Proposiciones

Lo seguí en la caravana

5 abr. 2017
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Cuando supe la noticia me dije: «Yo tengo que estar en Cuba». Fue un pensamiento instantáneo. No sabía de dónde iba a sacar el dinero para el pasaje desde Argentina, pero sentía que debía estar con mi pueblo.

Quería esperar a Fidel en Holguín, mi ciudad natal. ¿Por qué? Sobre todo, por mi viejo, que era muy fidelista. Mi papá me aseguró en plena crisis económica de los años noventa, cuando muchas personas abandonaron el país de forma ilegal: «Aquí hay dos personas que no se van a ir de Cuba nunca». Yo pensaba que iba a mencionar a gente de mi familia. Me dijo: «Fidel y yo». Le repliqué: «Viejo, confía en tu hijo, yo tampoco me iré». Y él me repetía: «Fidel y yo». Mi papá murió el año pasado, siendo un profundo seguidor del Comandante.

Él fue el líder de este pueblo, la figura con la que crecí y en la cual creo y creeré hasta siempre. Es la más grande de las personas que he conocido en mi vida. Son los mismos sentimientos que uno comparte con los padres: admiración, cariño, respeto. Es una relación en la que, obviamente, se establece un diálogo entre generaciones diferentes. Precisamente por todo eso me dije: «Por Fidel, yo tengo que estar en Cuba, esperarlo en Holguín, seguir la caravana, hacerle estas fotos, las últimas fotos, por mí y por mi papá».

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