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Compartir experiencias, sueños y dificultades

17 abr. 2017
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La influencia de los medios de comunicación en la opinión pública, tanto para construir, apoyar o desacreditar personas o sistemas, es innegable. En esta ocasión la revista Contexto Latinoamericano, tuvo la oportunidad de conversar sobre el papel de la comunicación en América Latina, con el escritor y periodista Walter Raudales, director del semanario El Independiente de El Salvador.

Desde una perspectiva conocedora del funcionamiento de los medios de izquierda y con experiencias sobre las luchas y necesidades de estos, frente a la propaganda y poder de los medios representantes de la oligarquía, Walter Raudales nos acerca a las problemáticas y desafíos de realizar comunicación comprometida con la independencia e integración en América Latina.

¿Cuáles son los principales retos de hacer periodismo de izquierda en la región, según su experiencia en El Salvador?

Hacer una comunicación diferente en estos países tiene varios retos. El primero y fundamental es tener claridad de lo que quieres y hacia dónde vas, eso significa tener un manejo y un conocimiento de la realidad, un estudio permanente y una actualización de lo que está pasando; no puedes hacer periodismo si no sabes lo que está pasando: cuáles son sus orígenes, sus causas y cuáles son también esos momentos desencadenantes. Hay una serie de sujetos en la realidad, que tienes que ir entendiéndolos, su evolución y participación.

El segundo elemento tiene que ver mucho con el instrumento de comunicación que utilices. Efectivamente, la derecha tiene control de la mayoría de los instrumentos, sobre todo a nivel de alcance, de penetración, de llegada a la población, porque han tenido muchos años en eso. Aparte que conocen la técnica, tienen manejo de los instrumentos, eso significa mucha inversión, mucho financiamiento, en cambio, hay instrumentos de izquierda que tienen que vérselas día a día con una realidad adversa, sobre todo económica; un teléfono, una red, el personal, todo eso implica costos y uno de los grandes retos es precisamente su financiamiento.

Hay un tercer reto que es el contenido del mensaje. Necesitas inmiscuirte en los procesos, conocer los organismos, las instituciones, tener una cercanía con las fuentes y mantenerte apegado a la verdad. Creo que si hay algo revolucionario en la comunicación es el apego a la verdad, independientemente de si eso implica en su momento hacer crítica o tener que enfrentar situaciones adversas y complejas.

Los medios de comunicación —no me gusta mucho la palabra «alternativos»—, que tenemos la visión de que se puede construir un mejor ser humano, una mejor sociedad, un modelo de conducción de las sociedades más humano, más solidario, tenemos que ser más astutos.

¿Qué herramientas necesitan los medios de izquierda para enfrentar la competencia y la propaganda de los medios de derecha?

Se necesita una lectura diaria, con el fin de detectar por dónde van los ejes temáticos de los medios de derecha, pues una vez que los detectas, los puedes combatir.

Existen ejes transversales, que cruzan todo momento, pero hay ejes coyunturales que también tienes que detectar. Por eso es fundamental la lectura diaria y permanente en las mesas de redacción. La batalla significa conocimiento, y el conocimiento te lo da el estudio, el sentarte, el ver qué categorías se están usando, y de repente le atinas por dónde viene la cosa y sabes poder anticiparte.

¿Cuáles son los principales enemigos de los gobiernos progresistas de la región que abogan por la unidad latinoamericana?

Cada país es diferente y especial, es muy difícil hacer una conclusión, pero creo que los principales enemigos de estos gobiernos progresistas están dentro de los mismos gobiernos. Ya estamos claros del adversario político que es la derecha internacional con sus representantes locales, ellos tienen su propia lógica, su propia forma de actuar. Por ello, los gobiernos locales tienen ya claridad de cómo actúan, pero hay un enemigo que está dentro que es la desmotivación, y que llega por falta de conciencia política.

La formación de los cuadros y de los ciudadanos tiene que ser permanente, y a veces los gobiernos progresistas ofrecen y dan a los pueblos bastantes beneficios, pero el pueblo no los asume como conquistas, como luchas propias. En El Salvador, por ejemplo, los gobiernos de izquierda han entregado paquetes escolares, zapatos, uniformes, vasos de leche, pero esas cosas llegaron como caídas del gobierno, como caídas del cielo, el pueblo no las ve como una conquista. Por lo tanto, si no tiene conciencia de eso cuando llegue un gobierno de derecha y se las quite, tampoco va a luchar por defenderlas.

La concientización se hace sobre la base de la formación política, y esta es a partir del discurrir de ideas, de la creación de los comités de base, comités de discusión políticos, comités locales donde se genere pensamiento. Y aquí es donde entran los medios de comunicación como pilar fundamental para la concientización.

Un segundo adversario interno es el ser complacientes con la corrupción. Los gobiernos de izquierda tienen que ser implacables con la corrupción, ser cristalinos en ese punto. No sólo es luchar contra ella, sino también lograr una coherencia entre el decir y el hacer.

Un último enemigo interno son las alianzas que se hacen cuando se está gobernando. Muchas veces se hacen alianzas con partidos de derecha o centro y al final estos terminan traicionando, como lo que pasó en Brasil o en Ecuador. Cada gobierno de izquierda debiera no descuidar que su alianza fundamental tiene que ser con el pueblo, que es al final el aliado que va a defender el gobierno en la calle, en los medios de comunicación o ante cualquier embestida.

¿Cuáles son los principales elementos que deben plantearse desde la izquierda para pensar, crear o reconfigurar el futuro de la región?

Hay un elemento que está haciendo crisis en cada uno de los países y es que los gobiernos necesitan fondos de ingresos. Hay experiencias interesantes en países donde se logró una forma exitosa de gobernanza y otros donde fue lo contrario, por ejemplo, la experiencia de Bolivia que tiene un desarrollo económico más allá del 4% anualmente, o Nicaragua que sobrepasa el 5% por más de cuatro años seguidos, en el lado contrario está Venezuela con la caída de los precios del combustible, entonces creo que es importante hacer un replanteamiento de la forma de productividad de cada país.

Los gobiernos progresistas llegaron al poder a administrar sistemas neoliberales,  la capacidad para hacer transformaciones profundas, radicales y estructurales fue muy poca, los márgenes de maniobras fueron realmente mínimos, los gobiernos se dedicaron administrar un modelo caduco y capitalista y esto les llevó o les está llevando al desgaste político, por tanto la unidad tiene que ir en buscar nuevas formas de cooperación, de exportación, de importación, encaminadas a cómo los países pueden romper ese nudo, ese muro.

La estructura de derecha internacional tiene todo eso controlado a partir del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, incluso en Centroamérica, el Banco Centroamericano. Es por ello que los gobiernos progresistas deben ser más creativos en buscar formas de reactivar la economía, la productividad, de establecer maneras interesantes de distribución de la riqueza. Hay que establecer una serie de mecanismos, aunque realmente no es fácil construir una sociedad diferente, y esa ha sido la lucha de siempre: ir encontrando formas para que el modelo solidario, el modelo alternativo, avance.

¿Qué pueden hacer los medios de comunicación de izquierda por la integración latinoamericana y caribeña?

Hay que romper ese muro de la desinformación, tienes que hacer un constante desenmascaramiento de la agenda de la derecha internacional, dejarlos al desnudo y proponer, desde un punto de vista diferente, la realidad. Creo que primero tiene que haber una relación continental; a veces hay un desconocimiento de las realidades de países, hasta vecinos, por eso tiene que haber una especie de alianza entre los medios de comunicación. Yo dirijo un semanario en El Salvador, y trato de estar permanentemente en comunicación con otras experiencias similares en Bolivia, México, Nicaragua, que están, digamos, en la misma lógica, en la misma frecuencia, para compartir experiencias, sueños y también dificultades.

Creo que el reto del periodismo a nivel continental está en buscar formas de unidad. Así como los estados o los gobiernos fueron capaces de crear la CELAC, sin Estados Unidos, sin Canadá, yo creo que los medios de comunicación que estamos en la lógica de la solidaridad y de un nuevo modelo más humanista, tenemos que ser capaces también de crear organismos donde podamos tener esa misma convicción, que nos permitan capacitarnos, integrarnos y compartir los avances. Por ejemplo, Cuba tiene el Instituto de Periodismo José Martí, está la Asociación de Periodistas, hay bastantes experiencias en cada país que pudieran ser interesantes para otras naciones y hay que buscar formas de cooperación entre estos.

Tenemos que ser capaces de crear organismos en donde podamos sentirnos cómodos, donde podamos crecer juntos, porque la derecha tiene la capacidad de fragmentarnos. Hoy en cada país existe una gran cantidad de partidos y movimientos de izquierda, y a veces tanta dispersión no permite conocer o interpretar por dónde va la cosa; igual es con los medios de comunicación, hay una visión muy ombliguista, que te ves hacia adentro. De las experiencias que he podido conocer en América Latina, hay esfuerzos interesantes como redes comunitarias que se han organizado en el continente, que tienen transmisión satelital. Si la derecha tiene su Asociación de Prensa Internacional donde defienden sus intereses a capa y espada, deben crearse organismos continentales de izquierda que estén en la misma frecuencia.

¿Cuál es el papel de los periodistas e intelectuales en la etapa actual de lucha contra el capitalismo y en la construcción de la integración de América Latina y el Caribe?

Debemos conseguir robustez intelectual y robustez académica, que permita conocimiento de la técnica y de la realidad con una visión clara de hacia dónde vamos. También tiene que haber una robustez moral que sea capaz de crear un comunicador indoblegable, incomprable, con una ética a prueba de fuego. La corrupción que campea por América está a todos los niveles y hay comunicadores, periodistas, editores, directores, etcétera, que sucumben a esta tentación; entonces, ¿cómo poder crear comunicadores éticos, apegados a la verdad, a la realidad y a su pueblo? El papel tiene que ser el de un comunicador bien formado, con una capacidad de actualización enorme y bien puesto en sus principios.

En lo que conozco de diferentes países de la región, he visto compañeros periodistas que sucumben ante la realidad y a veces es muy triste saber que otros medios de comunicación caen, cierran, no pueden sostenerse por la falta de visión de organismos o de vanguardias dirigentes que no fueron capaces de valorar la importancia de la comunicación.

Al leer los últimos libros de Fidel, como el de La visión estratégica, donde hace un recuento de todo el proceso revolucionario en Cuba, hay una cosa que me llamó la atención y es que cuando ingresan a la Isla en el yate Granma se distribuyen las tareas básicas: el contacto con la población se lo encomiendan a Raúl, de la parte militar se encargaba Fidel, la logística Camilo y al Che le dan la parte comunicacional. Luego él construyó la Radio Rebelde. Este es un ejemplo de que en las estrategias de combate, la comunicación siempre tiene un rol importante y siento que la izquierda no ha sido capaz de detectar y descubrir la importancia y la trascendencia de una lucha como la que se está librando, que no sólo es una lucha política, sino también comunicacional, porque ahora, en tiempos de la era de la tecnología, tanto vale lo que haces como la manera en que lo comunicas.



Foto: Alejandro Rodríguez Leiva

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