El 16 de mayo de 2022, la Casa Blanca realizó anuncios que indicaban el inicio de un proceso de flexibilización en la política hacia Cuba. Dentro de las medidas que se proclamaron se encontraban varias que tenían el propósito declarado de “incrementar el apoyo a los empresarios independientes cubanos”. Por lo tanto, el gobierno estadounidense se había planteado adoptar determinados pasos en beneficio del sector privado en la Isla.
En el documento publicado por la Casa Blanca se anunciaba explícitamente lo siguiente:
1) Promoveremos oportunidades comerciales fuera del sector estatal a través de la autorización de accesos para expandir la tecnología en la nube, interfaces de programación de aplicaciones y plataformas de comercio electrónico.
2) Exploraremos variantes para expandir las opciones de pagos de actividades basadas en Internet, pagos electrónicos y negocios con el empresariado independiente cubano.
3) Trabajaremos para expandir el acceso de los empresarios a los microcréditos y a la capacitación.
Después de un año de estos anuncios, el gobierno de Biden todavía no ha implementado estas medidas. Resulta curioso como un asunto de esta naturaleza que tiene prioridad para el gobierno estadounidense y está en sus manos manejar, haya estado tanto tiempo sin definiciones de cómo sería su proceso de implementación. En este sentido, una posible respuesta podría ser que la Casa Blanca estaría ante la compleja contradicción de cómo consolidar el sector privado en Cuba sin realizar flexibilizaciones que representen un alivio o respiro para el gobierno cubano.
En esencia, Washington tiene claro que no quiere aflojar o debilitar la política de máxima presión pero a su vez necesita crear condiciones para el crecimiento del sector privado en Cuba en función de sus intereses. Siguiendo esta lógica, están atrapados en el laberinto de sanciones que ellos mismos han creado y no tienen otra opción que realizar ajustes o ser muy creativos.
Debido a la prolongación de la adopción de acciones concretas para asegurar que se lleven a vías de hecho estos anuncios, se ha suscitado un debate en algunos sectores que tienen interés en la política de Estados Unidos hacia Cuba y, en especial, defienden la necesidad de lograr determinados beneficios para el sector privado cubano.
En este contexto, se han producido varias propuestas sobre los pasos concretos que se deben adoptar. Algunas de ellas han sido dirigidas al propio presidente Biden a través de cartas. La misiva más reciente fue elaborada y firmada hace unos días por representantes del sector privado cubano y se envió otra carta en marzo por varios senadores, encabezados por Ron Wayden, presidente del Comité de Finanzas del Senado. Las otras propuestas provienen del sector académico estadounidense que se reflejaron en sendos artículos del tanque pensante WOLA y del profesor universitario William LeoGrande.
En la carta suscrita por los empresarios privados cubanos se propone:
1) Permitir transacciones financieras que tengan a las entidades privadas cubanas como destino final y permitir que los empresarios privados cubanos operen con los servicios de compañías financieras estadounidenses como PayPal y sus similares.
2) Permitir que las compañías privadas cubanas y empresarios abran y gestionen cuentas bancarias en el territorio estadounidense sin requerir que el empresario cubano permanezca en territorio estadounidense para estar en condiciones de operarlas.
3) Restablecer la visa de negocio de entradas múltiples a Estados Unidos para los empresarios privados cubanos.
4) Restablecer los viajes a Cuba para los ciudadanos estadounidenses y residentes bajo licencias pueblo a pueblo.
5) Establecer licencia general para permitir que los ciudadanos y empresarios estadounidenses inviertan o realicen negocios con el sector privado cubano.
6) Enmendar las regulaciones de control de los activos cubanos 31 CFR (515) para
- Incluir las Mipymes privadas y las cooperativas entre las referencias para los negocios privados.
- Expandir el alcance de las licencias generales para que los empresarios estadounidenses exporten sus productos y servicios a los empresarios privados cubanos.
- Expandir el alcance de los productos y servicios ofrecidos por los empresarios privados cubanos los cuales puedan ser importados a los Estados Unidos.
7) Excluir a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, lo que es necesario para lograr todo lo que se menciona en los puntos 1, 2, 5, 6 y 7.
La misiva de los senadores estadounidenses propone:
1) Explorar que se autoricen transacciones entre instituciones financieras estadounidenses y bancos cubanos que se han determinado que sean “administrados por civiles”.
2) Establecer una licencia que permita que bancos estadounidenses proporcionen servicios financieros al sector privado cubano, potencialmente, a través de bancos cubanos con los controles apropiados de gestión de riesgo para prevenir el flujo de fondos hacia entidades controladas por el gobierno cubano. La licencia debe incluir actividades de pago y microfinanciamiento para el sector privado cubano.
3) Restablecer la licencia general para que las instituciones financieras estadounidenses procesen transacciones “U-turn” entre cubanos y personas de un tercer país que requieren emplear el sistema financiero estadounidense.
4) Publicar regulaciones específicas para apoyar el acceso de Internet en Cuba, lo cual facilitaría el acceso al comercio electrónico y al flujo de información entre Cuba y Estados Unidos.
5) Publicar guías de implementación que permitan a compañías estadounidenses proveer los servicios de tecnología en la nube, servicios de comercio electrónico y banca digital en Cuba.
En el caso de las propuestas del tanque pensante WOLA se enfocan en lo siguiente:
1) Aliviar las restricciones bancarias para permitir las transacciones bancarias entre Cuba y Estados Unidos; permitir a empresarios cubanos abrir cuentas en Estados Unidos y restablecer las transacciones “U-turn”.
2) Autorizar licencias generales que permitan a las empresas e individuos estadounidenses invertir en el sector privado cubano.
3) Restablecer los visados de no inmigrante de entrada múltiple de cinco años.
4) Apoyar el acceso efectivo a Internet en Cuba, incluida la facilitación de la exportación de equipos e infraestructura de telecomunicaciones.
Por su parte, el profesor estadounidense William LeoGrande en un artículo titulado: “Cómo Estados Unidos puede apoyar al emergente sector privado en Cuba”, realiza las siguientes propuestas:
1) Restablecer la visa de no inmigrante de entradas múltiples para los empresarios cubanos, lo que permitiría que los empresarios puedan viajar a Estados Unidos para obtener suministros y equipamiento que requieren para sus negocios.
2) Facilitar transacciones financieras internacionales tipo “U-turn” y permitir que los empresarios cubanos abran cuentas bancarias en Estados Unidos, lo que contribuiría a la compra-venta de bienes y servicios de manera funcional tanto en territorio estadounidense como en otros países.
3) Facilitar al sector privado cubano el acceso al comercio electrónico, incluyendo pagos digitales a partir del levantamiento de la prohibición que existe sobre el uso en Cuba de aplicaciones comerciales en Internet.
4) Incrementar el apoyo directo a los empresarios privados cubanos a través de licencias generales que permitan el microfinanciamiento, los préstamos y las inversiones.
Si bien las propuestas fueron presentadas por sectores diferentes con motivaciones que no son necesariamente las mismas, existe un alto nivel de coincidencia con los próximos pasos que entienden deben adoptarse por el gobierno de Biden hacia el sector privado en Cuba. Los obstáculos financieros, comerciales y de tipo tecnológico que prevalecen en la actualidad, no permiten que se configure un escenario propicio para que Estados Unidos avance en su objetivo de “incrementar el apoyo a los empresarios independientes cubanos”.
No parece que sea sostenible para el gobierno de Biden seguir manteniendo este sistema actual de prohibiciones sin ni siquiera realizar determinados ajustes. El reto fundamental será en el contenido y alcance de los pasos que se adoptarán. En cualquier escenario, la parte estadounidense tratará de buscar un enfoque que no pueda ser presentado como que el gobierno cubano está siendo beneficiado. Esa posiblemente sea la línea roja que no cruzarán.
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