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Todas las opciones sobre la mesa: terrorismo y ciberguerra contra Venezuela

11 mar. 2019
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Los recientes ataques contra el sistema eléctrico de Venezuela constituyen actos terroristas y una de las expresiones más agresivas de la ciberguerra, los que «coincidentemente» se realizaron horas después de la amenaza pública lanzada el 7 de marzo por el senador Marco Rubio cuando afirmó: «en las próximas semanas, Venezuela va a entrar en un período de sufrimiento».

Resulta evidente que este tipo de agresión contra el pueblo venezolano fue planificada, organizada y financiada por el gobierno estadounidense y podría ser el inicio de una etapa de mayor hostilidad atendiendo a que han fracasado en su «cronograma de ejecución» del pretendido cambio de régimen.

El propósito fundamental de estas acciones es crear un clima de terror, miedo e inseguridad en la población venezolana, lo que combinado con la permanente guerra económica y mediática pretenden promover el desaliento, la desesperación y quebrantar la firmeza que ha demostrado el pueblo de Venezuela.

Constituye una acción premeditada dirigida a incidir directamente en los individuos e intentarlos poner en una situación al límite de su capacidad de resistencia. Es un plan que juega a manipular las percepciones y comportamientos ante una situación compleja con la finalidad de socavar la legitimidad del gobierno bolivariano, lo que constituye su principal fortaleza.

El ataque cibernético contra el sistema eléctrico que afectó 18 estados y el 70% de la nación constituye una operación de ciberguerra que dañó severamente un componente esencial de la infraestructura crítica del país. Este tipo de modalidad se denomina «ciberguerra sin restricciones» calificado en el nivel 3 y considerado como el más dañino al estar orientado a «romper el tejido social de una nación».

El empleo de estas armas cibernéticas tiene alta capacidad destructiva y provocan con efectividad un impacto físico de envergadura. Usualmente estas agresiones son difíciles atribuirlas a un atacante, aunque en este caso está clara la intención deliberada del gobierno estadounidense.

Estas acciones de emplear el terror contra la población civil es una muestra que la tríada Bolton-Pompeo-Rubio se encuentra en una situación de desespero, frustración y ansiedad. Se sienten presionados por la necesidad de lograr resultados y en estas circunstancias se tornan más peligrosos. Por lo tanto, estos hechos indican que los halcones ya han comenzado a emplear «las opciones que están sobre la mesa» y no solo se enfocarán en las presiones políticas y económicas sino que están dispuestos, en lo inmediato, a transitar hacia cursos de acción más confrontacionales.

Estos elementos sugieren que los próximos pasos contra Venezuela incorporarán mayor beligerancia y agresividad. Las recientes amenazas de Bolton a las instituciones bancarias y financieras que tengan vínculos con el gobierno bolivariano, así como los esfuerzos acelerados por asfixiar económicamente a Caracas forman parte de esta escalada. Estas reacciones indican que el gobierno estadounidense siente que está atrapado en esta situación, no tiene control sobre la evolución de los acontecimientos y no cuentan con un plan de salida. Partiendo de estas premisas, es evidente que están «empantanados» y solo les queda forzar una «solución».

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