Contrapunteo

Radiografía de una era de incertidumbres

20 ene. 2021
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Parece que el 2020 se puede describir solo con palabras de desaliento, pues la nueva pandemia que asola el mundo ha eliminado meses de nuestro calendario y millones de vidas de seres humanos.

Sin embargo, no todo fue gris en estos 12 meses que recién concluyeron. La COVID-19 también trajo consigo enseñanzas y muchas historias de valor y altruismo.

Las redes se han inundado con videos de familias despidiéndose de sus seres queridos a través de la pantalla de un celular. Niños pequeños adaptándose a la «nueva realidad» de usar un nasobuco a donde quiera que van. Fiestas conmemorativas marcadas por la lejanía que impone esta enfermedad cruel y altamente contagiosa.

Una abuela española pide alegría a sus nietos como una máxima de sus enseñanzas, mientras una enfermera toma la mano de la octogenaria señora momentos antes de su partida.

La valentía del consagrado profesor estadounidense Alejandro Navarro quien, aun en su lecho de muerte, siguió calificando los exámenes de sus estudiantes en un último acto de entrega hacia una profesión tan importante como lo es el magisterio.

En una serie de ensayos llamados La distancia, del escritor Thomas Lake, publicadas en CNN, se cuenta la historia de familias de Estados Unidos durante la pandemia, como es el caso de Patty O’Donnell.

«O’Donnell no ha salido de su apartamento en el sótano en cinco días. El jueves pasado se le hizo una prueba de coronavirus y aún no sabe el resultado. Miles de estadounidenses están en la misma situación, o peor, sin ninguna prueba. Ha estado tosiendo, con un dolor de cabeza inusual y algunas dificultades para respirar. Todo lo que puede hacer es pensar y esperar».

En Guayaquil, Ecuador, los cuidadnos tratan todavía de sobreponerse de los exorbitantes números de fallecidos, siendo uno de los territorios más golpeados por la pandemia, con más casos confirmados y muertes per cápita por la Covid-19.

También, Nueva York busca desesperadamente una solución para el nuevo coronavirus, mientras operarios protegidos por trajes especiales entierran a fallecidos por la nueva pandemia en la isla de Hart, por el colapso de las morgues de la ciudad.

Asimismo,  de acuerdo con AP, sin documentos ni seguro médico, hacinados en viviendas multifamiliares, forzados a trabajar durante la cuarentena para llegar a fin de mes, los inmigrantes hispanos son las mayores víctimas mortales del coronavirus en la Gran Manzana.

Sin duda esta nueva pandemia ha traído a colación no solo lo frágil que puede ser la vida humana, sino también lo desventajoso que resulta el sistema de salud para las personas más desposeídas.

Este ha sido el caso de América Latina, donde a estas historias de pérdidas y alientos se unen otras, nada esperanzadoras, marcadas por la pobreza y la incapacidad de muchos gobiernos ante los reclamos populares.

En este marco se suscribe la futura vacunación, la cual según los precios actuales del mercado sería nada accesible para las comunidades más pobres.

Así lo ha alertado en más de una ocasión el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, quien pide la colaboración de organismos multilaterales como el ALBA-TCP, con el objetivo de que la salud no sea una mercancía para pocos.  

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