Las vías de emancipación. Conversaciones con Álvaro García Linera, con autoría del periodista Pablo Stefanoni y los sociólogos Flanklin Ramírez y Maristella Svampa, en colaboración con la editorial Ocean Sur, presentan un libro basado en el diálogo con Álvaro García Linera.[1] Según sus testimonios, dicha conversación comenzó cuatro meses antes de que el mismo llegara a la vicepresidencia de Bolivia y culminó el 10 de agosto de 2008 cuando Evo Morales y García fueron ratificados en sus respectivos cargos.
García Linera conversa sobre los bien definidos límites que tiene entre investigador social y su carrera política como parte del binomio presidencial en Bolivia. Dicha característica de “intelectual comprometido”, ya prácticamente extinta en la actualidad latinoamericana, es lo que lo posicionó durante muchos años como copiloto de la revolución boliviana y él mismo se ha definido, en ocasiones, como intermediario entre los indígenas y las clases medias urbanas. De esta manera, dicha dualidad lo ha situado como estudioso del complejo proceso político y social que vivía Bolivia.
La aparición del ámbito político en su vida intelectual parece además construirse para respaldar una importante obra teórica dedicada, sobre todo, a dialogar con textos canónicos del marxismo y algunas investigaciones enfocadas en las transformaciones del proletariado bolivariano. En su obra aflora la politicidad que ofrece la imagen de la política como un “campo de batalla” para describir la infinidad de obras teóricas a considerar en dicho terreno. Ello responde también a su juventud, en el momento en que decide ser sociólogo, lo hace porque vivió una época infinitamente convulsa en Bolivia, con golpes de Estado, dictaduras, elecciones y nuevamente golpes, era un ciclo que no paraba, según su propio testimonio: «No se comprendía bien qué estaba pasando. En tal ambiente busco la ayuda de las ciencias sociales (…)», y así comienza a leer y dialogar con los textos de Marx, Bordieu, Foucault, Perry Anderson, Carl Schmitt, entre otros.
Durante la entrevista advierte sobre lo bueno y lo malo que tuvo y ha tenido en Latinoamérica, y específicamente en Bolivia, la fusión o “intromisión” del campo intelectual en el político. Según Linera, la produción intelectual siempre ha estado asociada a los movimientos políticos, pero sobre todo, el intelectual de izquierda que siempre ha movido su discurso en virtud de los distintos ciclos de movilización social. Ello supone, por una parte, ser malo porque «hace que las reglas del campo intelectual y cierta rigurosidad académica queden hipotecadas u oscurecidas por el apremio de una intencionalidad política»,[2] y por otro lado, es bueno porque permite que todo el análisis y la reflexión del campo intelectual esté en función de la sociedad y ello, por supuesto, contribuye al debate intelectual.
A través del diálogo que ofrece el libro, se hace una suerte de biografía de García Linera que, a su vez, revela múltiples hechos vividos en su juventud, y cómo influyeron estos en Bolivia, así como la importancia de su intelectualidad en el ámbito político. Además, podemos darnos cuenta de cómo Linera, lejos de desentenderse del ámbito social, logra mantener su vínculo con la sociología e incluso ensaya diferentes conceptos a lo largo de su carrera como vicepresidente, todo en favor, principalmente del indígena y todo ello solo en virtud de construir un país, o al menos, un proyecto de país compartido. De esta manera, se presenta su vida como una gran metáfora de Bolivia en Latinoamérica y se menciona en diversas ocasiones como la fusión del campo intelectual con el político deviene en algo realmente enriquecedor.
[1] Exvicepresidente de Bolivia, fue partícipe de tres gobiernos continuos del expresidente Evo Morales, lo que comprendió el periodo desde 2006 hasta 2019. Además es un destacado intelectual, politólogo y marxista con numerosas obras publicadas.
[2] Stefanoni et alii. Las vías de emancipación. Conversaciones con Álvaro García Linera. Querétaro, México, 2009. p.55
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