La Casa Blanca anunció recientemente que el mandatario brasileño viajaría a Washington para discutir con su homólogo estadounidense «cómo construir un Hemisferio Occidental más próspero, seguro y democrático». El comunicado de prensa agregó que también intercambiarían sobre las oportunidades que existen para cooperar en materia de defensa, políticas de comercio, enfrentamiento al crimen transnacional y la «restauración de la democracia en Venezuela». ¿Qué intenciones esconde este lenguaje? ¿Cuáles son los verdaderos propósitos de esta visita?
El viaje de Bolsonaro a Washington constituye un paso significativo en la consolidación de una alianza estratégica entre Estados Unidos y Brasil que tiene como fundamentos principales la afinidad personal e ideológica de sus respectivos mandatarios y los intereses económicos, políticos y en materia de seguridad de la Administración Trump. El rol de Brasilia en esta relación se reduce a cumplir las instrucciones de la Casa Blanca y convertirse en un instrumento para satisfacer los propósitos de Washington. Desafortunadamente, la naturaleza esencialmente subordinada y dependiente de la política exterior del gigante suramericano a Estados Unidos tendrá serias implicaciones para Nuestra América.
Cuando el gobierno estadounidense refiere que Brasil contribuirá a promover un Hemisferio Occidental «más próspero», se puede traducir en que las compañías estadounidenses tendrán prioridad y ventajas para realizar negocios en esa nación. Este enfoque está en correspondencia con la decisión de Bolsonaro de reconstruir la infraestructura de Brasil y fomentar el crecimiento económico a través de la inversión extranjera, en especial, con la participación protagónica del gran capital norteamericano.
Como parte de los objetivos económicos, durante la visita el mandatario brasileño debe avanzar en la adopción de un acuerdo bilateral de inversiones, lo que contribuirá de manera decisiva a desplazar a China como uno de sus principales socios comerciales. Este último propósito constituye un interés especial de Estados Unidos y se inserta dentro de la lógica geopolítica de obstaculizar la influencia de Beijing no solo en el gigante suramericano sino en la región. Bolsonaro ha insistido públicamente en que Brasil «está abierto a los negocios, pero cerrado a la influencia», lo que evidentemente se reserva exclusivamente para el presidente Trump.
La visita también está orientada a satisfacer intereses en el área militar y de seguridad, lo que en el lenguaje de Washington se presenta «como el aporte de Brasil para construir un Hemisferio más seguro». El 7 de febrero de este año el Jefe del Comando Sur, Almirante Craig S Faller, afirmó que la nación suramericana es un socio estratégico para el enfrentamiento de las amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos y que constituye una fuerza de estabilidad regional y global.
El contenido y alcance de estos pronunciamientos indican que Estados Unidos le asignará un rol importante a Brasil como instrumento para la consolidación de su posicionamiento en el área, lo que tendrá como prioridad la contención de potencias extraregionales como China y Rusia, así como el incremento de su capacidad operacional que asegurará mayor control y desplazamiento a tiempo real de sus efectivos militares y representantes de agencias de seguridad.
Con relación al aporte de Brasil para «construir un Hemisferio más democrático», se esconde tras esta formulación uno de los objetivos principales a alcanzar durante la visita: conciliar acciones para acelerar la destrucción del proceso bolivariano en Venezuela. Bolsonaro ha sido uno de los actores que con mayor entusiasmo se ha involucrado en la guerra no convencional que despliegue Washington contra Caracas y se ha erigido como uno de sus principales instrumentos para intentar aislar internacionalmente al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro.
Como parte de los preparativos de la visita del mandatario brasileño a Estados Unidos, el canciller Ernesto Araujo sostuvo un encuentro en Washington con el Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, quien inmediatamente afirmó: «la alianza entre Estados Unidos y Brasil es más fuerte que nunca». Estas declaraciones cargadas de euforia y optimismo viniendo de un halcón como Bolton constituyen un motivo para estar alertas y denunciar sistemáticamente el reforzamiento de la ofensiva de la derecha en nuestra región. El encuentro de Trump con Bolsonaro representará un punto de inflexión hacia planes más confrontacionales y desestabilizadores contra las fuerzas y gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe.
Comentarios