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Clara Sola: ¿La santa o la bruja?

24 mar. 2023
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La ópera prima de Nathalie Álvarez Mesén, proyectada durante el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, aborda el poder de elección y la liberación sexual desde un enfoque feminista.

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El nombre secreto de Clara es Sola. Mientras Doña Fresia delimita su mundo con retazos morados, amarrados a los palos de la cerca, la hija autista descubre la apariencia animal de la gente. En ese pueblo de Costa Rica le dicen la santa: Cura a todos los que no tienen raíz, cura a todos los que se sienten perdidos, cura a todos los que no saben dónde están.  

María está en el altar de la casa, con las manos de porcelana y la virginidad intacta. Clara en tres secuencias distintas se tira en el fango con el vestido blanco, se pinta los labios de rojo y se masturba con los mismos dedos que la madre embarró de chile. Los milagros existen y arden como la patrona, mientras Sola huye al monte como la cimarrona que siempre fue. 

La ópera prima de Nathalie Álvarez Mesén, proyectada durante el 43 Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, aborda el poder de elección y la liberación desde un enfoque feminista. No es casualidad que el papel protagónico, interpretado por la bailarina Wendy Chinchilla, consista en una mujer rural, mayor, con un trastorno que define sus relaciones sociales y formas de comunicación.

La imaginación de Clara Sola la sitúa entre una heroína trágica, víctima de un contexto católico conservador, y una bruja sensible al lenguaje de la naturaleza. A ratos parece un homenaje a las esencias indígenas del país centroamericano, donde conviven los pueblos Bribi, Cabécar, Ngöbe, Maleku, Brunca, Teríbe, Huetár y Chorotega. Para su directora en la película confluyen dos causas hermanas: la ecología y el feminismo.

«Son diferentes generaciones: La madre de Clara, la protagonista y su sobrina. El filme nace del deseo de contar las normas patriarcales que nos imponen, pero sobre todo en la relación de mujer a mujer», explicó su autora, que estudió actuación en la Stockholm Academy of Dramatic Arts y guion en la Universidad de Columbia en Nueva York.

«Así lo viví en el pueblo Pérez Zeledón, de Costa Rica, donde crecí en una familia como la de Clara: rodeada por muchas mujeres. El Cerro de la Muerte estaba entre la ciudad y ese lugar. Desde ahí vi muchas veces una montaña de clima frío como la de la película. Siempre se respiraba un aire particular y existía una conexión diferente. Cuando se empieza a escribir la historia, ya Clara pertenece a este paisaje, no podía ocurrir en otro sitio», agregó.

El largometraje estuvo entre los candidatos para competir como Oscar a Mejor Película Internacional en la 94 edición de los Premios de la Academia 2022. De todos los integrantes del elenco, la única con experiencia sobre un escenario era la actriz principal, Wendy Chinchilla. A Nathalie Álvarez Mesén la convenció precisamente alguien que, a diferencia de Clara, limitada por una desviación en la columna, pudiera desdoblar su cuerpo a conveniencia.

La literatura latinoamericana, principalmente de Gabriel García Márquez e Isabel Allende, inspira a la directora. Entre sus referentes cinematográficos no puede faltar La teta asustada, de Claudia Llosa.

«El realismo mágico tiene mucho que ver con la naturaleza», asegura la costarricense, que actualmente trabaja en su próxima película: The Wolf Will Tear Your Immaculate Hands, coescrita con la colombiana María Camila Arias y ambientada en la América Latina colonial de 1800. «Hay un velo entre nosotros y ese mundo. Para el público siempre quedará abierta la posibilidad de discernir si la magia es real o algo que solo Clara percibe, porque ella escucha de manera distinta la naturaleza».

A diferencia de Mauricio Babilonia, el mecánico de Cien años de soledad, Clara Sola no es perseguida por cientos de mariposas amarillas. El presagio de la muerte no aletea en los oídos, pero su vida está vinculada a Yuca, un caballo blanco que se niega a permanecer amarrado.

La protagonista disfruta tumbarse en la yerba a escuchar los insectos salir de la tierra y siente las pisadas de gente que ignora esos diminutos mundos bajo las suelas de sus zapatos. Un orgasmo en esta película de una hora y 40 minutos es una mujer descubriéndose en el bosque a medianoche y rodeada de cocuyos.

«El placer en Clara Sola constituye un acto empoderador, pero en la sociedad donde se desenvuelve el personaje este tema es motivo de vergüenza. La gente del pueblo ven a la protagonista como a la virgen María, ser santa y tener una sexualidad no es compatible», asegura Nathalie Álvarez.

«Recuerdo que una vez le pregunté a una tía: ¿Qué pasa si uno se toca? Ella me respondió: Se va al infierno. Ahora con mi propia familia puedo hablar de estos temas abiertamente. Las personas en Costa Rica quieren dialogar sobre la sexualidad, la masturbación y el deseo femenino. Si no existe una plataforma o un espacio que intencione el debate es difícil iniciar una conversación».

El morado, el azul y el rosado tiñen intencionalmente una historia que cuestiona la infantilización de las personas con discapacidad, el rol de la religión en las zonas rurales y la liberación sexual en América Latina. Clara Sola hace muchas preguntas y deja a los espectadores la posibilidad de responderlas desde sus propias vivencias.

«Entiendo la importancia de la iglesia en los pueblos, pero al mismo tiempo esta reproduce normas patriarcales que marcan familias ajenas a la fe. La religión se ha derretido dentro de la tradición, eso remarca roles como: ¿quién manda en la casa? ,¿quién habla más o menos?, ¿quién ocupa más espacios?, ¿cuáles son los estándares de belleza?, ¿por qué no se pueden tener pelos en las piernas?, ¿a quién amo? , ¿quién soy? ,¿qué hago con mi cuerpo?».

Como argumenta la directora del filme, el nombre Sola es liberador, al mismo tiempo implica romper con cadenas, familia y parte de la comunidad para descubrir el verdadero yo. En la película Clara cruza la cerca de telas moradas y atraviesa esa frontera invisible entre el deber y el querer. La bruja se mete al río y ¿desemboca en ese mar que nunca ha visto?

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