nicolás Maduro ha mantenido un diálogo directo con los estudiantes. La evidencia más reciente han sido las garantías de la educación durante la pandemia de la Covid-19.
«Mientras en otros países simplemente cerraron las escuelas y liceos, en Venezuela se garantizó la educación a distancia en cada rincón. Algo a resaltar es que, a pesar del bloqueo económico del que somos víctimas, el gobierno le ofrece a los estudiantes morrales, útiles escolares, incluso, tabletas y computadoras para facilitar su acceso a la educación. También se garantiza la prosecución de los estudios de media a superior a través del Sistema Nacional de Ingreso (SNI) que suplantó las pruebas de actitud académica, que constituía un impedimento para algunos estudiantes. Ahora el SNI otorga el cupo universitario a todos nuestros graduados».
El sistema educativo venezolano es considerado por mi entrevistada como uno de los mejores de Latinoamérica y el Caribe. No obstante, me confiesa que quedan cosas por renovar y perfeccionar en aras de hacerlo lo más eficaz posible. «Se requiere de una orientación real y precisa a los estudiantes sobre sus proyectos de vida. Somos el motor que no solo moverá el futuro, sino que mueve el presente del actual desarrollo político y económico nacional; y prueba de eso es el refuerzo a la educación técnica. Al ser en su mayoría una educación generalizada desde primaria hasta secundaria, hay lapsos entre las aspiraciones reales de los estudiantes y lo que en verdad terminan ejerciendo. Es algo que habría que arreglar para poder reforzar el aparato productivo del país. En estos momentos uno de nuestros planteamientos es la transformación del pensum (plan de estudios de una carrera) para incorporar en la formación académica los 16 motores productivos del país».
Para quienes no vivimos en ella, Venezuela se nos muestra como una nación altamente politizada y polarizada, propio del empuje de las revoluciones sociales, que deben constantemente enfrentar el asedio de sus detractores. ¿Existe la misma polarización a lo interno del movimiento estudiantil?
«La derecha venezolana ha perdido fuerza con el paso de los años. En el sector educativo esta realidad no ha sido la excepción, por tanto no existe un movimiento estudiantil venezolano de derecha verdaderamente consolidado. No hay, por así decirlo, enfrentamientos de ningún tipo. Sí hay jóvenes y estudiantes que piensan diferente, los respetamos y les permitimos expresarse. No obstante, a nivel nacional son reconocidas como instancias de la organización estudiantil en Venezuela la FEVEEM y la Federación Venezolana de Estudiantes Universitarios (FVEU)».
Precisamente, ambas organizaciones estudiantiles estuvieron implicadas en la realización del último CLAE que tuvo por sede Caracas. «Significó la definición del futuro del movimiento estudiantil latinoamericano en rebeldía contra la derecha y los intereses colonialistas de Estados Unidos, y contra los sistemas que buscan hacer negocio con la educación, que es un derecho, nunca una mercancía. Caracas se convirtió en la capital de la lucha estudiantil latinoamericana».
Para Engerly, en Venezuela la OCLAE se ratificó como mucho más que una simple organización. «Representa la unión internacional como fuerza para las reivindicaciones estudiantiles de nuestros jóvenes. Es ese espacio de encuentro donde juntos luchamos para resistir las amenazas constantes del imperialismo. Es ese espacio de formación, debate y acción para garantizar un cambio en nuestro continente».
Por estos días, en que la organización celebra sus 55 años, la presidenta de la FEVEEM sostiene que cada nuevo aniversario tiene que seguir siendo un constante aprendizaje. «Nos llenamos de regocijo y algarabía, entendiendo que nos ha costado mucho llegar hasta donde estamos hoy y haber obtenido lo que hoy tenemos. La OCLAE debe continuar la lucha por aquellos que aún no han conquistado una educación emancipadora, gratuita, de calidad, y que no tienen esa fortaleza social que a otros nos ha permitido el socialismo y la revolución; se debe seguir trabajando para que la educación sea un derecho de todos y todas».
«Hemos aprendido, tanto de lo bueno como de lo malo. El principal impulso, lo que nos mueve a hacer un poco más cada día, es defender la justicia, luchar por el derecho de un compañero o una compañera, ser solidarios, aprender a identificarnos con nuestra historia. Ese es el sentir revolucionario que nos identifica», argumenta emocionada.
Luchar con pasión, amor, justicia; ser rebelde —con causa— y leal, entregar todo por alguien más y nunca desistir sin importar las circunstancias, han sido de las primordiales enseñanzas que se lleva de la vida estudiantil.
«Recuerdo cada palabra del Comandante Chávez, cada pensamiento del Libertador, cada mensaje del presidente Nicolás, y comprendo, confirmo y reafirmo que estamos del lado correcto de la historia».
Como retos futuros, esta muchacha siente que es necesario garantizar que las futuras generaciones de estudiantes sigan el camino transitado. «Debemos preparar el terreno para ellos, convertirnos en un ejemplo, mostrarles la verdad y garantizar que las luchas de estos años no se pierdan, que las generaciones venideras tengan conciencia, rebeldía, compasión y amor, para seguir sosteniendo la Revolución. Aún no hemos culminado esta batalla, aún nos falta mucho por construir, por plasmar y por consolidar. Por eso nuestra formación debe ser permanente en nuestro andar revolucionario durante la dirigencia estudiantil».
Ella, que en materia de música prefiere el romance en toda su definición, que cree en la lectura como algo esencial —no solo en la formación de los dirigentes estudiantiles sino en el desarrollo de cualquier persona—, que confiesa «leer te libera, te relaja, te forma y te forja», que se desenvuelve como pez en el agua en todas las redes sociales, que disfruta mucho Instagram y frecuenta Tik Tok para ver videos que la hagan reír, no puede dejar de emocionarse cuando habla de Chávez: «El comandante para mí es un ejemplo, es la fuerza en la Revolución. Entender que estaba adelantado a su tiempo, nos permite escuchar sus mensajes y sentirlo vivo, con nosotros, él fue y es fundamental en nuestro crecimiento y en el proceso bolivariano».
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